Por Aldo Romero
«Antes de la enfermedad, la vida me aburría», confesó el científico Stephen Hawking durante su prolongada estancia en las islas Canarias
. Y atribuyó sus cinco décadas de supervivencia a que «el cerebro está programado para sobrevivir».
El astrofísico más famoso de la actualidad compartió cuatro días con la revista ‘Viva’, del Grupo Clarín. El corresponsal de la publicación afirma que ese tiempo le permitió conocer al detalle la «conmovedora intimidad» de Hawking.
Desde que le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA) durante su carrera estudiantil en Oxford, lleva cincuenta años luchando contra el tiempo y también por el progreso de la ciencia. En aquel entonces le dieron apenas dos años de vida. «No morí —dice—. Y eso me hizo más feliz; antes de la enfermedad, la vida me aburría».
La prórroga que le regaló la vida dura ya medio siglo. Hawking cumplió 72 años en enero.
En 1985 sobrevivió a otro momento crítico. Durante una visita a las instalaciones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra contrajo una infección respiratoria que derivó en una neumonía. Los médicos tuvieron que practicarle una traqueotomía, intervención que lo dejó sin voz.
A pesar de las secuelas que le dejaron ambas circunstancias, «estar a su lado es una sesión de ‘coaching'», según asegura ‘Viva’. Merece una película muda verlo desenvolverse desde la máxima dificultad y sonreír a intervalos, agrega la revista. «El ‘Universo Hawking‘ es una estupenda metáfora, pero existe».
En 1985 sobrevivió a otro momento crítico. Durante una visita a las instalaciones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra contrajo una infección respiratoria que derivó en una neumonía. Los médicos tuvieron que practicarle una traqueotomía, intervención que lo dejó sin voz.
A pesar de las secuelas que le dejaron ambas circunstancias, «estar a su lado es una sesión de ‘coaching'», según asegura ‘Viva’. Merece una película muda verlo desenvolverse desde la máxima dificultad y sonreír a intervalos, agrega la revista. «El ‘Universo Hawking‘ es una estupenda metáfora, pero existe».
Durante sus conversaciones en Tenerife Hawking especuló mucho sobre una hipotética invasión extraterrestre. En su opinión, harían con nosotros lo que los europeos hicieron con los amerindios después de 1492.
«Solo somos una especie avanzada de monos en un planeta menor que pertenece a una estrella mediocre», sostuvo ante el periodista. Lo que destaca al ser humano es su capacidad de comprender y soñar, agregó inmediatamente.
«Sus ojos son lo más genuino de Hawking, aquello de su cuerpo que se mantiene en pie», escribió el periodista. Pero el propio astrofísico insistió también en la autenticidad de la voz robótica que lo acompaña durante más de dos décadas. «Esta es mi voz», afirmó.
En este largo viaje a Tenerife ha estado extrañamente mejor de salud de lo habitual, dijo a ‘Viva’ el físico teórico y escritor argentino José Edelstein, quien acompaña a su célebre colega en su estancia en las Canarias.