Más de 900 kilómetros tuvieron que recorrer los wixaritari hasta Palacio Nacional (dos veces la distancia del viaje que realizan a sus sitios sagrados hasta Wirikuta en San Luis Potosí), para entrevistarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador en busca de recuperar sus tierras.
Se trata de un añejo conflicto en el que se ven envueltos ganaderos nayaritas que mantienen invadidas más de 10 mil 500 hectáreas.
Aunque tienen una resolución que data de 1953 donde fueron reconocidos sus derechos sobre unas 40 mil hectáreas, los pueblos originarios de San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan, han ganado 13 sentencias para ser restituidos de las superficies en posesión de productores de Huajimic, Nayarit, pero ninguna autoridad se ha atrevido a ejecutar las resoluciones judiciales.
En la historia de las confrontaciones, figuran reses envenenadas, intentos de linchamiento, ataques directos y hasta privación ilegal de la libertad, amén de numerosas amenazas hacia las comunidades wixáricas.
Más allá del conflicto agrario, el fondo tiene que ver con el ancestral abandono con el que ha sobrevivido la zona norte de Jalisco conformada por diez municipios: Colotlán, Totatiche, Bolaños, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero, Chimaltitán, Santa María de los Ángeles, Huejúcar, Huejuquilla el Alto y Mezquitic.
Los gobiernos estatales y federales, han decidido “patear el bote” y eludir en su momento el profundo conflicto de límites que hay entre Jalisco y Nayarit, reduciendo las disputas a una “tierra de nadie” donde se impone la ley del más fuerte.
Aunque los mapas oficiales de Jalisco señalan 125 municipios y de los cuales la zona norte abarca diez, en realidad esta región se encuentra literalmente separada del resto del estado desde hace más de un siglo.
Por ejemplo, el 20 de abril de 1900 los gobiernos de Zacatecas y Nayarit se reunieron para establecer los límites entre ambas entidades con lo que quedaba probado que Jalisco está separado de la zona norte. El documento está en el Archivo General de la Nación y señala que la población de Apozolco, municipio de La Yesca colinda con Teúl, Zacatecas.
Los mandatarios Marcelino García Barragán por Jalisco y Candelario Miramontes por el vecino estado, se reunieron el 16 de febrero de 1945 y ante la imposibilidad de llegar a un arreglo las comisiones acordaron estudiar una propuesta para localizar una franja que por el estado de Nayarit implicara para Jalisco una vía, corredor de comunicación o continuidad territorial para unir a Colotlán, ex-octavo cantón, con el resto del estado.
Nueve años después, el 30 de diciembre de 1954 los gobernadores de Nayarit, José Limón Guzmán y el de Jalisco, Agustín Yáñez, firmaron un acta donde ratifican el convenio firmado en 1945. Pese al acuerdo pactado, las comisiones se desintegraron sin definir la franja de tierra que uniera a Jalisco con la zona norte.
En los episodios de “encontronazos”, figura la decisión del Congreso de Nayarit del 18 de abril de 2018 que reformó la Ley de División Territorial y de un plumazo se anexó 12 comunidades indígenas de Mezquitc para el municipio de El Nayar. Esto motivó que 45 días después, la legislatura de Jalisco emitiera un decreto para fijar los límites de Mezquitic y recuperar las 12 poblaciones arrebatadas.
Y en 2006, cuando los wixaritari recuperaron cuatro mil hectáreas invadidas en Mesa del Tirador por ganaderos nayaritas, éstos recibieron una superficie similar en Villa Guerrero, con lo que pasaron a ser jaliscienses…
Ahora que el presidente intervendrá directamente en el conflicto agrario de la comunidad wixárica, ¿será necesario que los habitantes de la olvidada zona norte emprendan una caravana similar al centro del país para ser escuchados? ¿seguirá ignorada la soberanía mancillada del estado al no existir una continuidad geográfica de Jalisco en la zona norte?