Unos cuantos letreros colocados en las cercanías de Periférico Poniente y Carretera Tesistán, advertían del cierre de ese crucero los días 18, 19 y 20 de marzo, para maniobras de la obra de la línea 3 del Tren Eléctrico Urbano.
Un puñado de agentes de Movilidad completó el “operativo” para intentar auxiliar en el desastre vial en que se convirtió la zona durante esos días.
Sin embargo, una semana después, el 25 y 26 de marzo, no hubo anuncio previo ni agentes y cerraron de nuevo el crucero provocando malestar y otro gigantesco embotellamiento.
Este episodio es un simple ejemplo de la improvisación y el poco respeto que reciben los vecinos, comerciantes y los ciudadanos que tienen que circular en auto o transporte público por el laberinto en que se han convertido los trabajos del tren a los largo de sus 21 kilómetros.
No existe un programa efectivo de mitigación hacia las afectaciones en contaminación, ruido, tráfico y comercio que iba a ocasionar durante más de dos años la construcción de la línea 3, ni siquiera se implementaron rutas alternas o desplegado operativos diarios para aminorar el impacto de la movilización de cientos de miles de automovilistas.
Cada mañana, a su suerte, quienes tienen que circular por las avenidas donde están los trabajos, deben sortear numerosos escollos para llegar a la escuela o sus empleos. Ni siquiera las primarias ubicadas en las inmediaciones, cumplen con la disposición de la Secretaría de Educación de ser flexibles en la hora de ingreso a clases por los comprensibles retrasos de padres de familia que llevan a sus hijos a la escuela.
Por si fuera poco la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, responsable directa del proyecto de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, incluye en su portal un “Programa de desvío del tráfico durante la obra”, que resulta una broma cruel (http://www.sct.gob.mx/fileadmin/DireccionesGrales/DGTFM/Proyectos_Pasajeros/Tren-Guadalajara/Proyecto_Ejecutivo_L3_Guadal/10_13_142.pdf).
El documento, elaborado por SENERMEX, Ingeniería y Sistemas, S. A. de C. V. y por Transconsult, Consultoría en Tránsito y Transportes, S. C., establece que “se ha diseñado una estrategia para reducir al máximo posible las afectaciones tanto al tráfico vehicular como a las actividades cotidianas de la población”.
El citado programa hace un recuento muy general de las obras que se realizan en el paso elevado con pilares y adecuaciones como “soterrar” vialidades en el ingreso de Zapopan para agilizar el tráfico.
Además, señala que debido a las obras será necesario tareas de “urbanización mayor” que implican corrección de banquetas y ensanche de camellones entre otras acciones.
Pero de las 43 láminas de que consta el “Programa de desvío del tráfico durante la obra”, 33 se encuentran completamente en negro y solo cinco contienen información del proyecto.
Junto a las molestias que ocasionan las obras de la línea 3, existe una completa desinformación. Además de las licencias de construcción y cambio de uso de suelo que no fueron tramitadas en tiempo y forma, no se conoce si fue elaborado un plan de protección para monumentos históricos como reclamaba el INAH con todo y sus fianzas ante posibles daños.
En el caso de los tramos elevados, no se conoce si será uno o dos elevadores, si tendrá escaleras, si contemplaron medidas de seguridad para los peatones, etcétera.
Y una perla final: la empresa Personal Temporal Administrativo, S. A. de C. V., recibió tres contratos del gobierno estatal por 10 millones 349 mil 172 pesos, por entre otras acciones “socializar” las bondades de la Línea 3.