Sin duda, el tema que más preocupa, que inquieta y que genera una gran zozobra e intranquilidad a los jaliscienses es el de la inseguridad. No es una percepción de la gente como se ha querido manejar por parte del gobierno en turno. No es que se “estén matando entre ellos” como ha justificado el gobernador Enrique Alfaro Ramírez los 455 homicidios ocurridos en lo que va del año. No es que nos estemos todos volviendo paranoicos. La estadística registra 232 homicidios en enero y 224 tan solo del 1 al 26 de Febrero. Solo este martes se registraron 11 homicidios en la entidad; 2 en el Salto, 1 en Lagos de Moreno, 4 en Zapopan, 4 en Guadalajara y 1 en Chapala.
Se establece además, que de esos 455 homicidios documentados únicamente del 1 de enero al 26 de febrero promedian 7.98 homicidios por día, y se menciona que cada 12 minutos una persona herida por arma de fuego se presenta a recibir atención médica a un hospital o puesto de socorro.
No se reconoce pues por parte del Gobierno el alarmante grado de inseguridad en que transita la vida de los ciudadanos, al punto de casi hacernos creer que somos injustos con el Gobierno que mientras tanto, ofrece cifras alegres afirmando que delitos del orden común van a la baja, como si no fuera la propia gente con sus historias y vivencias la que padece a cada instante la falta de seguridad sin distingo de colonia, sector, ciudad o región donde circule ni el lugar de trabajo, recreativo o habitacional en el que se desenvuelva. El hampa, los grupos, la delincuencia organizada está en todos lados y a cualquier hora.
Todos los días conocemos de levantones, secuestros, hallazgos de cuerpos calcinados o desmembrados y fosas. La justificación del Ejecutivo es que, si bien han incrementado las ejecuciones esto es simplemente resultado de una lucha sorda entre mafias y cárteles y que solo se matan entre ellos. Asegura que ha disminuido la incidencia en delitos del orden común. Según su aseveración, se ha avanzado en el ataque a los motorratones, y en abatir las delincuencias ordinarias como el robo, el asalto, el secuestro o los fraudes, pero la gente discrepa de todo esto, la inseguridad se ha incrementado en números de extorsiones a empresarios de todo tamaño, a profesionistas, a gente que tiene sus pequeños negocios y que ha sido asolada por el hampa.
Parte del problema es la falta de definición de una línea clara de conducción del tema de seguridad, dado que durante la campaña se dijo y fue casi algo coincidente de casi todos los candidatos que deberían de separarse las funciones de seguridad de las de procuración de justicia, y de hecho así se aprobó la contrarreforma a la reforma que inventó el exgobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz hace seis años para fusionar seguridad con procuración de justicia. Esta contrarreforma se aprobó a finales del sexenio anterior para que entrara en vigor en el presente ya con una Fiscalía dedicada solamente a procuración de justicia y por separado Secretaría de Seguridad, pero Enrique Alfaro cometió el error de fusionar imponiendo una coordinación estatal por encima de todo, con un personaje que si bien tiene fama de persona seria y sin tache alguna, al menos evidente, (Macedonio Tamez fue alcalde de Zapopan y su único paso por el tema fue haber sido policía de Guadalajara sin ningún reconocimiento ni tampoco escándalo), no se le reconoce como un experto en seguridad. Y ante la evidente falta de resultados, se escuchan rumores en el sentido de que habría falta de conformidad, falta de coordinación interna, fricciones y que los resultados negativos hacen creer que debe haber un ajuste drástico y rápido al respecto.
Durante la campaña electoral por la gubernatura que desembocó en la elección del primero de julio pasado, el tópico más importante para mí fue la inseguridad, otros candidatos lo dejaron como algo secundario, mientras que el candidato triunfante y hoy Gobernador Enrique Alfaro Ramirez de alguna forma tocó el tema señalando los errores en que se incurría por parte de la administración pública estatal y federal al enfrentar el incremento en el índice de criminalidad y violencia.
En dichos debates toqué el punto y fue en el último de ellos que establecí algunos preceptos de los temas urgentes:
La pacificación y la consecuente recuperación de barrios, ciudades y regiones, la recuperación también de espacios públicos no solamente territoriales sino estructurales es decir, la depuración de las fuerzas de seguridad ante la falta de certidumbre por el nulo control de confianza en elementos y la permeabilidad que ha habido, la penetración del hampa en diversas corporaciones y fuerzas del orden.
La despistolización pero con un esquema de avanzada, con inteligencia y estrategia, con elementos técnicos de vanguardia y no de la forma rudimentaria que se hace y resulta inútil pues permite que por las filtraciones los hampones sean avisados de dónde se instalarán los operativos y los burlen fácilmente.
La revisión y recomposición de los asuntos del orden de reinserción. En Jalisco se incumple la ley que obliga a que los reos de alta peligrosidad, los vinculados al crimen organizado o a delitos graves de delincuencia organizada deban estar recluidos en establecimientos carcelarios de acuerdo a su condición, separados de los internos que son reinsertables a la sociedad o de mediana o baja peligrosidad y más aún separados de los inimputables.
Uno de los problemas de mayor gravedad y que indudablemente es parte de la raíz de la delincuencia, es la contemplación y permisibilidad qué hay en las cárceles para que sean gobernadas por el famoso autogobierno, por los reos más importantes, con más poder económico y de fuerza y que desde ahí, los grupos, los capos, y las mafias armen, establezcan, proyecten y operen los asuntos que provocan desestabilización social por delincuencia.
Existe además una gran falla en el nuevo sistema de justicia penal adversarial que tiene situaciones que podrían verse como un avance pero que en los hechos ha sido una queja recurrente el que no ha funcionado.
Desde entonces se proponía establecer mesas de trabajo para revisar las fallas desde los diversos ámbitos del poder público; Poder Ejecutivo y Judicial, lo que les toca y no se ha hecho o se ha hecho mal.
Enrique Alfaro se comprometió a que en los primeros 100 días de gobierno habría logrado amainar la inseguridad, pero seguimos igual o peor que en la anterior administración. Urgen resultados y urge que los jaliscienses tengan alguna esperanza de una mejoría con este nuevo gobierno que continúa sin dar un golpe que trastoque a la delincuencia organizada ni una estrategia que vislumbre que está diseñado el plan que la logre abatir.
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