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U de G: la introspección y el sanedrín

Se cumplía el primer año del rectorado de Carlos Briseño (1959-2009), cuando por motivos que no vienen a cuenta en esta ocasión, acordé mi renuncia como director de Radio Universidad de Guadalajara.

En el puesto de director de la Red Radio Universidad estaba David “El negro” Guerrero (qepd), así que debía informarle sobre tal decisión, pues se trataba de mi jerárquico superior.

Era un soleado miércoles por la tarde. Yo me retiraba el viernes siguiente.

Entré a su oficina y en síntesis el diálogo fue el siguiente:

-¿Pero cómo es que te vas?, dejas un lugar de prestigio, con libertad de acción y además un muy buen sueldo- argumentó David.

Sabes qué, lo que ocurre es que llegué a una conclusión en este año. Ustedes ven al mundo con los ojos de la universidad, y a mí me gusta ver a la universidad con los ojos del mundo- respondí.

El episodio me es útil para exponer lo que considero que puede suceder ahora que la UdeG se quedó sin su líder.

Para ello, estimo conveniente tomar distancia de posturas empalagosas con respecto al futuro de la Benemérita y hacer un esfuerzo por aproximarnos a la objetividad en el marco de las evidencias.

Si imaginamos a la universidad como una persona, entonces se encuentra ante la oportunidad de experimentar un proceso de introspección; es decir, mirarse a sí misma para buscar en su propio interior respuestas en medio de su nueva circunstancia.

Dicho de otro modo, tiene que verse con nuevos ojos, incluso, como si lo hiciera desde afuera.        

Por supuesto que lo anterior impone la formulación de preguntas básicas y honestas.

Por ejemplo, ¿de qué manera resolverá la ausencia de quien los guío durante más de treinta años? ¿Quiénes manejarán las empresas parauniversitarias y qué lugar ocuparán en la lista de prioridades? ¿Cómo solventará los conflictos con los gobiernos estatal y federal, derivados de los temas presupuestales y las diferencias políticas? ¿La Federación de Estudiantes Universitarios seguirá siendo, en esencia, un instrumento de ataque y movilización para presionar al mandatario en turno? ¿El llamado sanedrín continuará ejerciendo un poder comparable con el del Consejo General Universitario?

Sobre esto último, vale la pena prestar especial atención.    

Es sabido que el denominado Grupo Universidad, cuyos objetivos en realidad orbitan en torno a intereses de carácter político, partidista y económicos, está constituido por quienes fueron cercanísimos a Padilla López. Pero alrededor hay un amplio círculo multidisciplinario de operación que gestionaba asuntos de relevancia para el ex rector.

Cabe apuntar que en el ámbito udegeísta era un honor cabildear para Raúl Padilla.  

Hay que admitirlo, este pequeñísimo grupo logró mantener un ambiente más o menos aceptable en la comunidad universitaria y gracias a la incondicionalidad e influencia de sus rectores, directivos y académicos, se constituyó como el principal contrapeso del poder en Jalisco. Sin embargo, hoy se quedó sin su jefe y atraviesa por la incertidumbre y el desconcierto.

En esta coyuntura, trasciende que existen dos corrientes encontradas. La de los que quieren sostenerse en pie de guerra y la de los que desean un diálogo que fomente una época de paz y respeto institucional con Enrique Alfaro y López Obrador. Hasta donde se sabe, el rector Ricardo Villanueva es de éstos.

Consciente de que su rol será determinante para definir el papel que interpretarán los autoproclamados leones negros en los escenarios local y nacional, Villanueva Lomelí tiene de frente uno de los desafíos de mayor trascendencia en la historia de la universidad.

Aún le queda tiempo para hacer valer su autoridad formal e impulsar la democratización de las decisiones fundamentales.

Ya no tiene que pelear batallas ajenas; entre sus luchas estarán fortalecer el prestigio de la segunda universidad del país, volverla más transparente en el uso de los recursos públicos que recibe y contener la ambición de personajes que utilizan las finanzas universitarias para satisfacer sus apetitos egocéntricos y apagar el fuego de sus bajas pasiones.

Si Raúl Padilla tiene garantizado un sitio de privilegio en la memoria colectiva, Ricardo Villanueva también puede aspirar a ser “un antes y un después” en la vida de la Benemérita Universidad de Guadalajara.

@DeFrentealPoder

• Óscar Ábrego

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Empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista político.

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