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Por Carlos Martínez Macías
A poco más de un mes de cumplirse un año de la clausura del proyecto inmobiliario de Iconia en la Barranca de Huentitán, a los impulsores del polémico megadesarrollo, parece no correrles prisa porque se destrabe el conflicto.
Sin embargo, después de meses turbulentos que incluyeron procesos penales, encarcelamiento de estudiantes, desalojos violentos y cientos de notas en los medios de comunicación, los directivos de Hoteles Riviera Deluxe, han conseguido sin querer algo muy importante: que nadie hable de Iconia.
Proyectado sobre un predio de 13.6 hectáreas que originalmente sería destinado para un parque, el desarrollo que originalmente se iba a llamar Puerta Guadalajara, nació muerto, ya que se trataba de utilizar terrenos públicos para realizar un gigantesco negocio privado.
Responsable de motivar en 2008 a las entonces autoridades panistas para que avalaran el a todas luces increíble megadesarrollo inmobiliario, fue el español Juan Cano Forrat, un personaje que al frente de Mecano América (filial de la compañía ibérica que fue a la quiebra), con base en simples renders de lo que sería el complejo de 18 torres, logró convencer al gobierno municipal y luego ceder los derechos y la posesión del predio a Operadora Hotelera Salamanca (OHS), en una cantidad que nunca fue revelada.
La magia de este arquitecto, es que, sin haber construido un solo metro en el terreno, pudo realizar un lucrativo negocio.
A través de su Instituto Teconlógico del Hábitat, Cano Forrat siguió visitando México para impulsar la construcción de edificios y presentó al menos 20 proyectos comerciales y habitacionales, aunque ninguno tan atrevido como Puerta Guadalajara.
Después que, en una operación de la mano izquierda a la mano derecha, OHS vendiera otra vez a Hoteles Riviera Deluxe en 500 millones de pesos los derechos sobre los terrenos, llegaron las elecciones en 2021 y con ellas los convulsionados tiempos y más tarde la clausura por parte del gobierno federal.
El pretexto, según consta en el expediente PFPA/4.1/2C27.5/00055-22, fue haber encontrado en el sitio siete especies vegetales distintas, dos de ellas del tipo forestal y al menos una que ameritaba de protección especial, lo que hacía obligatorio para la empresa cumplir con el trámite de presentar una Manifestación de Impacto Ambiental.
La constructora se ha negado a cumplir con este requisito y en cambio ha enfocado sus baterías en acreditar que el predio no forma parte de una zona forestal que amerite tal procedimiento.
Hasta fines de 2022, Hoteles Riviera De Luxe habían construido una parte de la primera torre del desarrollo ahora llamado Distrito Iconia y una fracción del polideportivo que forma parte de la contraprestación concertada con el ayuntamiento tapatío.
También hasta entonces, había generado un despliegue que incluía al menos a cuatro empresas para la pre venta de los departamentos, locales comerciales y otras amenidades del que aseguran, es el “proyecto inmobiliario más grande del occidente de México”.
Presumen su ubicación “privilegiada” junto a centros comerciales, escuelas, hospitales, centros de salud, un zoológico, un parque de diversiones, la línea de Macro Calzada (camión articulado BRT) y hasta Mi Macro Periférico, un sistema que no existía cuando comenzó la planeación del complejo habitacional, pero que ahora estaría a sus puertas.
El clausurado proyecto por parte de la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa), ha entrado en una especie de limbo jurídico alcanzado de nuevo por un proceso electoral.
Por ahora, la única referencia que suele haber sobre el desarrollo, es la torre de departamentos que lleva el nombre de Iconia Cubos, un complejo junto al Hard Rock Hotel, levantado sobre un predio particular que, hasta donde se sabe, nunca fue destinado para construir ahí un parque público.
