Herencia de la anterior administración estatal, los trabajadores afiliados al Instituto de Pensiones del Estado pueden presumir que sus fondos fueron invertidos en desarrollos turísticos de lujo, pero a los que difícilmente podrán acceder.
Se trata del hotel Four Seasons de la Ciudad de México, cuya publicidad poética describe lo siguiente:
“Construido en torno a un frondoso patio interior con árboles de frutas tropicales y canarios que trinan, nuestro Hotel estilo hacienda parece poner pausa al ajetreo de la bulliciosa capital de México, pero únicamente por el tiempo que usted lo desee. Al dar un paso fuera de nuestro Hotel se hallará en el majestuoso bulevar del Paseo de la Reforma, a una corta distancia a pie del Bosque de Chapultepec y de las colonias de moda, Condesa y Polanco. Y si quiere saber qué impulsa a la Ciudad de México, venga a tomar con nosotros uno de los novedosos cócteles de Mica Rousseau en Fifty Mils –uno de los bares de moda de la ciudad– y se lo contaremos todo”.
Y también el desarrollo La Mandarina, en la Riviera Nayarit, que describe sus encantos de esta manera:
“En un entorno espectacular a menos de una hora al norte de Puerto Vallarta, Mandarina cuenta con One & Only Mandarina, Rosewood Mandarina y el Mandarina Polo & Club de clase mundial, ubicado en medio de la selva a lo largo de un tramo de una milla de playa virgen junto a la montaña de la Sierra del Vallejo distancia”.
Son dos de los proyectos turísticos incluidos en el portafolios de Actur (Activos Turísticos de México, SAPI de CV), que junto con Xala (antes Chalacatepec), integran la sociedad a la que fueron a parar los casi 89 millones de dólares de los fondos de los burócratas de Jalisco.
El sueño de construir un Nuevo Cancún en la Costalegre de Jalisco por el entonces gobernador Emilio González Márquez, fue corregido y aumentado en apenas seis meses del gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval.
Aunque apenas tenían medio año en el cargo, la junta de gobierno del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco convocó a una sesión extraordinaria el 12 de septiembre de 2013, para resolver sobre la cesión del 24.5 por ciento de las acciones del Fideicomiso F/380 de Chalacatepec.
En la sociedad, figuraría el Fondo Nacional de Insfraestructura (FNI) de Banobras, que se quedaba con el 20 por ciento tras una inyección de 80 millones de dólares. El restante 56 por ciento lo tendría Rasa Land Investors Holding BV, que fiel a su estilo, en esta transformación sin aportar capital alguno pasó de 51.5 a 56 por ciento para mantenerse como socio mayoritario.
De acuerdo con el acta de dicha sesión extraordinaria (en poder de este columnista), con el proyecto de integración con Actur, el Ipejal cedía sus acciones por un monto de 90 millones 979 mil dólares, con lo que obtenía una ganancia de 2 millones 029 mil dólares respecto a la inversión inicial de 88 millones 950 mil dólares.
Sin embargo, la “ganancia” después es explicada ya que se trata solamente de recibir el 24 por ciento de las acciones del portafolio de Actur supuestamente valuado en 378 millones de dólares.
Entre los argumentos para descalificar Chalacatepec (ahora Xala) como la única inversión, el documento refiere “un periodo relativamente largo de recuperación de la inversión (estimado entre 15 y 20 años); un bajo nivel de generación de flujos de efectivo y una baja posibilidad de un evento de liquidez que permita al Ipejal la recuperación monetaria de su inversión”, razonamientos que nunca se expusieron cuando hablaban de las bondades del “Nuevo Cancún”.
En contraste, se destacó que invertir en Actur significaba una vida finita y no un horizonte lejano, por lo que se contaría con 4 años para realizar las inversiones y otros 4 años para el proceso de desinversión o venta de las mismas.
Si esto es correcto, han pasado cinco años y medio de la operación, con lo que en teoría en dos años y medio los fondos de los trabajadores del estado invertidos en esta aventura, tendrían que estar de regreso con todas sus utilidades.
Ahora que el director de Pensiones, Iván Argüelles, está presentando denuncias por quebrantos de los fondos del organismo, convendría que revisara con lupa esta inversión.
A menos que desechar Chalacatepec no esté en los planes de la refundación de Jalisco.
Te puede interesar:
Black Hawk, ese capricho panamericano
Por Carlos Martínez Macías Trece años después de haberse adquirido, el helicóptero Black Hawk del …