Como un episodio de “horror involuntario”, la Fiscalía General del Estado decidió recurrir a un video para exponer la tragedia que padecieron tres estudiantes de cine que fueron “levantados”, golpeados, asesinados y después disueltos en ácido.
La producción del video que requirió de un guion, un locutor en voz en off y la posterior edición, es un acto de insensibilidad, por decir lo menos, para explicar el crimen de los tres jóvenes que se dedicaban en el momento de su captura y posterior asesinato, precisamente a producir una pieza audiovisual.
El video que incluye la utilización de programas digitales para recrear la captura de los muchachos, fue una de las novedades de la Fiscalía en la rueda de prensa convocada varios días después del plazo de un mes otorgado por el gobernador para dar resultados; la otra fue la revelación de un nuevo cártel que disputa el territorio al Cártel Jalisco Nueva Generación, denominado “Nueva Plaza”.
La brutal forma como fueron ejecutados los estudiantes de cine, es el ejemplo más claro de la impunidad que campea en Jalisco y que ha propiciado el crecimiento, consolidación y hasta expansión de un poderoso cártel que hoy es el enemigo público número uno del país.
El ataque contra el alcalde de Jilotlán de los Dolores, más de tres mil desaparecidos y la arena de guerra por la disputa entre grupos del crimen organizado en la entidad, conforman el desolador panorama.
A fines de los setenta la zona metropolitana de Guadalajara recibió a narcotraficantes que huían de la “Operación Cóndor” en Sinaloa y que se asentaron aquí con todo y familias. En universidades privadas estudiaron los Arellano Félix y sus hijos; además del hijo del Chapo Guzmán, Sandra Ávila Beltrán, la “Reina del Pacífico”, entre otros.
El lavado de dinero a principios de los ochenta fue el motor de los negocios en la ciudad con hoteles, restaurantes, agencias de autos, empresas inmobiliarias, etcétera, ante la complacencia de autoridades y por supuesto de empresarios.
Tras la muerte de Ignacio “Nacho” Coronel el “jefe de la plaza”, la violenta disputa entre el cártel de Sinaloa, El del Milenio y la fragmentación del negocio, derivaron en capítulos tenebrosos como ajustes de cuentas, con cadáveres mutilados y con castigos como el de seis personas con las manos amputadas “por rateros”.
El clima de inseguridad en la entidad no puede explicarse más que en falta de estrategias, acciones contundentes, omisiones y en algunos casos complicidades de autoridades y cuerpos policíacos.
Para nadie es un secreto que los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación controlan la vida en decenas de municipios de Jalisco donde llegan al extremo de imponer a jefes policiacos, como tampoco es un misterio que Jilotlán es desde hace décadas una de las zonas “calientes” que tiene el estado con presencia del crimen organizado.
Increíblemente, la estrategia seguida hasta ahora es intervenir policías municipales, pero no se ha seguido la ruta del dinero. Revisar los bienes de funcionarios y exfuncionarios ligados al sector de seguridad; de jueces, magistrados, jefes policiacos y ex jefes policiacos que no podrían acreditar –en algunos casos–, por ejemplo, por qué viven en un fraccionamiento exclusivo con una flota de autos de lujo, deportivos o de colección.
En la explicación de la Fiscalía, los tres estudiantes de cine asesinados estaban lamentablemente “en el lugar equivocado”… el problema es que con los niveles de violencia que vivimos, parece que cualquier parte de la ciudad es el sitio equivocado.
Con el terrible crimen de los estudiantes Jalisco tocó fondo,porque lo que sigue es el infierno. Por lo pronto y por un rosario de omisiones y estrategias fallidas, ya se ganó su Ayotzinapa.