WASHINGTON (Xinhua) — La economía de Estados Unidos se contrajo a una tasa anual de 1,4 por ciento en el primer trimestre mientras que los efectos de la oleada de Ómicron comienzan a manifestarse, informó el Departamento de Comercio estadounidense.
Los datos más recientes constituyen la primera contracción de la economía estadounidense desde que la pandemia de COVID-19 impactó al país a principios de 2020.
«En el primer trimestre, un incremento en los casos de COVID-19 relacionados con la variante Ómicron dio como resultado continuas restricciones e interrupciones en las operaciones de los establecimientos en algunas partes del país», dijo la Oficina de Análisis Económico (BEA, siglas en inglés) del departamento en una estimación «anticipada».
La BEA señaló que los pagos de asistencia gubernamental en forma de préstamos condonables a las empresas, las subvenciones a los gobiernos estatales y locales y los beneficios sociales a los hogares «disminuyeron al expirar o reducirse las disposiciones de varios programas federales».
La disminución del producto interno bruto (PIB) real reflejó descensos en la inversión en inventarios privados, las exportaciones, el gasto del Gobierno federal y el gasto de los gobiernos estatales y locales, mientras que las importaciones, que se restan en el cálculo del PIB, se elevaron, muestra el informe.
Los gastos de consumo personal, la inversión fija no residencial y la inversión fija residencial registraron un alza, añade.
La economía estadounidense se contrajo en el primer trimestre mientras que la inflación se mantuvo en niveles no vistos en cuatro décadas.
El índice de precios al consumo de marzo aumentó 8,5 por ciento respecto al año anterior, el mayor incremento en 12 meses desde el período que finalizó en diciembre de 1981, de acuerdo con datos del Departamento de Trabajo. Eso en comparación con el aumento interanual de 7,9 por ciento de febrero.
Desde la reunión de política monetaria de marzo, una oleada de comentarios de funcionarios de la Reserva Federal (Fed) estadounidense indicaron que la urgencia de subir las tasas de interés es cada vez mayor y que el banco central está preparado para tomar medidas más agresivas en el futuro.
Diane Swonk, economista en jefe de la importante empresa de contabilidad Grant Thornton, señaló en un análisis reciente que mientras la Reserva Federal avanza con subidas de tasas más agresivas para combatir la creciente inflación, «lo que fue la recuperación más fuerte y rápida registrada puede ser pronto una de las más cortas.»
Incluso el presidente de la Fed, Jerome Powell, quien argumentó que los aterrizajes suaves, o al menos blandos, han sido relativamente comunes en la historia monetaria de Estados Unidos, señaló que nadie espera que provocar un aterrizaje suave sea simple o fácil en el contexto actual.
«Va a ser muy desafiante», dijo Powell.
El ex secretario del Tesoro estadounidense, Lawrence Summers, señaló también que en las últimas décadas, cuando la inflación superó el 4 por ciento y el desempleo fue inferior al 4 por ciento, la economía estadounidense normalmente cayó en recesión en dos años, lo que significa que la tarea de la Fed sería muy difícil.
«Es probable que se produzca una recesión de crecimiento; el desempleo aumentará», dijo Swonk, y añadió que «los que esperan una recesión para contratar trabajadores pueden encontrarse sin los empleos que esperaban cubrir».