Conforme transcurre la administración de Gobierno a cargo de Andrés Manuel López Obrador, nos acercamos más a lo que será sin duda el sexenio más sangriento de los que se tenga registro en la historia reciente de nuestro país.
Mientras la periodista responsable de la seguridad en nuestro país, Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se presenta cotidianamente en la Conferencia Mañanera del presidente para hablar de disminución en delitos, todos los días miles de mexicanos son víctimas de diversos flagelos cobijados bajo la premisa presidencial de “abrazos no balazos” en contra de los delincuentes, para quienes además el presidente pide se les respeten sus derechos humanos “porque son humanos”. Cuando alguien da cuenta en medios de comunicación o en redes sociales (porque nadie se atreve a confrontar al presidente de la República en forma directa) respecto de los altos índices de violencia, homicidios, desapariciones, feminicidios, etcétera, que se registran todos los días en nuestro país, el presidente López Obrador se molesta y se jacta de que él se levanta muy temprano todos los días para reunirse con su gabinete de Seguridad. Pero de qué nos sirve a las familias mexicanas que el presidente Andrés Manuel se levante temprano y se reúna a tomar café todas las mañanas con los encargados de la Seguridad en nuestro país si los crímenes se cuentan por decenas de miles en lo que va de su sexenio? A los ciudadanos nos da lo mismo la hora que se ponga en pie el presidente, con quién se reúne o si se enfunda en el uniforme de Béisbol y pega hit o lo ponchan. Lo que exigimos es que nos garantice la seguridad y tranquilidad y la de los nuestros. Y es que, mientras desde Palacio Nacional insisten en presumir que delitos del fuero Federal entre ellos los secuestros, homicidios dolosos y el robo van a la baja, la realidad es que sus cuentas salen sobrando cuando los medios de comunicación, las redes sociales, y lo que se vive en nuestras calles nos muestran con claridad todo lo contrario. Las cifras que se exhiben en La Mañanera contrastan con lo que vemos todos los días en redes como Facebook y Twitter; gente buscando a sus familiares y amigos desaparecidos; rostros de personas de todas las edades y sin distingo de clases sociales que no están localizables; la violencia en su máxima expresión; colgados, fusilados, acribillados, mutilados, muertos en las banquetas, a mitad de las calles; balaceras, enfrentamientos. Y no, no es que se maten entre ellos, como es la narrativa recurrente de las autoridades. Están matando a civiles. De acuerdo con el reporte de TResearch.Mx al 1 de junio de 2022 los homicidios dolosos en lo que va del sexenio de AMLO, suman 122 mil 231, estimándose una proyección de 210 mil 523 para cuando termine la era amloista. Al día de hoy, después de 43 meses en el poder, López Obrador ya rebasa el total de muertos por homicidio doloso que registró el expresidente Felipe Calderón Hinojosa durante los seis años de su Gobierno (120 mil 463), y se enfila a dar alcance a la estadística con que Enrique Peña Nieto terminó su administración en 2018 (156 mil 066). Durante el primer año del Gobierno del mandatario tabasqueño, es decir, 2019, el numero de homicidios dolosos fue de 36 mil 661 con un promedio diario de 100; en su segundo año (2020), se superó la cifra al acumular 36 mil 773 y el promedio fue de 101; mientras que en 2021, los muertos por el mismo concepto ya señalado fueron 33 mil 339 promediando 91 por día; en tanto que en los primeros cinco meses de este 2022, ya suman 14 mil 877 muertos y el promedio es nuevamente alto con 98. La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que aunque se han registrado ataques de grupos criminales y hay días con «picos» en los homicidios dolosos -como el lunes cuando se registraron 118 asesinatos, la cifra más alta de este año- mantendrá su estrategia de seguridad de «abrazos, no balazos», pues aseguró que puede demostrar que «es lo mejor». Tras reconocer que se trata de un problema complejo, López Obrador aseguró que atender las causas que generan la violencia lleva tiempo, pero ya se están viendo los resultados. «Presidente, ¿se ha planteado en algún momento hacer un alto en el camino y tal vez revisar o replantear la estrategia?», se le preguntó en conferencia de prensa matutina. «No vamos a cambiar la estrategia, al contrario, quienes deben reconocer que se equivocaron y que los errores en política son como crímenes, en el mejor de los casos, son nuestros adversarios (…) cuando yo dije ‘abrazos, no balazos’, se rieron, se burlaron, lo siguen haciendo y puedo demostrar de que esto es lo mejor, que lo otro no funciona, no funciona la Ley del Talión», señaló. Insisto, de nada sirven las reuniones matutinas del presidente con los responsables de la seguridad en el país, por más que el propio López Obrador afirme que ningún otro presidente lo había hecho. Quizá no, pero su estrategia no es mejor, al final del sexenio, sus números serán peores que los de todos los que le antecedieron en la silla presidencial. Lo peor aún, es el cinismo y descaro del actual Gobierno, así como de personajes pertenecientes a la Cuarta Transformación (4T) a quienes parece no preocuparles ni siquiera un poco el estado de desastre en que tienen a nuestra nación. opinion.salcosga@hotmail.com @salvadorcosio1Te puede interesar:
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