La semana pasada, el Gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, sorprendió a los internautas de facebook y twitter al publicar una fotografía en la que aparece junto al presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, con quien se había reunido esa misma tarde en la capital del país para una reunión de trabajo con el fin de revisar algunos proyectos estratégicos para el futuro de Jalisco, según detalló en un breve texto.
En un párrafo más, abundó que acordaron iniciar un estudio para invertir cerca de 650 millones de pesos en las zonas de mayor marginación en el municipio de Puerto Vallarta, como parte de un Plan de Mejoramiento Urbano a nivel nacional. De inmediato surgieron algunas dudas.
1. ¿Por dónde comenzar a reedificar el Puerto después que padeció 18 años de abandono en administraciones panistas que lo vieron únicamente como un centro para vacacionar?
2. ¿Cuándo esperarían coincidir en este proyecto Sandoval Díaz y López Obrador si este último rendirá protesta como presidente de México el próximo 1 de diciembre y Aristóteles dejará la administración estatal el 6 de ese mismo mes?
3. ¿Quién fue realmente el que pensó en Puerto Vallarta para invertir recursos del próximo presupuesto de la Federación?
4. ¿Qué o quién los llevó a voltear a Puerto Vallarta y ver que requiere de atención?
Si bien es cierto, el gobernador saliente concretó algunos proyectos durante su sexenio, era difícil lograr una reingeniería contundente en este destino turístico por excelencia entre los visitantes norteamericanos y canadienses, cuando estuvo abandonado por 18 años. Desconocemos a ciencia cierta los detalles de esa entrevista Aristóteles-AMLO, no sabemos con seguridad de quien fue la iniciativa de voltear a Puerto Vallarta, si lo hizo Sandoval o fue el propio Andres Manuel quien propició la reunión para enterarse de las condiciones y necesidades en el Puerto.
Ahora bien, si ese fue el planteamiento, habría sido importante que no solo se limitaran a observar el tema de la marginación, habría sido ideal abundar sobre otras carencias y necesidades, algunas urgentes, que requieren los vallartenses. Por ejemplo, debieron hablar de la gran necesidad de que se construya un hospital de especialidades para atender el grave problema de salud que enfrentan, así como un hospital regional en Tomatlán que atienda también a habitantes de pueblos y localidades como Talpa, La Huerta y Villa Purificación. En el caso de Tomatlán, también debieron ahondar en el problema de la falta de integración total de sus áreas rurales con la cabecera municipal, y la urgencia de que se concluya una carretera que se quedó presupuestada y pagada prácticamente, la cual va de la cabecera municipal de Tomatlán a Llano Grande y de Llano Grande a Talpa, para conectarlos a Guadalajara en una ruta directa en menos de cuatro horas.
Aristóteles debió dejarle saber la falta que hacen por lo menos un par de Centros Educativos que den servicio en la región; un Instituto Tecnológico Regional Superior, así como la instalación de un CECyTEJ.
Asimismo de la falta de agua, de las malas condiciones en que se encuentra el aeropuerto, de la necesidad de construir un libramiento, del Puente federaciones que uniría mejor a Vallarta con Bahía de Banderas, del estancamiento en su desarrollo, de la falta de promoción de industrias locales para brindar insumos que requieren empresas dedicadas al turismo, de los conflictos en movilidad (incluyendo los ingresos sur y norte), de las deficiencias en el transporte y del alarmante problema de inseguridad.
Debió explicarle que existen varios Puertos Vallarta, el que tiene servicios, el turístico pero que reclama mayor respaldo de los gobiernos federal y estatal para seguir siendo un atractivo importante, el Puerto Vallarta que carece de casi todo y el Puerto Vallarta que carece de todo porque no tiene nada.
Finalmente debió comunicarle el sentir de la gente que considera debió haberse seguido la ruta marcada por quienes sí dieron a Vallarta un enorme impulso y que se le dejó de brindar desde 1995. Es cierto que el apoyo se reanudó en este sexenio pero con evidente menor ritmo y fuerza de la que se debería haber otorgado; faltó apretar por mejor infraestructura y desarrollo.
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