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El fútbol mexicano está de luto tras el fallecimiento de Cristóbal Ortega, el jugador con más títulos en la historia del Club América, a los 68 años de edad. Ortega, quien dedicó 17 años de su carrera al equipo azulcrema, es recordado como un símbolo de disciplina, entrega y amor por la camiseta. Nacido el 25 de julio de 1956 en Veracruz, debutó con las Águilas en 1974 y rápidamente se convirtió en una pieza clave en el medio campo del club más ganador de México.
Durante su paso por el América, Ortega disputó 711 partidos oficiales, una cifra que lo convierte en el jugador con más encuentros en la historia del club. Ganó 14 títulos en total, incluidos seis campeonatos de liga (1975-76, 1983-84, 1984-85, Prode 85, 1987-88 y 1988-89), tres Campeón de Campeones, dos Ligas de Campeones de la Concacaf y una Copa Interamericana. Su legado no solo se mide en trofeos, sino en su capacidad para liderar al equipo dentro y fuera del campo.
Cristóbal Ortega vivió algunos de los momentos más memorables del América en los años 80, una década dorada para el club. Fue protagonista en la histórica final contra Pumas en la temporada 1984-85, donde las Águilas remontaron un marcador adverso para consagrarse campeones en una serie inolvidable. Su serenidad y fortaleza en partidos cruciales lo convirtieron en un ídolo para la afición azulcrema y un ejemplo para generaciones de futbolistas.
Una de las anécdotas más destacadas de Ortega ocurrió en 1983, cuando América enfrentó al Real Madrid en un partido amistoso. En ese encuentro, Ortega marcó un gol que desató la ovación de los aficionados en el Estadio Azteca. Al término del partido, los jugadores merengues reconocieron su talento y hasta le propusieron unirse al equipo español. Sin embargo, fiel a sus valores, Ortega rechazó la oferta para mantenerse en el club de sus amores, demostrando su lealtad al América.
Hoy, Cristóbal Ortega deja un vacío imposible de llenar en el fútbol mexicano, pero su legado permanece imborrable. Su dedicación, títulos y espíritu competitivo lo convierten en una de las máximas figuras en la historia del América y del balompié nacional. Las Águilas, sus compañeros y aficionados en todo el país lo recordarán como un ejemplo de grandeza y pasión por el deporte.
