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Chávez, gestión gris

Los priístas tonaltecas Sergio Chávez Dávalos y Jorge Arana Arana, guardan una historia similar en su trayectoria política, pero con alcances muy diferentes.

Ambos fueron diputados federales y ganaron la presidencia municipal de Tonalá en medio de una severa crisis del PRI. En 1997, el PAN ganó las principales alcaldías de la zona metropolitana y sólo Arana rescató el triunfo en la llamada cuna alfarera.

Tradicionalmente es la capital de Jalisco, Guadalajara, la que se convierte en trampolín para aspirar a ser candidato a la gubernatura y en otro tiempo y circunstancia, un presidente de Tonalá jamás soñaría con ser considerado abanderado.

Pero en época de vacas flacas, Arana fue candidato de unidad en el 2000 y contendió contra el panista Francisco Ramírez Acuña con quien perdió.

En 2015, el PRI una vez más sufre una aparatosa derrota esta vez a manos de Movimiento Ciudadano que gana Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco. Sergio Chávez es el único priísta que triunfa en Tonalá.

Sin embargo, a diferencia de Jorge Arana, el alcalde tonalteca no ha podido consolidar un liderazgo para ser tomado en serio como posible aspirante del PRI a la gubernatura y en cambio ha encabezado una administración gris y sin rumbo.

Siempre con el argumento de haber heredado una deuda cercana a los mil millones de la administración de Jorge Arana, Chávez ha desilusionado antes que a nadie a los habitantes del municipio con la atención a los servicios municipales y la escasa obra pública.

Las pocas inversiones en proyectos para Tonalá, son recursos estatales y federales que el presidente presumió como obras propias lo que fue refutado por la oposición.

Los frentes políticos que ha abierto también son importantes. Tan pronto llegó a la alcaldía emprendió una revancha contra Jorge Arana y realizó una purga contra personas cercanas al ex alcalde incluida su numerosa familia enquistada en la nómina.

No obstante, no presentó una denuncia directa contra Arana pese a que uno de los rubros más escandalosos es la deuda con Pensiones del Estado que rebasa los cien millones de pesos, recursos que no fueron cubiertos al organismo pero sí descontados a los empleados en la gestión de su antecesor.

En la composición del ayuntamiento, Sergio Chávez ha perdido el apoyo hasta de sus compañeros de partido. Hasta ahora, los ediles cercanos a él son Melina Gallegos, Celia Gauna y el síndico Nicolás Maestro, pero éste último ya tiene fricciones con el alcalde.

También están regidores afines al diputado Oswaldo Bañales, como Samir de la Torre, Laura Figueroa y Oswaldo Martínez. Otros diputados del PRI como Claudia Rangel, de la Luz del Mundo; Olivia Venegas, esposa del ex alcalde Palemón García Real; Roberto Blake, posición del gobernador y Enrique Palacios, que se mueve como independiente.

Para completar la revuelta, se suman tres regidores de Movimiento Ciuadadano y los ex panistas Jorge Vizcarra y Guillermo Mendoza, para considerarse sin partido.

Las quejas contra el alcalde Sergio Chávez es la lejanía con la población, la falta de cumplimiento de acuerdos con quienes lo apoyaron en campaña, el rezago en servicios y la recaudación que se ha desplomado.

En los primeros meses de 2017 cuando se obtiene la mayor parte de los ingresos del impuesto predial, el cobro apenas alcanza el 30 por ciento y el presidente ha confiado que en septiembre no habría recursos hasta para el pago de nómina.

Y en medio de este panorama adverso, en los pasillos del palacio municipal ya se menciona que Chávez, no sólo puede abandonar su sueño de emular a Jorge Arana y ser candidato a la gubernatura, sino que difícilmente conseguiría reelegirse.

• Paralelo Veinte

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