La administración de 30 empresas, entre ella una aerolínea, dos trenes de pasajeros y de carga, el control de puertos, aeropuertos, aduanas y recursos anuales por más de 300 mil millones de pesos, será una parte de lo que heredarán los nuevos titulares de las Fuerzas Armadas del país.
A partir del 1 de octubre, cuando el general Ricardo Trevilla Trejo y el almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles tomen el control de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, también heredarán las más de 276 tareas que realizan, muchas de ellas asignadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que a decir de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, parte de las más importantes, como el seguir con la construcción de sus proyectos estratégicos, seguirá en sus manos.
Pero el general Trevilla Trejo y el almirante Morales Ángeles también serán herederos de la violencia que azota al país y que deja a este gobierno con más de 190,000 homicidios dolosos, convirtiéndolo en el más violento de la historia.
Así, a diferencia de otras secretarías donde la futura presidenta Claudia Sheinbaum repitió cargos de actuales, no optó por ratificar a Luis Cresencio Sandoval ni a José Rafael Ojeda Durán, quienes acompañaron al presidente Andrés Manuel López Obrador durante sus casi seis años de Gobierno.
Sheinbaum eligió a Trevilla Trejo, exjefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional y a Morales Ángeles, director del Corredor Interoceánico para liderar a más de 260,000 soldados y marinos y acompañarla como la primera presidenta de México y comandanta de las Fuerzas Armadas.
Fueron su honestidad, experiencia y afinidad con el proyecto político, según sus palabras, los motivos por los que los eligió entre las decenas de generales de división y almirantes.
Para expertos en seguridad pública, los nombramientos realizados por Sheinbaum son un mensaje de que habrá continuidad en la relación con las Fuerzas Armadas pues tanto el general y el almirante ya tenían cargos importantes en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, ahora tendrán un ascenso.
Víctor Manuel Sánchez Valdés, especialista en seguridad pública e investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, explica que al elegir a sus secretarios de la Defensa y Marina, el presidente entrante tiene una gama no tan amplia, pero Sheinbaum optó por perfiles que ya tenían responsabilidades importantes.
“Se trata de dos militares de carrera, que conocen la dinámica de toma de decisiones. Son personas que no van a llegar a aprender a al cargo, lo cual es positivo. Con estos nombramientos envía un mensaje de de continuidad”, explica.
Misión: combatir la inseguridad
En el gobierno de Sheinbaum, las Fuerzas Armadas tendrán un rol protagónico no solo por las más de 200 tareas de civiles que tienen asignadas y por las obras que aún están en proceso, sino porque en sus manos estará uno de los problemas más graves del país la seguridad pública.
En los próximos días, en el Congreso de la Unión, se discutirá la iniciativa de reforma que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual propone que la Guardia Nacional, principal corporación policíaca del país, sea trasladada a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Alejandro Martínez, especialista en seguridad nacional de la Universidad La Salle, explica que de aprobarse, la iniciativa de reforma, la seguridad pública quedará en manos de militares, tarea que conllevará más recursos y poder.
“La Sedena tendría tres Fuerzas Armadas: el caso del Ejército mexicano, la Fuerza Aérea Mexicana y ahora la Guardia Nacional….Los detractores, considerarán que se le está dando mucho poder a esta secretaría, no solo en cuanto a efectivos, sino también por temas de presupuesto”, sostiene.
De acuerdo con el reporte “Números del Erario” de la organización México Evalúa, en 2024, las Fuerzas Armadas se encargaron de administrar el 20% del presupuesto.
“El hito en el sexenio será la militarización de la inversión pública: en 2018 los entes militares (Sedena y Semar) ejecutaron sólo el 3% de este gasto, pero en 2024 concentran el 20% de los recursos, si consideramos a la Guardia Nacional como un ente militar”, dice el análisis.
Si la reforma constitucional es aprobada, el próximo año, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que encabezará Omar García Harfuch cederá sus 110,000 elementos y sus 70,767 millones 434,577 de presupuesto, lo que empoderaría aún más a las Fuerzas Armadas.
“El traspaso de la Guardia Nacional fortalecerá a la Sedena, o sea Sedena tendrá un pie en las Fuerzas Armadas y otro pie en la seguridad. Es un gran error que se militarice por completo todas las tareas de seguridad”, agrega Víctor Sánchez Valdés.
