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La trata de mujeres es una de las más crueles y silenciosas formas de violencia en México. Cada año, miles de mujeres y niñas son víctimas de redes criminales que las explotan con fines sexuales o laborales. Según cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), México ocupa el segundo lugar en América Latina en cuanto a este delito, con más de 21,000 víctimas identificadas entre 2015 y 2023. Sin embargo, se estima que la cifra real podría ser mucho mayor debido al subregistro y la falta de denuncias.
El modus operandi de estas redes varía, pero el engaño es una constante. Muchas mujeres son reclutadas bajo la promesa de trabajos bien remunerados como modelos, meseras o asistentes en eventos turísticos. Una vez aceptada la oferta, son trasladadas a lugares como Puerto Vallarta, Cancún, Los Cabos o Guadalajara, donde son privadas de su libertad, despojadas de sus documentos y obligadas a trabajar en condiciones inhumanas. Algunas son incluso llevadas al extranjero, especialmente a Estados Unidos y Europa, bajo amenazas de daño a sus familias.
Puerto Vallarta, por ejemplo, ha sido señalado como uno de los destinos donde la trata de mujeres ocurre con mayor frecuencia. En 2022, las autoridades locales rescataron a 15 mujeres provenientes de varios estados del país, quienes habían sido captadas mediante falsas ofertas de empleo publicadas en redes sociales. Una de las víctimas relató cómo había llegado al lugar con la esperanza de trabajar como recepcionista, pero terminó encerrada en un club nocturno donde era obligada a ofrecer servicios sexuales.
El turismo, aunque vital para la economía mexicana, también se ha convertido en un factor que facilita este delito. Los sitios turísticos suelen ser usados como pantallas para encubrir actividades ilícitas. En Cancún, por ejemplo, se han reportado casos donde redes de trata operan bajo la fachada de agencias de modelos o bares. En 2023, la Fiscalía General de Quintana Roo desmanteló una red que explotaba a mujeres de origen mexicano y centroamericano en hoteles de lujo.
A nivel legal, México cuenta con un marco normativo para combatir la trata. La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, promulgada en 2012, establece penas de hasta 30 años de prisión para los responsables. Sin embargo, la implementación de la ley ha sido limitada. Según el informe de la organización Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, entre 2020 y 2022 solo se emitieron 193 sentencias por este delito, a pesar de la alta incidencia.
Uno de los casos más impactantes ocurrió en Tlaxcala, estado conocido como un foco rojo de trata. En 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) desmanteló una red que operaba desde Tenancingo, un municipio identificado como «capital de la trata». Las víctimas, en su mayoría menores de edad, eran llevadas a ciudades como Ciudad de México y Puebla. Los traficantes usaban métodos de seducción conocidos como «grooming» para captar a las jóvenes, ganarse su confianza y posteriormente explotarlas.
Las historias de sobrevivientes son desgarradoras. Andrea, una joven de 22 años rescatada en Guadalajara en 2023, narró cómo fue captada por un hombre que se hizo pasar por su pareja. Durante tres años fue obligada a prostituirse en distintos estados. «Tenía miedo de escapar porque me decía que iba a matar a mi familia», relató. Su caso, como el de muchas otras, pone en evidencia la necesidad de reforzar las políticas de protección y asistencia para las víctimas.
Organizaciones internacionales como la ONU han presionado al gobierno mexicano para redoblar esfuerzos en la lucha contra la trata. En 2024, se anunció un plan nacional que incluye la capacitación de policías y fiscales, la creación de refugios para víctimas y una mayor supervisión de los sitios turísticos. Sin embargo, expertos advierten que mientras no se ataque la corrupción y la impunidad, los resultados seguirán siendo insuficientes.
El impacto de este delito es devastador no solo para las víctimas, sino también para sus familias y comunidades. Muchas mujeres desaparecen sin dejar rastro, dejando a sus seres queridos en una búsqueda interminable. De acuerdo con la Red Nacional de Refugios, se han registrado más de 27,000 desapariciones de mujeres en los últimos cinco años, muchas de ellas relacionadas con la trata.
La lucha contra este flagelo requiere un esfuerzo conjunto entre autoridades, sociedad civil y comunidad internacional. Es urgente no solo endurecer las leyes, sino también generar conciencia sobre los peligros que enfrentan las mujeres en situaciones de vulnerabilidad. La trata de mujeres es un crimen que destruye vidas y viola derechos humanos, y México tiene una deuda pendiente para erradicarlo.
