Muy redituable le había resultado al presidente de los Estados Unidos de América, Donaldo Trump, el discurso de odio que le dio nada menos que la presidencia de su país; fue su bandera de campaña y lo ha recrudecido en la Casa Blanca desde donde lo usa sistemáticamente y con mayor énfasis ahora que ha expresado su intención de buscar la reelección en 2020. Paradójicamente, ese mismo discurso le ha colocado en una situación altamente riesgosa ante su anhelado objetivo, luego de la tragedia ocurrida el pasado fin de semana en una tienda Walmart de El Paso Texas, a donde un joven de 21 años ingresó armado y disparó con la consigna de “matar tantos mexicanos como sea posible”, con saldo hasta ahora de 22 personas muertas, entre ellas 8 mexicanos.
Una cuenta de Twitter con el nombre de Patrick Crusius, el revela mucho de los motivos que pudieron llevarlo a cometer uno de los más brutales atentados contra Mexicanos en Estados Unidos. La cuenta contiene tuits que incluyen un hashtag «BuildTheWall» (construye el muro, la frase de los seguidores del presidente de Estados Unidos), y una foto con pistolas que forman la palabra «Trump».
Ocurre que el presidente de los Estados Unidos ha sido consistente en la retórica anti inmigrante, de ahí que haya sido señalado por militantes del partido Demócrata como responsable del ataque y de la creciente violencia contra la comunidad latina de la Unión Americana. Coincidieron en haber visto un aumento de los crímenes de odio en ese país en los últimos tres años, y recriminaron al presidente sus constantes ofensas a los mexicanos a los que ha tachado de violadores y criminales, e incluso se ha dirigido a ellos como “animales”.
“El racismo y la supremacía blanca son problemas serios en EE.UU.”, escribió el propio Trump en sus redes sociales después de conocerse la tragedia en El Paso, sin admitir que es el principal promotor de ello.
Y es que, poco antes de que Patrick Crusius ingresase al Walmart a disparar contra la multitud, un documento apareció en la polémica plataforma 8chan, según refieren medios de comunicación.
El «manifiesto» comienza con una declaración de simpatía hacia el autor de los tiroteos en las mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, en los que 51 personas murieron en dos ataques consecutivos en marzo.
El sospechoso, que presuntamente siguió el mismo modelo del autor de los ataques en Nueva Zelanda de dejar un documento con sus ideas y justificaciones, asegura que el ataque fue una respuesta a lo que llama una «invasión hispana de Texas».
También, como el atacante Christchurch, alega a una idea popular entre los supremacistas blancos: que personas extranjeras estaban desplazando a la «gente blanca» de «origen europeo»
Dicha teoría racial llamada «el gran reemplazo» fue promovida por un escritor francés llamado Renaud Camus y argumenta que las élites en Europa han estado trabajando para «sustituir» a los europeos blancos con inmigrantes del Medio Oriente y el norte de África.
La diatriba de Crusius, de cuatro folios y 2.300 palabras, se titula «La verdad incómoda» y no solo ataca a mexicanos e hispanos, también alega que los «judíos no ocuparán» el lugar de los «estadounidenses blancos».
Los congresistas demócratas también se llevan parte de las críticas, pues según el atacante, tienen una estrategia para lograr una mayoría permanente para dar cabida a la creciente población hispana. También culpa a los políticos de ambos partidos por la «podredumbre en Estados Unidos de adentro hacia afuera», a la vez que se lamenta de que «la enorme población hispana en Texas» volvería al estado «un bastión demócrata».
En su discurso antiinmigración también repite otra idea común entre los supremacistas: que los inmigrantes les están quitando los empleos a los «nativos» y que liberarse de ellos puede hacer mejor la vida en Estados Unidos.
«Si podemos deshacernos de suficientes de ellos, entonces nuestra forma de vida puede ser más sustentable», indica.
En uno de los momentos más tensos del manifiesto, el atacante entra en detalles meticulosos sobre los pros y contras de las armas AK-47 y AR-15, sus municiones, el diseño de bala y la «penetración» que tendrían en los cuerpos de sus víctimas.
El sospecho intenta también quitar responsabilidad a los discursos de Trump sobre los inmigrantes y asegura que su posición es anterior al gobierno del actual presidente.
«Mis opiniones sobre automatización, inmigración y demás anteceden a Trump y su campaña para presidente», indica.
Sin embargo, al igual que el presidente, ataca a los medios de comunicación por difundir «noticias falsas». «Los medios de comunicación son famosos por las noticias falsas. Su reacción a este ataque probablemente lo confirmará», escribió.
Así pues, el discurso de odio que por tantos años ha repetido el presidente Donald Trump, le ha rebotado en la cara. Todos los dedos le apuntan como responsable de influenciar al asesino de El Paso, Texas.
Trump, apenas si hizo un llamado para condenar la ideología de supremacía blanca que ha estado detrás de muchos de estos ataques, y atribuyó la tragedia a la enfermedad mental, al odio y a los videojuegos.
También exigió «echar luz» sobre «los rincones más oscuros del internet», en referencia al documento que el presunto terrorista publicó poco antes de la matanza. Dijo que había instruido al Departamento de Justicia para que trabaje en colaboración con agencias locales y federales, y las compañías de redes sociales, «para desarrollar herramientas que puedan detener a los tiradores masivos antes de que ataquen».
Para no faltar a su costumbre criticó a los medios de comunicación y dijo que tenían una responsabilidad muy grande. Advirtió que, si no cambiaban su cobertura, el enojo crecería en EU. «Las Fake News han contribuido mucho al enojo y a la furia que ha crecido a lo largo de muchos años”, dijo en un mensaje de tuiter. «¡La cobertura noticiosa tiene que empezar a ser justa, balanceada y sin prejuicios, o estos terribles problemas se pondrán peores!».
Hay voces que sugieren Trump debería aceptar su rol en exacerbar el clima de odio e intolerancia que impera en el país y proponer soluciones concretas para evitar que las armas de fuego caigan en las manos incorrectas, pero reconocerse como promotor de ese discurso racista, xenófobo y supermacista, sería tanto como admitir su responsabilidad en la muerte de 22 personas.
Es algo que no hará el magnate estadounidense, mucho menos cuando está tragedia ya lo ha colocado en un sitio que no le es favorable, principalmente de cara a la próxima elección presidencial para la cual ha confirmado buscará la reelección. Si bien mantendrá su voto duro y el de los supremacistas, los demócratas seguramente aprovecharán la coyuntura para sacar raja política a su favor y eso lo debe tener bastante inquieto como para todavía asumirse como autor intelectual de la masacre.
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