La presidenta electa ha rechazado que el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena implique una militarización de la seguridad pública, pues asegura, que la política de seguridad la dictará la SSP y la titular del Ejecutivo Federal.
“No es militarización. Militarización sería si quien dictara toda la política de seguridad pues fuera una institución solamente del Ejército y no es así. La política de seguridad la define el gobierno de la República con la presidenta de la República. El secretario o secretaria de Seguridad Ciudadana su labor es coordinar esa política de seguridad pública y colaborar con la Guardia Nacional, con la Defensa, con la Marina y con la Fiscalía General de la República”, destacó en junio pasado .
Sin embargo, para los expertos, el traslado de la Guardia Nacional a la Sedena deja como “cascaron” a la Secretaría de Seguridad Pública, la cual resurgió en el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador luego de un sexenio en que sus funciones fueron absorbidas por la Secretaría de Gobernación.
“La Secretaría de Seguridad Pública a nivel federal ya no tendría razón de ser si toda el área operativa se encuentra en la Sedena con la Guardia Nacional. Para efectos de planeación y de política criminal no se requería un presupuesto para una secretaría de Estado, bastaría con oficina adjunta a la Presidencia de la República, una asesora en materia de seguridad pública, pero no una secretaría”, agrega Alejandro Martínez de La Salle.
¿El camino a la militarización?
En el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, las Fuerzas Armadas no solo gozaron de la confianza de su comandante supremo, sino que recibieron múltiples tareas y recursos.
De acuerdo con el Inventario Nacional de lo Militarizado, elaborado por el Programa de Política de Drogas (PPD), Intersecta y México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), entre diciembre de 2006 y septiembre de 2023, las Fuerzas Armadas recibieron facultades o presupuestos de origen civil en al menos 291 ocasiones tanto a nivel federal como estatal.
“La transferencia de funciones que no son de tareas de seguridad pública van en aumento. En la administración de Felipe Calderón (2006-2012), el 43% de los convenios federales transfirieron alguna función civil que no era de seguridad pública; el porcentaje subió 69% con Enrique Peña Nieto (2012-2018) y, subió a 83% con López Obrador”, alerta el reporte.
Si bien la militarización no inició con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sí se acentuó. Desde el inicio de su sexenio el morenista fue delegando más y más tareas en militares y marinos, entre ellas: la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, 2,700 sucursales del Banco del Bienestar, el Aeropuerto de Tulum, remodelación de 32 hospitales que fueron abandonados por sexenios anteriores, combate al huachicol, apoyo en la atención a la emergencia de Covid-19, vigilancia de la frontera norte y sur para el control migratorio, entre otras.
El Gobierno de Sheinbaum se perfila a mantener a las Fuerzas Armadas como un aliado, al menos por un tiempo. Durante su participación en la Convención Bancaria de Acapulco, Guerrero, Sheinbaum afirmó: “Por lo pronto, hay que mantenerlo de esa manera (bajo una directriz militar), valorarlo como está funcionando y en todo caso cambiar la situación”.
Sin embargo, expertos, aseguran que lo ideal es que no delegue tareas y presupuesto en los militares y marinos como sucedió en el gobierno que está por concluir.
“Lo más sano para su gobierno que tuviera ella diferentes apoyos, no solo quedarse con Fuerzas Armadas, como en algún momento lo hizo en la administración del presidente López Obrador”, dice Alejandro Martínez.
Por lo pronto se mantendrán a cargo de proyectos como el Tren Interoceánico, el Tren Maya, la administración de empresas como Mexicana, operación de aeropuertos como el Felipe Ángeles y administración como el de la Ciudad de México.
La sombra de Ayotzinapa
En el sexenio que está por concluir, las Fuerzas Armadas también fueron objeto de críticas y señalamientos, en particular por el caso Ayotzinapa. Padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la escuela rural Isidro Burgos han asegurado que los militares han obstaculizado el avance de la investigación.
“En cuestiones de derechos humanos, la Sedena fue señalada por el caso Ayotzinapa, el cual no se ha resuelto. La subsecretaría de Derechos Humanos, encabezada en su momento por Alejandro Encinas, tomó una iniciativa muy drástica para acusar a militares de haber sido partícipes en estas acciones violatorias a los derechos humanos y luego se desistió. Se giraron órdenes de aprehensión, pero después se liberaron a militares”, recuerda Alejandro Martínez.
*con información de Expansión
@salvadorcosio1