Casi en forma subrepticia y sin el boato que acompañó la planeación, los anuncios de la construcción del recinto y sobre todo la presuntuosa justificación: “Jalisco merece un palacio”; el Palacio de la Cultura y la Comunicación (PALCCO) cambió de nombre para modificar las comunicaciones y convertirse en el palacio “de los Congresos”.
En poco más de tres años, el proyecto, una especie de nave extraterrestre construida principalmente con recursos públicos federales y estatales, ha visto como desfilan cuatro directores y sobre todo cómo ha fracasado en su intento por convertirse en el centro cultural que tanto pregonó su principal impulsor, el empresario de la radio José Pérez Ramírez.
Por sus instalaciones, no han desfilado espectáculos de gran trascendencia y la cartelera apenas abarca los meses de abril y mayo con diez eventos; en cambio es ofertado ahora según su portal de internet, para “obras de teatro, conciertos, congresos, cócteles y banquetes; todo lo que usted necesite para convertir su evento, en la zona metropolitana de Guadalajara y en sus alrededores, en una sensación y en una experiencia inolvidable”.
Según la numeralia de PALCCO, en poco más de tres años han desfilado por ese sitio 283 mil 575 asistentes a 381 espectáculos y 252 congresos, es decir 633 eventos; lo que representa que por la capacidad instalada de sus foros como el Teatro Moncayo, para 650 personas; la Sala de Música de Cámara, para 400 personas y el Foro Sidral Aga, para 3,216 asistentes, para sumar 4 mil 266 personas de capacidad, han acudido en promedio 448 personas.
PALCCO nació como una iniciativa de empresarios agremiados en la RATO (Radiodifusoras y Televisoras de Occidente), quienes recibieron en comodato por 99 años un predio de más de 14 mil metros cuadrados propiedad del ayuntamiento de Zapopan en sesión celebrada el 30 de agosto de 2005.
La cesión de los terrenos sería formalizada el 13 de febrero de 2006 mediante el contrato CO-226/05-B del Jurídico Consultivo que fue avalado por el alcalde en funciones, Ismael Orozco Loreto; su secretario general, Jesús Reynoso Loza y el síndico Carlos Enrigue Zuloaga.
De los 600 millones de pesos que costó el complejo, al menos 345 millones provinieron de fondos públicos. Durante el gobierno de Emilio González Márquez fueron destinados cien millones de pesos para el palacio, otros 135 millones de pesos de parte del gobierno federal y 30 millones de pesos más por el gobierno de Aristóteles Sandoval.
A los 265 millones de pesos recibidos del erario, habrá que añadir el predio de más de 14 mil metros cuadrados que en el tiempo que fue entregado el comodato tenía un valor comercial aproximado de unos 80 millones, para sumar unos 345 millones de pesos.
Todos los fondos fueron entregados “a fondo perdido” como una aportación a la cultura, pese a que el “palacio” que se “merecía” Jalisco, quedara en manos de particulares. Incluso cuando se integró su consejo de administración, no fueron incluidos representantes del gobierno federal o estatal en el consejo directivo o de administración pese a los fondos destinados.
En los últimos meses, los directivos que han desfilado por PALCCO han tenido que sobrellevar el complicado estilo de su presidente y fundador, José Pérez Ramírez, quien ha tenido que inyectarle recursos de su grupo radiofónico y hasta personales para mantener a flote el proyecto, ante el fracaso comercial del concepto y sobre todo la negativa de los gobiernos estatal y municipales para seguir aportando recursos para mantener el “palacio” ahora de los congresos.
Como ocurre con conceptos como el Teletón, donde los ayuntamientos destinaban una cuota anual, Pérez Ramírez no ha conseguido un trato similar para el recinto.
Extrabajadores de ese complejo, comentaron a este columnista las condiciones apremiantes de la infraestructura que solamente brinda una fachada imponente por la parte exterior, pero que internamente enfrenta severos problemas estructurales y de inundaciones.
Los cientos de millones de pesos aportados para un espacio cultural y un museo de la comunicación (que terminó siendo una simple galería de fotografías y discos con la historia de los medios de comunicación), han cedido su lugar ahora a los congresos en un intento de mantenerse con vida.
Fue tal el apoyo de las autoridades estatales y municipales al proyecto del empresario de la RATO, que hasta la calle frente a PALCCO cambió de nombre el mismo día que inauguraron el “palacio” el 9 de febrero de 2016.
De avenida Central, pasó a llamarse Guillermo González Camarena, en honor del inventor de la televisión a color.
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