La polémica sección denominada “Quién es quién en las mentiras” que se presenta los miércoles durante la conferencia Mañanera del presidente para defender el quehacer gubernamental y básicamente atacar a los periodistas y medios de comunicación que le resultan incómodos al actual régimen, está alcanzando altos niveles de rechazo y reprobación por lo que no resulta extraño que ya se escuchen versiones que anticipan su próxima desaparición, y más aún después de que en días pasados el relator especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), Pedro Vaca, se pronunciara por la eliminación de este bodrio que únicamente ha generado una mayor confrontación, y denostación de parte del actual régimen hacia con el gremio periodístico.
En entrevista exclusiva con Proceso, el relator instó al gobierno mexicano a reconocer la “crisis” de violencia que atraviesa el periodismo en México –marcado por cuatro asesinatos y dos atentados en un solo mes– y le urgió a suspender el polémico espacio que es conducido por Ana Elizabeth Vilchis, quien se ha ganado a pulso múltiples críticas debido al tonito mandón con que intenta, -con bastante dificultad-, leer sus propios apuntes.
“Hoy, ante la escalada de violencia me corresponde pedir la suspensión de este espacio, porque enrarece los mensajes firmes que se deben escuchar de respaldo a la labor periodística y de rechazo a la violencia contra periodistas (…) envía mensajes confusos sobre la intención gubernamental de garantizar la libertad de prensa”, sostiene Vaca, quien califica el “Quién es quién de las mentiras” como un “espacio totalmente extraño a los estándares democráticos de libertad de expresión” y lo equipara a un momento “de entretenimiento presidencial”, comentó el relator, quien lleva más de cinco meses esperando una respuesta del gobierno de México a su invitación para que los representantes del gobierno expliquen a los expertos de su oficina en Washington cuál es la meta y la metodología del espacio. “Para mí es lamentable, sobre todo porque ha pasado mucho tiempo, han pasado meses: yo la canalicé por las vías formales, he insistido en varias oportunidades, y no hemos recibido respuesta”.
En la amplia entrevista telefónica, el experto colombiano deplora que, en lugar de condenar tajantemente las agresiones contra la prensa en el mes más trágico para la profesión en tiempos recientes, López Obrador declaró que “son muy pocos los periodistas que están cumpliendo con el noble oficio de informar, el cual “puede ser entendido por la sociedad como una forma de disminuir la relevancia del problema”, lamenta.
“Las altas autoridades del Estado no solo tienen que tener mucho cuidado con lo que dicen, sino el momento en que lo dicen”, comenta Vaca, y agrega: “hay suficiente literatura y estándares internacionales que plantean de manera inequívoca, clara y precisa, que cuando hay entornos de violencia contra la prensa, es muy importante que las autoridades en general, pero particularmente quiénes tienen altos niveles de responsabilidad dentro de los Estados, rechacen contundentemente las violencias contra la prensa. Con tres periodistas asesinados al viernes de la semana pasada, yo no escuché este mensaje”, añade.
“Yo me pregunto qué pueden estar pensando las y los familiares de las víctimas mortales sobre lo que están diciendo las autoridades. Me pregunto qué pueden estar pensando los colegas de estos periodistas, cuál es el mensaje que se envía, y creo que es absolutamente desafortunado que en momentos en los cuales las más altas esferas del Estado deben reconocer la legitimidad y el trabajo de la prensa y repudiar las violencias, esto no ocurra”, dice.
Sugiere que, en lugar de llevar a cabo el “Quién es quién de las mentiras” un vocero de gobierno dé a conocer la situación jurídica del asesinato de Luis Roberto Cruz Martínez, un periodista tamaulipeco que cumple 22 años de asesinado. “Qué bueno sería que en una mañanera como la de mañana se pudieran decir a la prensa qué se está haciendo para superar la impunidad. No en los asesinatos de días recientes, que entendemos ameritan una investigación, sino los que llevan 22 años; y a lo mejor acercarse a las familias, a sus colegas”.
Vaca señala que, actualmente México vive “una crisis de violencia dentro de una tragedia sostenida” en materia de violencia la prensa desde hace más de una década, pero que el mes de enero representa “un pico, un momento muy agudo y delicado de esta crisis”, por lo cual “es muy importante que el Estado envíe señales muy claras de acuerdo con el derecho a la libertad de prensa”.
