“Hoy de nuevo manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos, nada de zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inicio nuestro gobierno. No a las medias tintas, no aceptaremos que se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías”.
Andrés Manuel López Obrador
(Plaza de la Constitución/18 de marzo 2023)
López Obrador está a punto de bronco aspirar con la espuma de su rabia.
En este espacio se ha consignado cómo ha escalado el nivel de riesgo que significa para el país tener a un presidente motivado por el odio y el rencor; nada más inquietante para una nación con cierto grado democrático que estar a merced de un hombre sediento de venganza.
Lo que también preocupa es que de acuerdo a las señales que ha enviado, la cosa pinta para ponerse peor.
Rescatemos algunos episodios que confirman lo anterior.
Durante el macro acarreo del pasado 18 de marzo, cuyo verdadero propósito consistió en saciar el apetito egocéntrico de Andrés Manuel, éste aprovecho la ocasión para arengar y advertir frente a sus hordas.
En síntesis, lanzó una amenaza: no permitirá que Morena pierda las elecciones presidenciales. Más aún, sin cuidar en lo más mínimo las formas, dejó muy claro que él designará a quien le suceda: Claudia Sheinbaum.
Ya iniciada la semana, montó en cólera (algo que ya es cotidiano en el podio mañanero) al tiempo que calificaba como “un bodrio” el informe anual 2022 del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El precitado reporte -que utiliza datos del gobierno mexicano- da cuenta de lo que todos sabemos pero muchos fanáticos del obradorismo pretenden ignorar o minimizar.
Padecemos violaciones a los derechos humanos, asesinatos, feminicidios, tortura, desapariciones forzadas, corrupción y de amplias zonas controladas por grupos delincuenciales que no son atendidos por las autoridades; es decir, México se hunde en el fango de la impunidad.
“Elementos criminales, incluyendo pandillas y narcotraficantes, son los que significativamente cometen actos violentos, homicidios, tortura, secuestro, extorsiones y tráfico humano, y la mayoría de estos crímenes no son investigados ni enjuiciados”, se afirma en las páginas del legajo entregado al Senado estadounidense. Sin embargo, para el tabasqueño, “es pura politiquería”.
No está por demás mencionar que para la elaboración de ese documento, intervienen internacionalistas con especialidad en las materias que destaca, pero para nuestro mandatario no son más que una bola de “mentirosos”.
Al inicio afirmé que todo pinta para ponerse peor. Y es que la noticia de que el plan b (así, con minúscula) de López Obrador para desbaratar al Instituto Nacional Electoral fue suspendido de manera indefinida gracias al ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Javier Laynez Potisek, enfureció al Quijote del sureste.
Al aceptar a trámite una controversia constitucional interpuesta por el INE, el ministro consideró que la aplicación de las reformas aprobadas por el Congreso de la Unión podrían violar los derechos políticos-electorales de la ciudadanía, por lo que concedió la suspensión solicitada por el organismo.
El mesías de Macuspana ya reaccionó, y lo hizo de la única manera que sabe hacerlo: injuriando, ofendiendo, desacreditando.
En breve entrevista de gira por Quintana Roo, para supervisar el insultante despilfarro del Tren Maya, aseguró que “los distinguidos miembros” del Poder Judicial y del INE están contra su reforma electoral porque quieren seguir ganando sueldos elevados, pues “su único Dios es el dinero”.
Y agregó: “Es la misma mafia, son iguales que Ciro (Murayama), que Claudio X. González, que los conservadores que no quieren que haya democracia, porque ellos son partidarios de la oligarquía, no de la democracia”.
Así pues, Andrés Manuel seguirá enojado toda la semana.
No es para menos, su épica delirante se desvanece conforme se acercan los días en que deberá desalojar Palacio. La sola idea de hacerlo lo descompone más.
Sus estados mental y emocional acusarán un mayor deterioro en la medida que se aproxime la fecha en que tendrá que rendir cuentas de la tremenda destrucción que está dejando a su paso.
Pero mientras continúe como presidente, López Obrador es un tipo peligroso.
@DeFrentealPoder