En la historia reciente del “nuevo PRI”, hay un lunar en el área conurbada de Guadalajara que parece detenido en el tiempo. Es un sitio donde al estilo de la película “La Ley de Herodes”, se emplea la fuerza del gobierno para someter a opositores, conformar una camarilla y obtener beneficios.
Es el caso del municipio de El Salto, dominado por los hermanos Joel y Gerardo González Díaz, que acumulan nueve años de control político.
Joel, presidente municipal con licencia y candidato a diputado local por el distrito 7, buscaría extender a 12 años su presencia en el municipio tras haber sido alcalde, diputado federal, de nuevo primer edil y ahora contender por una curul. Su hermano Gerardo lo sustituyó como presidente.
Es tal la fuerza del grupo que encabezan, que según el que fuera precandidato de Movimiento Ciudadano, Diego Díaz, se atrevieron a anunciar semanas antes del proceso interno de MC que ya tenían al aspirante que contendería contra ellos.
Se trata de Israel Orozco, ex funcionario municipal en su gobierno quien supuestamente rompió con ellos para buscar la nominación en la oposición.
Sin embargo, según refieren los opositores de los González, estaríamos ante la misma estrategia seguida en el pasado proceso electoral cuando Gabriel Pérez, ex director del ramo 33 y ex dirigente municipal del sector popular del PRI, rompe presuntamente con los hermanos y se convierte en aspirante por Movimiento Ciudadano. Una vez como regidor, renuncia a ese partido y regresa al PRI.
En un comunicado, MC reconoció en agosto de 2014 que quien fuera su abanderado tenía meses operando para Joel González Díaz.
De acuerdo con los mismos detractores del alcalde con licencia, Orozco seguiría los pasos del anterior candidato opositor: fingir una confrontación, dividir el voto y regresar al redil conforme se consiga el objetivo de mantener el gobierno.
Activistas del municipio del Salto consultados, revelan que las prácticas intimidatorias de parte de quienes ejercen el poder son constantes. Prácticamente no se permite a ningún comerciante que coloque alguna calcomanía ajena al tricolor porque llegan inspectores y clausuran los negocios con cualquier pretexto.
El grupo de Joel González Díaz comenzó a tomar fuerza desde la comunidad de Las Pintas que cuenta con más habitantes que la cabecera municipal. El área de influencia abarca delegaciones como La Huizachera y San José del 15 entre otras, donde a través de programas sociales brindan apoyos y los utilizan para ejercer el control.
Si por un lado otorgan dádivas, intimidan y ejercen presiones, por otro premian a través de la nómina. Aunque no hay una cifra exacta, se estima que habría decenas de “aviadores” que figuran en la nómina sin acudir a trabajar.
El clima político se vio enrarecido recientemente con el asesinato del compositor Martín Ruvalcaba, un activo promotor del movimiento que encabezó en su momento Diego Díaz como precandidato en Movimiento Ciudadano.
El mismo Díaz sostiene que en torno a la misteriosa muerte de su seguidor, hay muchas sospechas pues no se investiga el homicidio y tampoco se han revisado las grabaciones de las cámaras colocadas donde huyeron los agresores.
Como alcalde, una de las polémicas decisiones de Joel González Díaz, fue comprar un equipo de futbol de la tercera división profesional. El ayuntamiento utilizó un terreno reservado para un panteón para habilitar el campo de futbol y las instalaciones del club.
A juzgar por las añejas prácticas políticas de los hermanos González Díaz, de un estilo que se suponía estaba extinguido, no pudieron encontrarle mejor nombre al equipo de futbol del municipio: los Mamuts del Salto.