“Hago una invitación a las vocerías del gobierno mexicano a reflexionar sobre la ligereza de algunos de sus planteamientos. Estamos hablando de una labor trascendental para la vida democrática, como es el periodismo, en el país más letal para la profesión en el hemisferio occidental. Creo que estamos hablando de un asunto muy serio, y por esto la invitación a que se reconozca la crisis actual y se actúe en consecuencia”, urge el relator.
Observa que los tres periodistas asesinados en las primeras semanas de enero exhiben la profundidad del problema: el periodista veracruzano José Luis Gamboa fue asesinado sin acudir nunca a un mecanismo de protección; el fotoperiodista Margarito Martínez Esquivel se acercó a un mecanismo en Baja California sin recibir respuesta; y Lourdes Mendoza tuvo acceso al mecanismo –le otorgaron un botón de pánico a pesar de haber sufrido un primer atentado–, e incluso expuso su temor de ser asesinada al propio López Obrador, durante una conferencia matutina.
Jesús Ramírez Cuevas, el vocero de López Obrador, publicó dos mensajes en su cuenta de Twitter relativos al homicidio del periodista michoacano Roberto Toledo. En el primero, Ramírez condenó el asesinato y aseveró, en nombre del gobierno mexicano, que “no permitiremos la impunidad”. En un segundo mensaje, subido horas después, aseveró que el hombre “se desempeñaba como auxiliar de un despacho de abogados, no como periodista”, un discurso que muchos equipararon a los que se empleaban en gobiernos anteriores para minimizar la violencia contra periodistas.
Preguntado al respecto, Vaca comenta que “no fue suficientemente enfático el rechazo de la autoridad federal a esas violencias; con el caso de ayer sí, pero de forma temporal y, me atrevería a decir, errática: errática porque hay un rechazo relativamente pronto y fuerte por parte de un alto funcionario del gobierno, que después entra en contradicción con otro mensaje de la misma persona”.
“Esto me lleva a mí, a uno de los componentes más importantes de esta crisis: la ligereza del decir oficial, de la voz oficial en atención a esta crisis”, agrega, y minutos después insiste: “Creo que son vocerías que están siendo ligeras en el momento de hablar del tema, que parecieran que tienen ciertas alergias al momento de decir que la prensa es importante en la vida democrática”.
Vaca recuerda que, en junio de 2018, Edison Lanza y David Kaye, entonces relatores para la libertad de expresión de la CIDH y de la ONU, respectivamente, publicaron un informe sobre el estado –deplorable– del periodismo, el cual incluía 44 recomendaciones.
El experto indica que la administración de López Obrador está diseñando un nuevo mecanismo de prevención y protección a defensores y derechos humanos y periodistas, ante el fracaso del modelo actual, y sostiene que, en este contexto, están quedando afuera 5 de las 44 recomendaciones que los expertos determinaron en 2018. “Creo que es importante que sean tomadas en cuenta hoy”, dice.
En su entrevista con Proceso, hace especial énfasis en las que recomiendan al Estado “seguir reconociendo, en las más altas esferas del Estado, la legitimidad y el valor del trabajo de los periodistas y repudiar en todo momento los delitos perpetrados contra ellos”, y a “restablecer la confianza pública entre los periodistas y los medios de comunicación” con las autoridades, dos temas debilitados por el “Quién es quién de las mentiras” y las declaraciones desafortunadas de López Obrador contra los periodistas.
“Estamos hablando de la base de la conversación: se pueden tener comentarios; se pueden tener diferencias, es natural; se pueden hacer críticas, claro que sí. Pero están matando a periodistas y es muy importante que la autoridad rechace las violencias y reconozca la legitimidad del trabajo de las y los periodistas”, insiste.
Aparte, si bien reconoce que la ética periodística o la auditoría sobre la rigurosidad de la profesión “son temas muy importantes”, insiste en que “están fuera, en términos de estándares internacionales, de la órbita del Estado y de los gobiernos”.
Y refrenda sus críticas al espacio de Ana Elizabeth García Vilchis, que cada semana acarrea un sinnúmero de señalamientos en México, incluso en los rangos de Morena, donde las frecuentes pifias de la mujer también suscitan molestias.
