El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, guardan ciertas condiciones similares de cara a las elecciones del 2024 que bien vale la pena considerar.
En lo que se refiere al ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, es preciso poner sobre la mesa del debate algunos puntos relevantes. En primer lugar, es clarísimo que no es el candidato de López Obrador; no obstante que es por mucho el miembro del gabinete con mejores resultados, para el presidente su “corcholata” favorita es Claudia Sheinbaum.Y esto tiene una lógica elemental: el canciller es propietario de sus pensamientos y su proyecto, lo que no aseguraría impunidad para la caterva de pillos del actual régimen, ni garantizaría la continuidad de un modelo de gobierno calamitoso y trasnochado.
Del mismo modo, y es un asunto del que poco se ha escrito y hablado, es que el canciller no parece morenista, menos del ala radical. Es un actor integrado a las concepciones del mundo progresista; es decir, se ubica muy lejos de los que aplauden las ocurrencias y disparates anacrónicos que brotan desde el púlpito mañanero. Vaya, Ebrard no encaja en la secta de quienes acusan traición a la patria cuando pierden en el juego de la democracia. De ahí que un amplio sector del morenismo lo mira distante y distinto.
Pero más allá de que prácticamente todas las mediciones lo ponen a la cabeza de las preferencias ciudadanas, hay algo interesante. En caso de que Andrés Manuel imponga a Sheinbaum como la abanderada de su partido, lo más probable es que Marcelo será postulado por una gran alianza multipartidista a la que de seguro se sumarían Movimiento Ciudadano, el Verde Ecologista y quizás el Partido del Trabajo. Dicho de otra forma, de darse este escenario, Morena enfrentaría serias dificultades para conservar el poder, ya que Ebrard es el perfil que reúne características de conciliación -no de la división que impulsa el obradorato-, y que es justo lo que requerimos de manera apremiante en este momento.
Morena y AMLO necesitan a Marcelo; sin embargo, Ebrard no depende de ellos para alcanzar el triunfo electoral.
En cuanto a Pablo Lemus, la historia no es muy diferente. ¿Es el predilecto de Enrique Alfaro? No. Hasta donde sabemos, aún mantiene el respaldo a Clemente Castañeda.¿Por qué? Pues porque el ex dirigente de la Coparmex Jalisco es un personaje al que ven como una opción paralela que camina hacia un destino común, pero no por la misma ruta.
De lo anterior, se desprende un dato relevante. Según las conclusiones a las que ha llegado el primer cerco alfarista, presentada la ocasión, en el marco de las negociaciones y a cambio de sumarse a una coalición nacional para hacer frente a Morena, se exigirá que la decisión sobre quién aparecerá en la boleta por el lado naranja en nuestra entidad sea tomada por su líder Alfaro Ramírez, lo que supone que dejaría fuera de la contienda a Lemus Navarro, esto con el objetivo de salvaguardar posiciones de gobierno e impedir que les sea arrebatado el territorio que tanta influencia les ha otorgado.
En este espacio he planteado que en el epicentro del análisis debe observarse que Pablo es una potente marca de frente a la población, en tanto que Enrique se sostiene como el patriarca de una dominante estructura político-electoral. Así las cosas, en un plano ideal, ambos simbolizan la combinación perfecta. Uno posee la imagen y el otro la fuerza.
Sí, a Lemus le falta apoyo de los “duros” al interior de MC, pero le sobra simpatía social. En las encuestas conocidas, el otrora primer edil de Zapopan supera en demasía a cualquier otro aspirante, lo que deja al partido y al mandatario en una situación bastante compleja.
Y aunque Lemus Navarro ha insistido que su interés es competir bajo las siglas del movimiento anaranjado, lo cierto es que igual que Ebrard Casaubón, también podría hacerlo con el cobijo de otras expresiones, lo que complicaría el panorama para el alfarismo.
A poco más de dos años de nuestra cita con las urnas, soy de los que cree que Marcelo Ebrard será presidente de la República y Pablo Lemus se convertirá en gobernador del Estado.
Falta una pregunta más. ¿Es posible que en el futuro los dos unifiquen sus fortalezas?
Yo creo que sí.
@oscarabrego111
@DeFrentealPoder