Este lunes 15, Paris y el mundo hemos sido testigos de cómo el fuego ha atentado contra 850 años de historia, hemos visto caer las agujas de una de las catedrales más bellas del mundo, la de Nuestra Señora de Notre Dame, construida entre los siglos XII y XIII en la Île de la Cité; uno de los edificios más queridos y más visitados por los turistas. La catedral parisina, un icono de la arquitectura gótica, está viviendo uno de los episodios más trágicos de sus ocho siglos de historia sucumbida por las llamas, pero está de pie.
Ocho horas de incendio transgredieron ocho siglos de historia, pero no todo está perdido en Notre Dame. El presidente francés, Emmanuel Macron ha fijado en cinco años el plazo para reconstruir una Notre Dame “aún más bella”, y no tenemos duda de que así será.
“No todo está perdido” dijo Macron y ello fue gracias al incansable trabajo de los bomberos y cuerpos de seguridad que realizaron una cadena humana para salvar lo que se pudiese de la catedral. Y hubo importantes joyas del patrimonio mundial que se pudieron rescatar y otras que significan una gran pérdida para Francia y el mundo. La Vanguardia hizo un trabajo acucioso al respecto que me he permitido reproducir.
“La aguja, la primera estructura que ardió a vista de todos y que se derrumbó ante la estupefacción de quien seguía la evolución del incendio, fue sin duda el primer elemento a lamentar. Se trataba de un añadido del siglo XIX por Viollet-le-Duc. Se alzaba a 93 metros y sus 500 toneladas de madera acabaron reducidas a ceniza sobre la cubierta.
El propio ministro francés de Cultura, Franck Riester, ha hecho público el dato: dos terceras partes de la techumbre se han quemado. No obstante, se ha logrado el objetivo marcado cuando el desastre ya era imposible de evitar: salvar la fachada con sus dos torres. Las fotos de bomberos junto a las gárgolas suponen un alivio ante la desgracia.
Patrimonio de la Humanidad desde 1991, se caracteriza por ser una de las primeras catedrales góticas de Europa y por convertirse en un modelo para las construcciones medievales posteriores.
EL INTERIOR DE LA CATEDRAL
Riester ha hecho un recuento rápido de algunos de los principales elementos de la catedral y ha señalado que el crucero y el transepto norte se han hundido.
Lo que parece que sí se han salvado son los rosetones medievales, de los siglos XII y XIII, unas de las obras de arte más importantes de la estructura original de la catedral. Se trata de tres rosetas de grandes dimensiones. La norte y la sur tienen 13 metros de diámetro y, junto a la oeste, representan a la Virgen, al Niño Jesús y al cristo Majestad. Además, incluyen vitrales de santos, ángeles y las flores del paraíso.
Los vitrales, la mayoría del siglo XIX, han sufrido daños y todavía no se sabe la situación de los grandes cuadros, que por sus dimensiones no pudieron ser evacuados. Se trataría, sobre todo, de unas setenta pinturas de los siglos XII y XVIII que se encontraban especialmente en los arcos de la nave, el coro y las capillas y que se habrían salvado. No obstante, el humo las ha dañado y por eso se trasladarán al Louvre para restaurarlas.
Entre las pinturas más preciadas y cuyo estado se desconoce se encontrarían ‘La visita’ de Jean Jouvenet (1716) y ‘Santo Tomás de Aquino’ de Antoine Nicolás (1648).
A falta de un censo oficial, otras obras pudieron ponerse a salvo en la sacristía.
Debido a las obras de restauración, se salvaron del incendio las estatuas de cobre de los doce apóstoles y los cuatro evangelistas que habían sido retiradas hacía unos días de la aguja.
Según los primeros elementos, el principal de sus tres órganos, fabricado por Aristide Caivallé-Coll, se ha salvado. Se trata de un instrumento imponente e histórico con casi 8.000 tubos y cinco teclados. Para muchos, se ha tratado de un pequeño milagro ante tanta desgracia. Aún así, requerirá de una profunda restauración.
El altar a la Virgen de Guadalupe ha salido intacto y esa es también una buena noticia para los mexicanos que ven en esa imagen la representación de nuestro país en la magnífica catedral parisina.