“En reiteradas ocasiones se ha equivocado; nada más irónico que un espacio que pretende combatir la desinformación pueda estar confundiendo. Y eso ha ocurrido: el espacio se ha equivocado”, dice Vaca, quien abunda: “es francamente muy extraño, para una sociedad democrática, que haya espacios de auditoría gubernamental a la prensa, una auditoría que es errática, porque muchas veces les ha tocado corregir; que es ligera, que en algunos casos es caprichosa, que todos los miércoles es unilateral, y que es además selectiva”.
Regresando un panorama más general, Vaca reconoce que “ocasionalmente he escuchado un repudio a la violencia contra la prensa y un reconocimiento a su legitimidad, pero parece ser discrecional y selectivo: no es una legitimidad de la labor, o una legitimidad del derecho, parece que se reconoce una legitimidad selectiva, como para los ‘pocos periodistas’ a los que (López Obrador) se refirió la semana pasada”.
¿Hay una confusión respecto al papel de la prensa, al señalar una prensa buena y una prensa mala?, se le pregunta.
“No corresponde a la autoridad definir la nobleza, lo acertada o calificar a la prensa en general (…) La autoridad no tiene la facultad de hacer auditoría de los contenidos periodísticos; además, los estándares internacionales le exigen ser tolerantes a la crítica”, reviró el entrevistado.
Y así como el titular de la CIDH expresó su repudio a esta sección creada a la medida de las necesidades del área de comunicación del gobierno y del propio presidente, se han dejado escuchar otras voces más allá de nuestras fronteras.
Es el caso de el diario británico Financial Times, que en julio de 2021, señaló es “rico en ironía” que López Obrador tenga esa sección y haya dicho más de 56,000 afirmaciones falsas, de acuerdo con un estudio.
“Se necesita descaro para ignorar los hechos y luego sermonear a los medios sobre decir la verdad”, se lee en el editorial publicado la primera semana del mes en comento , en el cual la periodista Jude Webber asegura que el presidente decidió dedicar el segmento para “nombrar y avergonzar a columnistas y medios de comunicación por publicar noticias que considera falsas”.
Recalcó que “es rico en ironía” que el presidente emplee este tipo de ejercicios cuando estudios recientes han señalado que en lo que va de su sexenio ha dicho más de 56,000 afirmaciones falsas, lo que implicaría un promedio de 88 mentiras por conferencia de prensa matutina.
“El intento de López Obrador de monopolizar la verdad preocupa incluso a algunos de sus seguidores”, aseguró el diario británico antes de cerrar con la cita de un adepto del presidente que dijo: AMLO “necesita escuchar y aceptar las críticas”.
Cuando presentó la sección en la mañanera, el presidente de México señaló que “nadie debe de sentirse ofendido, por encima del interés personal, por legítimo que sea, siempre debe estar el interés general , colectivo… No se va a calumniar a nadie, imagínense tocar a los que se consideraban intocables, nada más ellos podían cuestionar y hasta destruir la dignidad moral y hasta el prestigio de la personas, porque era el cuarto poder”, pero periodistas mexicanos e internacionales no piensan lo mismo y acusan de estigmatización al ejecutivo mexicano.
Cabe señalar que ya antes del Quién es quién en las mentiras, el 24 de abril de 2021, La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se pronunció en contra del hostigamiento contra periodistas de América Latina por parte de los gobiernos, principalmente en México, Argentina, Brasil y El Salvador.
Al presentar las Conclusiones de su reunión de Medio Año, la Sociedad Interamericana de Prensa concluyó que “los mandatarios Nayib Bukele, de El Salvador; Jair Bolsonaro, de Brasil; Andrés Manuel López Obrador, de México, y Alberto Fernández, de Argentina, son quienes más hostigan al periodismo”.
“Desde el poder político continúa el avance por desacreditar y estigmatizar el ejercicio del periodismo, generándose un clima hostil que puede degenerar en acciones violentas concretas contra medios y periodistas”, advirtió la SIP, y en ese contexto, habría que reconsiderar la permanencia del espacio conducido por Ana García Vilchis, siendo que suman cuatro periodistas asesinados en México en el primer mes de este incipiente 2022.
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