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La apertura y modernidad que ha llegado al Vaticano de la mano del papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), ha permitido en días recientes abrir el debate respecto a la posibilidad de que hombres casados puedan acceder al sacerdocio, el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, y la posibilidad de encargar mayores roles a los laicos. Incluso, la famosa cantante Madonna, quien ha tenido serias diferencias con la Santa Sede, ha dicho que no descarta buscar un acercamiento con el Papa para buscar su redención.
Después de aprobar la comunión a los divorciados, que significó la primera gran reforma del pontificado de Francisco en materia de normas eclesiásticas, se ha puesto sobre la mesa otra decisión papal relevante.
El pasado lunes se abrió el debate sobre permitir la ordenación de hombres casados como sacerdotes en zonas remotas de la Amazonia, donde hay tan pocos que los feligreses pueden pasar semanas o meses sin ir a misa. La propuesta estaba en un documento de trabajo publicado el lunes, en preparación de una cumbre de obispos sudamericanos en la Amazonia convocada para octubre.
El documento, preparado por el Vaticano basándose en propuestas de la región, afirma que el celibato es un don para la Iglesia. Pero sugiere que la institución estudie “la posibilidad de la ordenación de sacerdotes para hombres mayores, preferiblemente indígenas y respetados y aceptados por sus comunidades, incluso si tienen familias estables, para las zonas más remotas de la región”.
La idea de la ordenación de los llamados viri probati -los hombres casados que prueban su virtud- ha rondado durante décadas en el Vaticano para afrontar una escasez de sacerdotes y una disminución en la vocación en general.
Pero ha vuelto a llamar la atención bajo el papado de Francisco, el primer papa latinoamericano, gracias a su familiaridad con los desafíos que enfrentan las iglesias en la Amazonia.
La reunión que se llevará a cabo del 6 al 27 de octubre sobre las necesidades sacramentales y ambientales de la Amazonia juntará a sacerdotes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
Los sacerdotes de Brasil han presionado desde hace tiempo a la Iglesia para que considere la ordenación de viri probati en las zonas más alejadas de la Amazonia, donde se estima que hay un sacerdote por cada 10 mil católicos.
La cuestión del celibato ha sido un pilar en el debate católico dado que es una disciplina, no una doctrina, y por ende puede cambiar.
La Iglesia ha tenido esa tradición desde el siglo XI, impuesta en parte para que se ahorrara la carga financiera de mantener a grandes familias y para garantizar que cualquier posesión del sacerdote pasara a la iglesia, y no a sus herederos.
Los partidarios de la flexibilización de la regla dicen que más hombres considerarían una vocación al sacerdocio si pudieran casarse, una solución segura a la disminución de los sacerdotes a nivel mundial.
Los detractores señalan que dicha flexibilización para la Amazonia generará peticiones para que se haga lo mismo en otras partes.
Actualmente, se permite la ordenación de los hombres casados en la Iglesia católica oriental y aquellos que hayan contraído matrimonio y que se convierten de iglesias protestantes pueden ser sacerdotes católicos.
Además, en un hito histórico para la Iglesia católica, el Vaticano debatirá en octubre próximo, no solo la eventual ordenación de hombres casados en la región, sino que identificará “el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer”, según el documento de trabajo del Sínodo sobre la Amazonia.
En relación con el papel de la mujer en la Iglesia, el documento reconoce que “en el campo eclesial la presencia femenina en las comunidades no es siempre valorada”, por lo que se propone que tengan garantizado su liderazgo y espacios cada vez más amplios y relevantes en áreas formativas.
A pesar de esto, el documento no habla de “diaconado femenino”, debido a que aún se encuentra en estudio dentro de la comisión encargada para ese análisis por el papa Francisco en 2016.
En relación con el punto de un rol más activo para los laicos, el documento de trabajo señaló que es necesario reconocer su protagonismo y “reconocerles su espacio”, lo mismo que se pide a los misioneros “tener una disponibilidad” para aprender lenguas, culturas, tradiciones, cosmologías y mitologías autóctonas.
El documento denuncia los riesgos para los pueblos de la región y sus ecosistemas y los identifica con narcotráfico, corrupción, migración, urbanización, división de las comunidades, aislamiento, salud, educación, conversión ecológica y corrupción, entre otros.
En lo que se refiere a Madonna y sus diferencias con el Vaticano, fue el papa Juan Pablo II, hace tiempo y a lo lejos, quien pidió que se boicoteara su música en Italia tras el estreno de “Like a Prayer”, y quien, más tarde, trató de impedir, aunque sin éxito, que la cantante actuara en el Stadio Flaminio de Roma, en el marco del “Blonde Ambition Tour”.
Aunque entrado el nuevo milenio, la chica material se cruzó también con Benedicto XVI, a quien le dedicó un tema recordándole que era “una hija de Dios”. En aquel entonces, la Iglesia puso el grito en el cielo cuando, en Roma, llevó el “Confessions Tour” y apareció en el escenario colgada de una cruz de neones y cristales, simulando una crucifixión.
En este sentido, se refirió a la reputación de “hereje y blasfema” que tiene en ciertos sectores. Según ella, eso no debería ser motivo para crear una grieta insalvable entre las partes, ya que en su vida siempre ha tratado de imponer una visión más amplia sobre todas las cuestiones. El bosque más allá del árbol.
“Sería agradable poder hablar de mi trabajo alguna vez sin que se me presentara acompañando mi nombre de alguna etiqueta. Mucha gente tiene ideas preconcebidas acerca de mí y de lo que hago, y les encanta encasillarme”, concluyó la reina del pop.
Los vientos de modernidad llegaron con el papa Francisco a la sede papal, y sacuden una y otra vez el imponente inmueble de la Plaza de San Pedro.
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