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La obsesión por el Río Verde

El abasto de abasto de agua potable para la zona metropolitana de Guadalajara, ha sido el “coco” para los gobernantes desde hace 32 años. Y al menos los últimos seis mandatarios estatales voltearon, en mayor o menor grado, hacia las aguas del Río Verde como la solución del problema.

Guillermo Cosío intentó realizar un sistema de presas sobre el Verde. Buscó construir La Zurda en Temacapulín, pero al final de su accidentada gestión de 1989 a 1992, pudo concluir la presa Calderón en 1991 y dejar adelantada la presa El Salto que terminó de construirse en 1993.

El panista Alberto Cárdenas se vio envuelto en un ácido debate por un crédito japonés rechazado por 150 millones de dólares, mismo que pretendía utilizar para construir un acueducto de la presa El Salto a Calderón y llevar las aguas del Río Verde para aumentar en 1.5 metros cúbicos por segundo el abasto de Guadalajara.

En 1995 el presidente Ernesto Zedillo, emitió un decreto que declaraba reservada el agua de la cuenca del Verde para uso doméstico y público urbano, en beneficio de Los Altos de Jalisco y Guanajuato. Dos años después, ajustaría el decreto para incluir a la zona metropolitana tapatía.

Bajo este decreto, en el gobierno del panista Francisco Ramírez Acuña intentaron construir la presa de San Nicolás en Jalostotitlán para llevar agua a León con un acueducto de 100 kilómetros.

Paralelamente, el gobierno de Jalisco apostó por Arcediano, un embalse que acumulaba las aguas del Río Santiago y las del Río Verde, para abastecer a Guadalajara.

Ambos proyectos se frustraron. El primero por oposición de los habitantes y el segundo por elevados costos.

Surgió entonces la alternativa de El Zapotillo, presa que comenzó a construirse hasta que fue detenida la cortina en 79.80 metros de altura, debido a numerosos amparos.

Según la Comisión Nacional del Agua, el Verde tiene caudales de 16 metros cúbicos por segundo, pero varios especialistas desmienten los estudios al señalar que este río ya no registra tales volúmenes.

Los tres últimos gobernadores prometieron a los habitantes de comunidades afectadas con la presa, que defenderían los poblados. Pero Emilio González Márquez del PAN, decidió continuar con el proyecto y Aristóteles Sandoval del PRI y Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano, repitieron el mismo patrón:

Como candidatos prometieron que no se inundarían los pueblos y como gobernadores cambiaron de parecer.

Aristóteles contrató a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) por 4.6 millones de dólares para recibir el aval técnico para la obra y Alfaro, quien había cuestionado los volúmenes del río y la presa misma, es ahora junto con el gobernador de Guanajuato, el más entusiasta promotor de El Zapotillo.

Mientras tanto, ajeno a los escarceos políticos y a la tinta que corre en los proyectos del gobierno federal, el Río Verde acaba de despertar del letargo del estiaje que mantuvo seco su cauce.

Un reducido arroyo por las lluvias que caen en la cuenca que cruza Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Jalisco, comenzó a formarse en las últimas semanas, sin saber de la responsabilidad que tiene de llenar una presa, de dar agua a 14 poblaciones alteñas, a la ciudad de León, Guanajuato y a la zona metropolitana de Guadalajara.

• Carlos Martínez Macías

Director General de Paralelo 20. Es un periodista de larga trayectoria en prensa, radio, televisión y medios digitales. Ha realizado coberturas especiales en México y el extranjero. Ganador del Premio Jalisco de Periodismo.

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