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Orgullo de México, remplazado por Servidores de la Nación


“El éxito del Programa de Vacunación Universal nos permite hacer algunas reflexiones sobre el impacto que generan programas de salud de este tipo, en los que se conjugan el desarrollo tecnológico, la voluntad política, el espíritu solidario de la sociedad y una respuesta organizada de los servicios de salud. La participación y aceptación de la población son componentes decisivos para la introducción de vacunas y generación de demanda. Sin embargo, lo más importante y determinante en el éxito del programa de vacunación y la introducción de nuevas vacunas ha sido el compromiso político de las autoridades sanitarias por su demostrado costo beneficio. Como programa sustantivo que es de seguridad nacional y por lo tanto de funciones esenciales, así como la adquisición de vacunas, debe mantenerse centralizada. Se debe asegurar el abasto suficiente y oportuno de todas las vacunas, construyendo un blindaje financiero para la compra sectorial, coordinada de vacunas. Debemos de reconocer que la posibilidad de ampliar nuestro esquema de vacunación de seis a diez biológicos y estar en la vanguardia de esquemas de vacunación se dio gracias a la voluntad política del momento y de poder participar en las compras consolidadas del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Esto ha permitido contar con los mejores biológicos a los mejores precios. Sin embargo, existen amenazas: si se descentraliza la compra de vacunas; si no se unen todas las instituciones del Sector para realizar compras coordinadas; si no hay una reactivación de la investigación y desarrollo de vacunas por la industria nacional, corremos el riesgo de hacer nugatorio el Programa de Vacunación Universal, orgullo de México, que ha costado años construir”.

Con esta reflexión, el doctor en Medicina y Especialista en Pediatría por la Universidad de Stanford, José Ignacio Santos, actual Secretario del Consejo de Salubridad General del Gobierno Federal, cerraba una colaboración que en 2002 le publicó la revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, la cual tituló: El Programa Nacional de Vacunación: orgullo de México.

Hasta hace poco, el Programa Nacional de Vacunación Universal implantado en 1991 en nuestro país era catalogado así, como un orgullo de México. En la actualidad, ha sido desmantelado y reducido a casi nada. Este sólido esquema de vacunación que funcionó a la perfección hasta 2018 como la estructura firme que es, ha sido ignorado para brindar su servicio y coadyuvar en el exhaustivo proceso de vacunación contra la COVID-19 que tiene ante sí nuestro país para inmunizar a 90 millones de personas. En cambio, las autoridades federales han instruido que sean los denominados “servidores de la nación” quienes se hagan cargo de tal responsabilidad, aún cuando este grupo carece de capacitación, estructura, conocimiento, y logística entre otros muchos elementos para llevarlo a cabo.

“Los Servidores de la Nación surgieron en 2018 tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador como presidente. Este grupo se conformó con parte de los integrantes que promocionaban el voto a favor del ahora mandatario federal; ahora como servidores públicos tienen como función recorrer el país y llevar los programas sociales hasta la puerta de las viviendas de los ciudadanos.
Este ‘ejército’ está conformado por 22,914 personas que son parte de la Secretaria de Bienestar y cuestan al erario 3,587,455,488 pesos al año solo en salarios.

Según datos de la Secretaría de la Función Pública (SFP) actualmente hay 18,894 enlaces de Servidores de la Nación desplegados en el país con un sueldo de 8,482 pesos mensuales; 252 directores regionales que reciben 50,158 pesos; 32 delegados estatales de Programas de Desarrollo, mejor conocidos como “superdelegados” que ganan 87,998 pesos, y 3,736 personas dedicadas a diversas actividades administrativas y técnicas.

Estas personas visten camisetas y gorras blancas con el logotipo de Secretaría del Bienestar, traen chalecos color marrón y traen un gafete con su nombre y el del mandatario federal.

El grupo es encabezado por Gabriel García Hernández, coordinador Nacional de Programas de Integrales de Desarrollo y persona cercana al mandatario federal desde 2006 cuando fundó la asociación civil “Honestidad Valiente”.
En 2018, durante las campañas presidenciales, fue el responsable de desplegar una estructura partidista a favor de López Obrador, afiliar militantes a Morena, supervisar las asambleas municipales.

Ahora los enlaces de Servidores de la Nación formarán parte de las 10 mil brigadas que se conformarán para vacunar a los adultos mayores en todo el país. Estas tendrán como base los Centros Integradores del Bienestar, en donde se pagan las pensiones a las personas de más de 65 años y entregan las becas a los beneficiarios de programas de Bienestar.

Cada Centro estará un grupo de 12 personas: 2 enlaces de Servidores de la Nación, uno de ellos coordinador de la brigada “Correcaminos”, 2 promotores de programas sociales, 2 voluntarios, 4 miembros de las fuerzas armadas, 1 enfermero y 1 doctor.

Esto ha provocado que políticos señalen que el gobierno federal usará con fines electorales las vacunas contra el Covid-19.
“Utiliza descaradamente el poder y su puesto con fines electorales. Ahora resulta que para evitar ‘politiquería con la aplicación de vacunas’, los encargados son la estructura territorial del Gobierno y Morena: servidores de la Nación”, criticó Marko Cortés, dirigente del PAN.

También el PRD, el PRI y el PAN firmaron un comunicado en el que señalaron que la vacuna está siendo utilizada para fines electorales, lo cual es una “estrategia fraudulenta para engañar al pueblo mexicano y para perpetuarse en el poder al aprovechar la situación tan lamentable que viven alrededor de más de 135 mil familias mexicanas”.(Forbes15/01/2021).

El pasado lunes 18 de enero, durante su conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los Servidores de la Nación deben ser vacunados por ir en las brigadas de vacunación, luego de que se diera a conocer en redes sociales que se estaba vacunando a los Servidores de la Nación antes que al personal médico.

Cuando se le preguntó en la misma conferencia que por qué se les estaban aplicando a los servidores de la Nación, el mandatario aseguró que ahora se vacunará a todos los brigadistas, incluido a los militares y servidores.

El presidente aseguró que no solo se vacunará a los servidores, sino que también a los cuatro integrantes de las fuerzas armadas, a los cuatro promotores.

Además aseguró que también se debe vacunar a los 2 voluntarios que participen en las brigadas cuando lo hagan.

“También los voluntarios cuando se tengan, cuando se integren, van a ser 10 mil brigadas. Ahora hay mil brigadas, ya se terminó con la primera etapa o se terminó de aplicar la primera vacuna al personal de hospitales Covid”, agregó el Presidente.

Sería interesante saber qué piensa ahora el doctor José Ignacio Santos, que tan orgulloso estaba del PNV, siendo que ahora él también forma parte del mismo gobierno que ha propiciado el desmantelamiento de esta institución.

En la misma reflexión que citaba al principio, el galeno abunda: “La salud es un bien que debe ser preservado como patrimonio constante de los individuos, de las familias y de la sociedad entera. En este nuevo milenio el país requiere de una nueva solidaridad pública/privada. Requiere además, de alianzas estratégicas, socios, e intercambio de ideas entre fabricantes de vacunas e instituciones académicas y de una industria local para garantizar la producción y el abasto futuro de vacunas de relevancia con experiencias locales de investigación y nuevos productos”.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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