En noviembre de 2018, el entonces gobernador electo Enrique Alfaro reveló los defectuosos neoprenos en los viaductos de la Línea 3 del Tren Ligero y lanzó la pregunta al presidente Enrique Peña Nieto sobre si garantizaba la seguridad de la obra y ahora un nuevo “socavón” vuelve a generar que afloren más dudas sobre el proyecto.
Frente al Museo del Periodismo en pleno Paseo Alcalde, un hoyanco de 12 metros de profundidad “se tragó” una máquina excavadora de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública lo que desató una serie de especulaciones sobre la forma como se llevó a cabo la polémica y costosa línea.
En varias ocasiones desde esta columna hemos insistido en la escasa supervisión que se realizó a cada una de las etapas y los cambios sobre el proyecto original que motivaron ajustes para las empresas constructoras que desnudaron decisiones alejadas de los criterios técnicos.
De acuerdo con Silvia Arrate y Eloy Paris, de la compañía española Sener, responsable del contrato de asesoría técnica (Project Management) y quienes fueron los encargados de los tramos subterráneos de la Línea 3, la construcción del proyecto de Guadalajara representó varios retos.
En un documento redactado para la revista especializada Interempresas.net, denominado “Caso de éxito de la compañía en México. SENER en la Línea 3 del metro (sic) de Guadalajara”, los especialistas narran la experiencia de trabajar con las autoridades federales mexicanas y los problemas que enfrentaron.
Revelan que inicialmente Sener consideraba en la fase de proyecto la construcción de las primeras cuatro estaciones subterráneas (estación Normal, Alcalde, Catedral e Independencia) hasta la losa de fondo permitiendo así el arrastre de la máquina (tuneladora La Tapatía) en toda su longitud.
Sin embargo, “por motivos ajenos a los puramente técnicos, se decidió el paso de la tuneladora previamente a la excavación completa de las estaciones”.
Los autores del artículo mencionan que esta inversión del método constructivo supuso para la empresa el reto de adaptar los trabajos a la nueva demanda, incluyendo variaciones en los diseños y refuerzos de las estaciones no contemplados originalmente.
Y refieren: “la compatibilización simultánea en el tiempo de la excavación de las estaciones con la ejecución del túnel, supuso uno de los hitos más importantes del proyecto”.
También reconocen que a lo largo del trazo de cinco kilómetros del tramo subterráneo, tuvieron que enfrentar siempre “los flujos de agua presentes” y ajustar la operación de la tuneladora ante el deteriorado estado del subsuelo, antes, durante y después del paso de la máquina.
Según técnicos consultados por quien esto escribe, las infiltraciones de agua será difícil resolverlas y estarán presentes en toda la vida útil de la línea. La causa es haber realizado primero el túnel que las estaciones subterráneas modificando la lógica internacional de ejecutar antes las estaciones del paso de la tuneladora.
El método de construcción de túneles empleado para metros en el mundo, se conoce como excavación mecánica por secciones, Nuevo Método Austriaco de Construcción de Túneles (NATM, por su siglas en inglés) y que fue sustituido por el sistema EPB (Earth Pressure Balance), escudo de presión de tierra.
En lo que se refiere al tramo frente al Museo del Periodismo (sitio del hundimiento del lunes pasado), fueron colocados muros pantalla para proteger el edificio histórico también conocido como “La Casa de los Perros”. Los muros tenían un metro de ancho, 2.70 metros de longitud espaciados a medio metro y con profundidad de 34 metros.
Pese a estas protecciones, se abrió un “socavón” en la avenida frente a este edificio de 12 metros de profundidad que en las primeras consideraciones se estima que habría ocurrido por el reblandecimiento de la zona que apunta a la presencia de agua.
Este no fue el único “socavón” registrado en el trazo de la Línea 3. Tras el paso de La Tapatía, cerca de La Normal, se registró otro socavón y un segundo se registró junto al templo de San Francisco, precisamente en el tramo donde el trayecto hace una curva para tomar la avenida Revolución en los arcos contiguos a la iglesia de más de 450 años.
Por eso, a casi seis meses de que el entonces gobernador electo Enrique Alfaro planteara al gobierno de Enrique Peña Nieto sus dudas sobre la Línea 3, sigue vigente su preocupación por garantizar la seguridad para los tapatíos que utilizarán este transporte público.
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