Por Lucy Pérez Camarena
Después de lo ocurrido en Ciudad Juárez ante el terrible incidente en el cual perdieron la vida varios migrantes, me parece inconcebible que el gobierno federal se haya deshumanizado a tal grado que hoy en nuestro país esté ganando la cultura de la muerte.
No encuentro palabras para nombrar la indolencia, falta de empatía y sensibilidad que otros seres humanos tuvieron al no importarles lo que ocurría al interior de un centro de detención en el cual 39 seres humanos, ¡personas! como pudieran haber sido nuestros hijos, hermanos, esposos, padres; perdieron la vida.
¿Qué puede pasar por la mente de una persona que en lugar de prestar ayuda o solicitarla a quien sí la pudiera brindar, prefirió huir y dejar al desamparo a esos hombres para quienes su único pecado era buscar un mejor futuro para sus familias?
¿En dónde estuvo la autoridad para prestar ayuda y parar esa escena que se convirtió en una infernal realidad y nos recuerda los peores momentos por los que ha atravesado la humanidad en los campos de exterminio nazi?
¿Dónde estuvo este gobierno cuando nuestros hermanos migrantes necesitaban que parará el fuego, sí, este gobierno que una y otra vez ha recriminado lo ocurrido en la guardería ABC, Ayotzinapa y señalaba a los gobiernos anteriores como homicidas?
Palabras como: Indolencia, impunidad, incompetencia, corrupción, complicidad, son insuficientes para señalar lo ocurrido. Pienso en las madres de esos hijos que huyeron de sus países por falta de oportunidades, viene a mi la imagen de esas esposas que confiaron que por fin sus esposos encontrarían un trabajo digno para sacar adelante s su familia, desde luego me duelen los niños que se han quedado sin papás.
La ocurrida no es solo una tragedia para quienes perdieron la vida, lo es para quienes no hemos sido capaces de mirarlos como personas, como hermanosa quienes huyendo de sus países han llegan a México, pero sobre todo para un gobierno que ha preferido poner en los espacios de responsabilidad a personas que no saben como desempeñar su función y que han implementado estrategias inhumanas.
Me duele el dolor de las mujeres que se han quedado solas a enfrentar esa triste realidad ante los hijos de esos hombres que no regresarán a sus países como lo prometieron, con mejores ingresos para dar una vida digna a sus familias, sino en un ataúd con esos sueños muertos.
Lo que ha ocurrido no solo nos ha dejado mal parados como mexicanos ante la mirada internacional, nos deja una profunda herida como sociedad que se suma a muchas de las situaciones que ponen de manifiesto que nuestro país no solo está a merced de personas incapaces, sino que carecen de toda ética y moral, pues quienes deberían estar ocupados para encontrar la manera de enfrentar con respuestas claras y contundentes situaciones como el arribo de miles de migrantes a nuestro país, están más preocupados por sus aspiraciones personales.
Este triste episodio no debe quedar impune y debemos exigir que paguen los culpables, todos los involucrados y en todos los niveles de mando, este crimen ha manchado a nuestro país y nos ha enlutado a la sociedad, ojalá que como ciudadana/os nos quitemos de una vez la venda de los ojos y seamos conscientede hasta donde llegan las consecuencias del régimen actual.