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Lula está de vuelta

Es de esperar que tras haber sido puesto en libertad por gozar de un beneficio que contempla la nueva doctrina de la Corte Suprema de Brasil, según la cual una persona sólo puede ir a prisión una vez que concluyan por completo los procesos de apelaciones, el expresidente de aquel país, Luiz Ignacio Lula da Silva, buscará volver a erigirse como uno de los políticos de mayor influencia en esa nación sudamericana y procure volver a constituirse como el líder de la izquierda e inspiración ideológica de esa corriente política en toda Latinoamérica.

Una vez liberado después de 19 meses de permanecer en prision acusado de corrupción, el exmandatario dirigió un mensaje al Grupo de Puebla, una organización de izquierda en América Latina, en el que mostró su apoyo a Alberto Fernández, presidente electo de Argentina y prometió viajar a América Latina para ofrecer su apoyo a gobiernos de izquierda en un momento en el que la región se encuentra ‘sumergida’ en una cada vez más creciente agitación política.

A través de un mensaje de video que fue transmitido el sábado en una reunión del Grupo de Puebla en Buenos Aires, Lula, de 74 años de edad se declaró preparado para pelear: “Estoy dispuesto a cruzar Brasil y viajar a América Latina».

En el mismo mensaje, con duración de tres minutos, el exmandatario criticó a las élites de América Latina y defendió el enfoque a favor de la generación de empleos y de una mejor distribución de los ingresos para mejorar la calidad de vida de la zona.

El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, «puede conseguir eso y servir de ejemplo para otros países», subrayó.

El Grupo de Puebla, una organización creada en julio pasado que reúne a líderes de izquierda latinoamericanos, analizaba este fin de semana las que deben ser las prioridades para Latinoamérica. Entre los integrantes de ‘alto perfil’ de la organización están una lista de expresidentes de la región como Dilma Rousseff, exmandataria de Brasil y quien sucedió a Lula en el cargo; José Mujica, quien gobernó Uruguay; Fernando Lugo, de Paraguay, y José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de España.

El ex mandatario se encontraba tras las rejas desde el 7 de abril de 2018, cuando comenzó a cumplir una pena de ocho años y diez meses por corrupción tras ser condenado en segunda instancia, acusado de recibir a manera de soborno un departamento de playa de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con Petrobras. Ante el fallo dictado por el Supremo Tribunal Federal que marcaba que solo los condenados que habían agotado todos los recursos podían ser encarcelados, el ex mandatario fue puesto en libertad. Y con esta resolución, ahora marcada de apremio, 580 días y una elección general después, Lula abandonó la prisión de Brasil.

A su salida de la cárcel fue recibido con la misma cuota de apoyo que fuera despedido en su ingreso, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) imprime una necesaria cuota de esperanza para buena parte de una sociedad que no termina de acomodarse a las implicaciones y consecuencias de tener a Jair Bolsonaro como Presidente; algo así como el Donald Trump sudamericano.

Acompañado por la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann y desde la sede del sindicato metalúrgico en San Bernardo do Campo, afirmó que en 2022 la izquierda vencerá a la ultraderecha de Bolsonaro.

En este sentido su figura será vital para reconfigurar a un espacio que si bien obtuvo la mayor bancada en Diputados en las más recientes elecciones, no ha podido o sabido construir liderazgos de cara a los comicios municipales del año próximo.

Esto último está escrito en mayúscula en la política brasileña dado que ese llamado se inserta como el inicio de las campañas presidenciales, la presentación en sociedad de las alternativas viables.

Será vital entonces que desde el “lulismo” se logre lo que no se pudo el 7 de octubre del año pasado, demostrar que los votos son del partido y no de la figura. La necesidad es más que contundente si repasamos los resultados de las últimas elecciones y el éxito bolsonarista en todo lo que se encuentra a la derecha del PT.
En cuanto al futuro político de Lula lo cierto es que se seguirá de cerca el accionar de sus representantes legales quienes van a buscar que se habilite un hábeas corpus pendiente que pide anular la totalidad del proceso y declarar no solo la libertad sino la inocencia del ex mandatario.

Lula siempre alegó que era víctima de un proceso político y que su encarcelamiento solamente buscaba impedir que se presentara a las elecciones de 2018. Y es que su caso fue muy polémico pues se produjo en los meses previos a las elecciones, para las cuales era favorito y que finalmente llevaron a la presidencia a Jair Bolsonaro.

Por ahora, se está haciendo buscando generar la presión mediática suficiente como para que el Tribunal Supremo juzgue el caso que entiende que el accionar del por entonces juez Sergio Moro (hoy ministro de Justicia) no fue parcial y por tanto quedarían anuladas todas sus decisiones.

Restará saber el impacto de ese tránsito legal y el eventual retorno a la vida política nacional en una región que si bien gana peso discursivo desde la llegada de presidentes de izquierda y auto denominados progresistas en Latinoamérica, continúa sin lograr construir mecanismos regionales que trasciendan los gobiernos de turno.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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