Lo peor de que la empresa Moody’s, -una de las tres grandes compañías de calificación de crédito-, haya colocado en calidad de basura los bonos de Petróleos Mexicanos (Pemex), es que ya puso un manotazo sobre la mesa y dejó ver que también estaría en riesgo la calificación crediticia de México, dado que se podría ver comprometida si el gobierno decide aumentar el apoyo que destina a Pemex.
La agencia indicó en conferencia de prensa que se espera que el Gobierno otorgue apoyos cercanos al 1 por ciento del Producto Interno Bruto, pero, de aumentar este porcentaje, se pone en riesgo al soberano.
“Actualmente estamos incorporando en nuestro escenario base para la calificación de México en Baa1 con perspectiva negativa, que Pemex estaría necesitando anualmente un punto del PIB en apoyos, y en ese sentido, si viéramos un deterioro en el perfil crediticio de Pemex al punto de que las necesidades de apoyo sean mayores a este escenario base, esto sí podría poner presión sobre la calificación soberana”, dijo Renzo Merino, VP analista sénior de riesgo soberano de la calificadora.
Resaltó que en abril reafirmaron la nota soberana de México debido a que, a pesar de la pandemia, y comparado con sus pares que tienen el mismo nivel crediticio, el deterioro de las métricas de deuda como porcentaje del PIB no fue significativo, sin embargo, de aumentar el apoyo a la petrolera, se presionará dicha métrica, así como la fortaleza fiscal del gobierno.
El martes, Moody’s rebajó la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) de Ba2 a Ba3 y mantuvo la perspectiva negativa, debido a crecientes riesgos financieros y de negocio, ya que la petrolera enfrenta pesadas deudas.
La calificadora consideró que la estrategia de expansión de la capacidad de refinación de la petrolera le generará mayores pérdidas operativas en ese negocio.
“Estas acciones de calificación se basaron en el alto riesgo de liquidez de la paraestatal y el creciente riesgo comercial, ya que la compañía enfrenta altos vencimientos de deuda mientras expande su capacidad de refinación y producción.
“Moody’s cree que dicha estrategia generará mayores pérdidas operativas de refinación en el corto y mediano plazo”, indicó en un comunicado.
La agencia proyectó que las necesidades de liquidez de Pemex y el flujo de efectivo libre negativo aumentarán en los próximos tres años debido a los altos vencimientos de deuda y el menor flujo de efectivo operativo derivado de la expansión de su negocio de refinación, que ha generado pérdidas operativas de cerca de 17 mil millones de dólares entre 2018-2020.
Moody’s reconoció que, aunque el crecimiento de la producción de petróleo y gas ha estado por debajo de los objetivos, Pemex ha tenido éxito en revertir las disminuciones de producción y reservas en los últimos dos años, tendencia que continuará en 2021.
Sin embargo, la calificadora espera que la generación de flujo de efectivo de Pemex y las métricas crediticias se deteriorarán aún más en los próximos tres años a medida que la compañía aumente la producción de combustible, mientras lidia con una capacidad limitada de inversión de capital, altos vencimientos de deuda y precios volátiles del crudo y combustibles.
La calificación Ba3 de Moody’s implica todavía capacidad de pago actual, pero con futuro incierto, por lo que se trata de una calidad crediticia cuestionable.
Una mayor rebaja a Pemex significaría capacidad de pago baja y calidad crediticia dudosa o pobre.
Pero como era de esperarse, ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, ni Octavio Romero Oropeza, -el agrónomo venido a director de Pemex gracias a la Cuarta Transformación-, dieron valor alguno a la calificación de Moody’s, aunque fue evidente su enojo.
Es un “juicio sumario”, dijo Octavio Romero Oropeza, director de Petróleos Mexicanos (Pemex), sobre la calificación de grado basura (Ba3) que dio a la paraestatal la calificadora Moody’s Investors Service.
Durante una reunión con analistas, Romero Oropeza dijo estar en desacuerdo con la calificación, pues esta resultó de “contradicciones metodológicas evidentes”.
“Moody’s hizo caso omiso y, en juicio sumario, nos avisa que decidieron bajar la nota de la deuda aún cuando nosotros solicitamos que deberían de hacer una revisión para darles mayores elementos”, dijo.
Oropeza argumentó que la fortaleza de Pemex son los recursos del gobierno; sin embargo, Moody’s apuntó que ese es el problema precisamente: de seguir así, existirá una dependencia entre la petrolera y el dinero del Estado para cumplir sus vencimientos de deuda y expandir sus negocios.
Añadió que, para 2022, Pemex cubrirá con la Hacienda Pública amortizaciones de alrededor de 6 mil millones de dólares. “El gobierno va a seguir ayudando a la empresa. El tema aquí es el riesgo intrínseco: como las necesidades de efectivo aumentarán, el gobierno tendrá que estar cubriendo necesidades crecientes”.
Apuntó que la calificación basura implica que Pemex tendrá más dificultades en su generación de flujo de efectivo y, por lo tanto, le será más complicado cumplir con el pago de su deuda.
La dependencia de Pemex a los recursos de gobierno se convirtió en la principal razón para que Moody’s anunciara la rebaja a la nota de la paraestatal.
Y en este sentido, nadie puede llamarse a sorprendido, pues ya lo venían advirtiendo especialistas en el tema; tanto en el sentido de que Pemex se había convertido en un barril sin fondo, como que no iba a ser posible que el Gobierno Federal continuara entregándole paquetes de apoyo financiero como lo ha hecho año con año bajo la égida y con la complacencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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