El pasado viernes, tan solo tres días después de que se entrevistaran en la Casa Blanca los presidentes de México y Estados Unidos de América, Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, de manera respectiva, el objetivo más buscado de la agencia antidrogas DEA estaba bajo custodia mexicana, es decir, el legendario narcotraficante Rafael Caro Quintero, había sido aprehendido en territorio mexicano. Pero el precio resultó demasiado alto, al tener que sufrir el fallecimiento de 14 miembros de La Secretaría de Marina que viajaban en el helicóptero Blackhawk que participaba en el operativo y misteriosamente se desplomó.
los infantes de la Marina de México cerraban el cerco al infame narcotraficante Rafael Caro Quintero en las profundidades de las montañas de su estado natal de Sinaloa, fue una sabueso de 6 años llamada “Max” quien sacó de la maleza al presunto responsable del asesinato de un agente de la DEA hace más de tres décadas.
Si bien la motivación de Estados Unidos para encontrar a Caro Quintero nunca estuvo en duda —ofrecía 20 millones de dólares en recompensa por información que condujera a su captura— había menos certeza sobre el compromiso del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien dejó en claro su desinterés en procesar al capo.
La Procuraduría General de la República de México dijo en un comunicado el viernes por la noche que Caro Quintero fue arrestado para ser extraditado a Estados Unidos y que estaría recluido en la prisión de máxima seguridad del Altiplano, a unos 80 kilómetros (50 millas) al oeste de Ciudad de México.
En un mensaje a la agencia el viernes por la noche, la administradora de la DEA, Anne Milgram, celebró la captura de Caro Quintero al señalar que “es el resultado de años de sangre, sudor y lágrimas”.
“Me parece que en las pláticas de las conversaciones privadas entre el presidente Joe Biden y Andrés Manuel, pactaron nuevamente la entrega de narcotraficantes de alto perfil, que se había suspendido”, dijo a Los Ángeles Times el analista de seguridad David Saucedo.
La cooperación entre la DEA y la Marina de México consiguió importantes capturas en las administraciones anteriores, pero no con el gobierno de López Obrador, señaló Saucedo.
Ambos presidentes enfrentan presiones internas para hacer más contra los capos de las drogas. Con la detención de Caro Quintero, “ya hay nuevamente la captura de narcos y yo creo que era lo que se necesitaba, de hecho”, dijo Saucedo.
Sin embargo, como ya se mencionaba, el arresto tuvo un alto costo. Catorce infantes de marina murieron y otro resultó herido cuando un helicóptero Blackhawk de la Secretaría de Marina se estrelló durante la operación. La secretaría informó en un comunicado que parecía haber sido un accidente y que están investigando la causa.
Samuel González, quien fundó la oficina de crimen organizado en la Procuraduría General de Justicia de México y ahora es analista de seguridad, dijo que la captura podría no tener un efecto importante en el mapa del crimen organizado en México, ya que Caro Quintero no era tan poderoso como hace décadas, e incluso podría generar más violencia en territorios como Sonora, en la frontera con Estados Unidos.
Pero destacó que para beneficio de López Obrador, el arresto es una evidencia de que en su administración “no hay protección de los capos”.
González opina que Caro Quintero ha sido durante mucho tiempo una espina en la relación bilateral, pero dijo que “sin duda” su captura fue fruto de las recientes negociaciones en Washington.
El secretario de Justicia de Estados Unidos, Merrick Garland, y el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, agradecieron los esfuerzos de México para atrapar al hombre acusado de la brutal tortura y asesinato del agente de la agencia estadounidense antidrogas DEA, Enrique “Kiki” Camarena, en 1985, un caso que tensó las relaciones entre los dos países.
“Este logro es un testimonio de la determinación de México para llevar ante la justicia a alguien que aterrorizó y desestabilizó a México durante su tiempo en el Cártel de Guadalajara; y está implicado en el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Kiki Camarena”, manifestó Salazar en un comunicado el viernes por la noche.
Garland dijo que el gobierno de Estados Unidos buscaría su extradición inmediata.
“Mi esperanza es que con la captura de Caro Quintero se arreglen muchas tensiones entre la DEA y México”, dijo Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la agencia antidrogas.
La Armada de México y la Procuraduría General de la República dirigieron la operación en lo profundo de las montañas que se extienden a ambos lados de la frontera entre los estados de Sinaloa y Chihuahua, a muchos kilómetros de cualquier carretera pavimentada. Lo encontraron con ayuda de una sabueso entrenada llamada “Max”, oculto entre la maleza en un lugar de Sinaloa llamado San Simón.
López Obrador dijo que el helicóptero que se estrelló en la ciudad costera de Los Mochis estaba brindando apoyo en la persecución de Caro Quintero. Los funcionarios estadounidenses expresaron sus condolencias por los infantes de Marina que murieron.
Caro Quintero es originario de Badiraguato, Sinaloa, igual que Joaquín “El Chapo” Guzmán, el exlíder del Cártel de Sinaloa, que llegó posteriormente. Caro Quintero fue uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara y, según la DEA, fue uno de los principales proveedores de heroína, cocaína y marihuana a Estados Unidos en las décadas de 1970 y 1980.
Se menciona que Caro Quintero culpó a Camarena por una redada en una enorme plantación de marihuana en 1984. Al año siguiente, Camarena fue secuestrado en Guadalajara, supuestamente por órdenes de Caro Quintero. Su cuerpo torturado fue encontrado un mes después.
Caro Quintero fue capturado por primera vez en Costa Rica en 1985 y cumplía una sentencia de 40 años en México cuando un tribunal de apelaciones anuló su veredicto en 2013. La Suprema Corte de Justicia de México ratificó la sentencia en prisión, pero ya era demasiado tarde: Caro Quintero ya había huido.
El FBI agregó a Caro Quintero a su lista de los 10 más buscados en 2018 con una recompensa de 20 millones de dólares por su captura.
Previamente, López Obrador se había mostrado ambivalente sobre el caso.
El año pasado, el presidente dijo que la apelación que llevó a la liberación de Caro Quintero estaba “justificada” porque supuestamente no se había dictado sentencia contra el narcotraficante después de 27 años en prisión. López Obrador también describió la nueva orden de arresto como un ejemplo de la presión de Estados Unidos.
“Una vez que sale, a buscarlo de nuevo porque viene la exigencia de Estados Unidos de que no se debió liberar, pero legalmente procedió el amparo”, indicó López Obrador.
El vocero presidencial Jesús Ramírez dijo en ese momento que el presidente “sólo señaló que es una aberración jurídica que el juez no haya dictado sentencia al señor Caro Quintero 27 años después… pero no defendió su liberación”.
Mientras Caro Quintero estaba prófugo, la reportera mexicana Anabel Hernández lo entrevistó dos veces en las montañas del norte de México sin revelar el lugar. Caro Quintero aseguró en esas entrevistas que ya no estaba involucrado en el narcotráfico.
Pero los estadounidenses, que nunca dejaron de presionar por su arresto, seguramente tampoco dejarán de presionar para lograr que México se los entregue, y en este punto será interesante ver que tan dispuesto está nuestro gobierno a extraditar a un personaje que posee demasiada información y que podría dañar seriamente a gente cercana a Palacio Nacional.
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