EL TESORO
El tesoro de Notre Dame ha podido salvarse y ahora se encuentra a resguardo en el Ayuntamiento de París.
Las dos piezas más conocidas están a salvo: la túnica de lino del rey San Luis, del siglo XIII y la Corona de espinas que, según la tradición, los soldados romanos hubieran puesto en la cabeza de Cristo para burlarse de él.
En plena semana santa, el tesoro de la catedral también cuenta con dos reliquias relacionadas con la pasión de Cristo, un clavo y un fragmento de la cruz.
NOTRE DAME
El templo, dedicado a la virgen María, de ahí el nombre de Notre Dame (Nuestra Señora) se encuentra a orillas del Sena, y su interior alcanza una altura de 35 metros. La fachada principal siempre ha sido un modelo de elegancia gótica, con sus dos torres macizas, un impresionante rosetón de 10 metros de diámetro, los tres pórticos de acceso y una galería de estatuas a 20 metros del suelo.
Pero sin duda, uno de los espacios más populares, gracias a Victor Hugo, son las zonas más elevadas, el dominio natural del jorobado Quasimondo, una trágica historia recordada por la visión de las gárgolas. De hecho, las 54 figuras, fruto de una restauración de mediados del siglo XIX, se inspiraron en esta novela romántica.
Ubicadas en lo más alto de las torres, a 69 metros de altura, su visita era uno de los atractivos de la catedral después de subir casi 400 escalones. La vista que se extendía a los pies también merecía el esfuerzo, así como la posibilidad de ver durante el ascenso a Emmanuel, la campana mayor que pesa unas 13 toneladas.
La edificación de Notre Dame empezó en un momento de prosperidad económica para la capital francesa. Y durante su casi milenaria historia ha vivido momentos claves, como la coronación de Enrique VI de Inglaterra durante la guerra de los cien años, la de Napoleón Bonaparte en 1804 o la beatificación de Juana de Arco en 1909.
Durante la revolución francesa, ya experimentó un episodio trágico, incluso se llegó a utilizar como almacén de comida después de vaciarla de muchos de sus tesoros. Tras la liberación de París en la segunda Guerra Mundial, fue el escenario de una multitudinaria misa de celebración el 26 de agosto de 1944, a la que asistió el general Charles de Gaulle.
Aunque el incendio declarado este lunes en Notre Dame marcará un antes y un después para la catedral; en 1871, durante la Comuna de París, estuvo a punto de ser incendiada a causa de las revueltas sociales. En esa ocasión tuvo más suerte, refirió La Vanguardia.
Se ha evitado lo peor, aunque la batalla no se ha ganado del todo. Gracias a la valentía [de los bomberos] se han salvado las torres y la fachada. Reconstruiremos Notre Dame, porque es lo que los franceses esperan, lo que nuestra historia merece, nuestro destino profundo, declaró Emmanuel Macron, presidente francés.
El incendio se declaró el lunes hacia las 18.50. Su origen se encuentra en las obras de renovación que se realizaban en el viejo templo, según las primeras informaciones oficiales. Los turistas de la zona fueron desalojados. Los obreros que trabajan en la restauración del edificio no se hallaban en aquel momento. La Fiscalía de París ha abierto una investigación por destrucción involuntaria por incendio. La ausencia de víctimas mortales —solo un bombero sufrió heridas graves en las operaciones de rescate— es la única buena noticia de la noche de fuego y cenizas en la isla de la Cité, en el Sena, en el corazón de la capital, el lugar al que ningún visitante puede dejar de acudir, punto de encuentro entre las dos riberas de París, kilómetro cero de Francia, epicentro de una urbe vibrante golpeada en años recientes por atentados sangrientos, pero nunca por una destrucción del patrimonio que puede recordar a los incendios de los teatros del Liceo en Barcelona en 1994 y La Fenice en Venecia dos años después.
Personajes como el secretario general de la ONU Antonio Guterres, la canciller alemana Àngela Merkel, el presidente de los Estados Unidos de América Donald Trump, y otros líderes mundiales expresaron su tristeza y desolación, mostrándose listos para apoyar a Francia.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador lamentó el incendio que consideró “una desgracia para el arte, la cultura y la religión”.
El Vaticano también expresó su consternación por la devastación del que, dijo, es un símbolo del cristianismo en Francia y el mundo.
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