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Lemus-Alfaro y el momento de los acuerdos

La semana anterior, cuando aseguré en esta columna que el partido Movimiento Ciudadano y Enrique Alfaro necesitan a Pablo Lemus para garantizar la victoria en los comicios del 2024, recibí variados mensajes por la vía del whatsapp y algunas llamadas telefónicas; unas opiniones en contra y otras coincidentes.

Y es que hoy por hoy los dos personajes clave en la vida pública de Jalisco son Jesús Pablo Lemus Navarro y Enrique Alfaro Ramírez.

Sin mayor pretensión que poner en la mesa el debate sobre quién es quién entre estos actores, tenemos que hacer el intento por salvaguardar la objetividad. Partamos de una realidad incuestionable: el alcalde de Guadalajara es la figura con mejores condiciones para convertirse en el próximo mandatario estatal, mientras que el gobernador aún encabeza toda una expresión de poder.  

En el epicentro del análisis, debemos considerar que Pablo es, en sí mismo, una potente marca de frente a la sociedad, en tanto que Enrique se mantiene como el líder de una poderosa estructura político-electoral. En un escenario ideal, ambos simbolizan la combinación perfecta. Uno cuenta con la imagen y el otro con la fuerza.

Es sabido en el denominado círculo rojo que en la cancha naranja estos jugadores no se pasan la bola. En términos futboleros se afirma que al interior del vestidor existen diferencias y conflictos. Dicho de otra forma, se rompió el equipo.

A ver, que nadie se asuste ni se alarme. Presenciamos algo muy natural en el impredecible e implacable mundo de la grilla. Sea cual sea la situación actual entre ellos, de seguro la concordia y la comunicación regresarán.

Tengamos en cuenta que es demasiado prematuro para rompimientos y fracturas. De hecho, es justo el tiempo lo que abrirá las posibilidades de la conciliación. Me dicen que Dante Alfonso Delgado Rannauro y Juan Enrique Ibarra Pedroza intermedian en el “conflicto” entre Lemus Navarro y Alfaro Ramírez, cosa que vaticina un desenlace positivo.

Ahora bien, pongamos el foco de atención en un par de cuestiones fundamentales. ¿Tiene Pablo Lemus el derecho de trazar su propia ruta hacia la gubernatura? ¡Por supuesto! ¿Es válido que Enrique Alfaro reclame consideración a su investidura? ¡Claro que sí!

Hay una premisa fundamental en el arte de la negociación: nadie gana todo ni nadie pierde todo. De tal manera que si la política es el arte de alcanzar acuerdos en los desencuentros, el punto central es que Lemus y Alfaro están llamados a encarar sus destinos con pactos justos, sólidos y pertinentes, porque lo que está de por medio es la viabilidad de un proyecto que se mantiene a flote a pesar de las tempestades.

Es por eso que en la deliberación resulta preciso observar un asunto importante. Pablo Lemus busca la postulación al gobierno del Estado y Enrique Alfaro pretende ser candidato a la presidencia de la República. Pero seamos honestos, el primero lo será con el MC o sin éste. En cambio, el segundo pod ser diputado federal o senador, únicamente siguiendo el camino anaranjado.

Una variable que le daría sentido a la ecuación naranja es la discusión derivada de los aspirantes a Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, ya que dichos municipios serán espacios que entrarán en la discusión. Al respecto, yo creo que Lemus y Juan José Frangie Saade cederán sus posiciones para que la corriente alfarista conserve zonas de desarrollo.

Es así que nombres como Salvador Zamora, Clemente Castañeda y Gerardo Quirino Velázquez cobrarán especial relevancia en los meses que vienen.    

Podemos decir pues, que Pablo Lemus significa el presente y futuro de Movimiento Ciudadano y que Enrique Alfaro representa el pasado y presente de MC.

Si se impone la Realpolitik, entonces cada quien asumirá el papel histórico que le corresponde.

@oscarabrego111

• Óscar Ábrego

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Empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista político.

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