Un hecho que parecía exclusivo de la ciencia ficción se ha convertido en realidad: un laboratorio en Estados Unidos logró revivir a un lobo de una especie extinta hace más de 100 años utilizando técnicas de ingeniería genética a partir de su ADN. El ejemplar, conocido como “lobo de las llanuras”, fue traído de vuelta gracias a una combinación de edición genética, clonación y el uso de células madre. La criatura vive en un entorno controlado y ha mostrado signos de comportamiento y fisiología similares a los de sus ancestros.
Este avance reabre el debate sobre si es posible replicar algo similar con especies mucho más antiguas, como los dinosaurios. Desde que la película Jurassic Park se estrenó en 1993, la idea de traer a la vida a estas criaturas ha fascinado tanto a científicos como al público. Sin embargo, a diferencia del caso de los lobos, los dinosaurios desaparecieron hace 66 millones de años, y su material genético no se ha conservado en condiciones óptimas. Hasta ahora, no se ha encontrado ADN completo de dinosaurio que pueda ser utilizado para recrearlos.

No obstante, la ciencia avanza rápidamente. Investigadores en Estados Unidos, China y Japón han logrado reconstruir segmentos de ADN de especies extintas más recientes, como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania. En el caso del mamut, se ha logrado insertar su ADN en células de elefante asiático, su pariente más cercano, con la intención de crear híbridos que algún día caminen por la Tierra nuevamente. El proyecto de des-extinción del mamut, liderado por la empresa Colossal Biosciences, ha recibido más de 75 millones de dólares en inversión.
El caso del lobo de las llanuras marca un hito porque es uno de los primeros animales extintos en ser completamente reconstituido sin usar un embrión de una especie viva similar. El éxito fue posible gracias a la secuenciación completa de su genoma recuperado de restos congelados y el uso de óvulos artificiales creados en laboratorio. El animal fue gestado por una perra doméstica adaptada para el proceso.
A pesar de los avances, los expertos advierten que la des-extinción no es sencilla ni exenta de dilemas éticos y ecológicos. Revivir especies extintas podría alterar ecosistemas actuales, implicar sufrimiento animal en los experimentos o incluso dar paso a un uso irresponsable de la biotecnología. Además, la posibilidad de traer de vuelta un dinosaurio es, por ahora, científicamente imposible, ya que el ADN se degrada con el tiempo y no existe una base genética viable de esos reptiles prehistóricos.
Sin embargo, la pregunta que planteaba Jurassic Park ya no suena tan descabellada: si pudieras, ¿deberías hacerlo? Con el lobo extinto caminando nuevamente entre los humanos, la ciencia ha demostrado que la des-extinción es posible, al menos con especies recientes. Lo que sigue es decidir hasta dónde se debe llegar y cuáles son las consecuencias de jugar con la línea del tiempo de la evolución.