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#SOS, el despertar de los cubanos

Irrumpiendo en forma firme y masiva en las calles, miles de cubanos han salido a decir un sólido “Basta” a las autoridades de la isla, a quienes han gritado un contundente “No tenemos miedo”, para exigir se respeten sus derechos que han sido pisoteados por más de 60 años en un país en donde el tiempo se detuvo.

El detonante ha sido, según se menciona, la falta de alimentos, y medicinas, derivado en buena medida a causa de la pandemia por coronavirus, pero también el hartazgo de carecer de todo principalmente de libertad.

Entre las principales causas, BBC News Mundo, identificó tres básicas luego de dialogar con gente de la isla que se sumó a las protestas.

1. La crisis del coronavirus
Las protestas de este domingo en la isla parecen ser el resultado de un hartazgo acumulado de la población que se ha acrecentado en los últimos meses en medio de una de las mayores crisis económicas y de salud que ha vivido Cuba desde el llamado «periodo especial» (la crisis a inicios de los 90 tras el desplome de la Unión Soviética).

El detonante de la actual situación parece ser, de hecho, una mezcla de la gravedad de la situación con el coronavirus y las medidas económicas tomadas por el gobierno que han hecho cada vez más difícil la vida en Cuba.

La isla, que mantuvo la pandemia bajo control en los primeros meses de 2020, vio en las últimas semanas un rebrote que la ha llevado a colocarse entre los lugares con más casos registrados por cantidad de población en América Latina.

Solo el sábado, se reportaron oficialmente 6.750 casos y 31 muertes, aunque numerosos grupos opositores denuncian que las cifras no cuentan de la situación real y que muchos fallecimientos por covid-19 son atribuidos a otras causas.

Durante la última semana, el país ha roto sus récords diarios de contagios y muertes, lo que ha llevado, según denuncias, al colapso de numerosos centros de salud.
BBC Mundo conversó hace unos días con varios cubanos que aseguran que sus familiares murieron en sus casas sin recibir cuidados médicos o en los hospitales por carencias de medicamentos.

Es el caso de Lisveilis Echenique, que contó que su hermano, de 35 años, murió en su casa por no haber lugar para él en los hospitales o de Lenier Miguel Pérez, que asegura que su esposa embarazada murió por lo que considera «negligencias médicas».

Casos como los anteriores comenzaron a multiplicarse en las redes sociales en los últimos días y, durante el fin de semana, se llenaron de mensajes bajo las etiquetas #SOSCuba y #SOSMatanzas para pedir ayuda internacional y una «intervención humanitaria» ante la crítica situación con el coronavirus en la isla.

Miles de cubanos se sumaron a la iniciativa, a la vez que se volvieron virales varios videos de hospitales colapsados.

En su mensaje del domingo, el presidente cubano consideró que la situación actual era la misma que habían vivido otros países y que a Cuba había llegado tarde porque habían logrado mantener controlado el virus antes.

Destacó, además, que Cuba había producido sus propias vacunas contra el coronavirus (aunque la administración de las dosis todavía es limitada en la mayoría de las provincias).

2. La situación económica
Con el turismo prácticamente paralizado —uno de los motores de la economía cubana— , el coronavirus ha tenido un profundo impacto en la vida económica y social de la isla, a lo que se ha unido la emergencia de una creciente inflación, apagones y la escasez de comida, medicamentos y productos básicos.

A inicios de año, el gobierno propuso un nuevo paquete de reformas económicas que, a la vez que aumentaron los salarios, dispararon los precios.
Economistas como Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, estiman que podrían subir entre el 500% y el 900% en los próximos meses.

Ante la falta de liquidez de divisas, el gobierno promovió desde el pasado año la creación de las llamadas tiendas en monedas libremente convertibles, en las que se comenzaron a vender algunos alimentos y productos de primera necesidad que se pagan en divisas en las que no reciben sus salarios la mayoría de los ciudadanos.

La pandemia ha sido también sinónimo de grandes colas para comprar bienes como aceite, jabón o pollo, al tiempo que los cortes de electricidad se han vuelto cada vez más frecuentes.

En La Habana, la capital del país, los manifestantes tomaron algunas de las principales avenidas a la vez que se enfrentaban o eran reprimidos por la policía.

Los medicamentos básicos han comenzado a escasear tanto en las farmacias como en los hospitales y en muchas provincias han comenzado a vender pan hecho a base de calabaza ante la carencia de harina de trigo.

Cubanos entrevistados en la última semana por BBC Mundo aseguran que en algunos centros médicos no hay ni aspirinas para bajar la fiebre, mientras la isla ha vivido también brotes de sarna y otras enfermedades infecciosas.

El mes pasado, el gobierno decidió dejar de aceptar «temporalmente» dólares en efectivo, la principal divisa que reciben en remesas los cubanos, una medida que es vista por economistas como la más restrictiva impuesta sobre la moneda estadounidense desde que estuvo penalizada durante el gobierno de Fidel Castro.

El gobierno de Cuba atribuye la actual situación económica al embargo de Estados Unidos.
En su comparecencia del domingo, Díaz-Canel aseguró que este era «el principal problema que atenta contra la salud y el desarrollo de nuestro pueblo».

3. El acceso a internet
Antes de este domingo, la mayor protesta que había tenido lugar en Cuba después del inicio de la revolución de Fidel Castro tuvo lugar en agosto de 1994 frente al Malecón de La Habana.

La presencia de Fidel Castro y la represión de un «grupo de respuesta rápida» integrado por policías, agentes y brigadas de un contingente de constructores la deshizo.
Pero en aquel entonces, muchos cubanos en otras provincias ni siquiera supieron qué había pasado en la capital.

Casi 30 años después, el escenario es muy diferente: ya Cuba no cuenta con un liderazgo carismático o «histórico» como el de Castro y hay algo que no existía en ese momento: las redes sociales.

Pese a que durante el gobierno de Castro el acceso a internet en la isla estuvo restringido, su hermano Raúl dio pasos de apertura que conllevaron a una mayor conectividad.
Desde entonces, los cubanos han utilizado las redes sociales para denunciar su incomodidad con el gobierno al punto que en muchas ocasiones las autoridades responden en sus medios oficiales sobre lo que están comentado los ciudadanos en las redes.

A día de hoy gran parte de la población, principalmente los jóvenes, tienen acceso a Facebook, Twitter e Instagram, que constituyen también sus principales canales de información ante el discurso oficial de los medios estatales.

El acceso a internet también ha llevado a la aparición de numerosos medios independientes que reportan sobre temas que no solían aparecer generalmente en los medios oficiales.

Las redes se han vuelto también el canal para que artistas, periodistas e intelectuales reclamen sus derechos, convoquen manifestaciones o hagan populares temas musicales de protesta, como Patria y Vida, una canción cuyo título que se volvió uno de los lemas de las protestas del domingo.

En noviembre pasado tuvo lugar una manifestación que se organizó a través de las redes sociales luego de que la policía irrumpiera en la vivienda de unos jóvenes artistas que realizaban una huelga de hambre.

De hecho, las redes sociales fueron también la vía en la que se esparció el domingo la noticia de la protesta en San Antonio y la forma en la que se organizó la protesta inicial.
El gobierno de Cuba asegura que las redes sociales son utilizadas por los «enemigos de la revolución» para crear «estrategias de desestabilización» que siguen manuales de la CIA.
Y aunque para muchos las protestas eran de alguna manera previsibles, lo que pueda pasar ahora es incierto.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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