Gaza está a punto de quedarse sin alimentos, agua, electricidad y otros suministros básicos, advirtieron este jueves los organismos humanitarios de la ONU que operan en ese territorio palestino sitiado por Israel, urgiendo a permitir el acceso de insumos vitales.
El asedio no permite la llegada de ayuda del exterior para los 2,3 millones de residentes de Gaza, de por sí sometidos a condiciones de vida precarias a causa del bloqueo israelí.
Más 340.000 personas se han desplazado y los desarraigos continúan a la par de los bombardeos, que siguen matando e hiriendo gente.
Unos 220.000 desplazados se albergan en 92 escuelas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), un organismo que ya cuenta doce muertos entre su personal.
Los refugios están superpoblados y disponen de una cantidad limitada de alimentos, artículos no alimentarios y agua potable.
Crisis de agua a la vuelta de la esquina
La ONU alertó de que se avecina una crisis de agua en los refugios de emergencia de la UNRWA y en toda la Franja de Gaza debido a los daños en la infraestructura, la falta de electricidad para operar bombas y plantas desalinizadoras y el suministro limitado de agua en el mercado local. No puede entrar combustible al territorio y los proveedores de agua israelíes ya no pueden surtirla en Gaza.
En coordinación con el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y la Oficina para Asuntos Humanitarios (OCHA), la Agencia estableció un Grupo de Trabajo de Emergencia para explorar soluciones para el suministro de agua potable en los refugios y en toda la Franja.
Por el momento, aún existe comunicación con las oficinas de la UNRWA a través de internet y teléfonos satelitales, pero ésta podría interrumpirse en cualquier momento. Hasta ahora, los bombardeos han alcanzado 21 instalaciones de la Agencia.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, desde el 7 de octubre han muerto 1100 palestinos. En Israel, los muertos ascenderían a 1200.
La labor humanitaria continúa
En tanto, los trabajadores de socorro siguen apoyando a la población de Gaza lo mejor que pueden y han insistido repetidamente en que sus reservas de insumos vitales se están agotando y en que es imperativo permitir el acceso al territorio palestino de bienes humanitarios.
Más de 5300 miembros del personal de UNRWA están respondiendo a la emergencia en circunstancias extremadamente difíciles. Muchas carreteras han sido destruidas o se han vuelto inaccesibles debido a los escombros y los continuos ataques aéreos están limitando los movimientos.
En conjunto con UNRWA, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) distribuyó ayer víveres y pan fresco de “panaderías que todavía funcionan” a más de 175.000 personas desplazadas en 88 refugios, con la intención de alcanzar a más de 800.000 personas en toda Palestina.
Decenas de expertos piden una tregua
Una treintena de expertos en derechos humanos* y cuatro grupos de trabajo* condenaron inequívocamente los ataques a la población civil por todas las partes en conflicto, recordando que “no hay justificación para la violencia dirigida indiscriminada contra civiles inocentes, provenga ésta de Hamas o de las fuerzas israelíes. Está absolutamente prohibida por el derecho internacional y constituye un crimen de guerra”.
En una declaración conjunta, los relatores especiales conminaron a un alto el fuego inmediato que sea monitoreado por un cuerpo internacional independiente.
Los especialistas rechazaron los ataques deliberados y la toma de rehenes por Hamas. “Estas acciones son violaciones atroces del derecho internacional y representan crímenes internacionales”, apuntaron, exhortando a la liberación incondicional de los rehenes.
En cuanto a la respuesta de Israel, repudiaron en los términos más enérgicos el lenguaje deshumanizante del pueblo palestino que han utilizado altos funcionarios gubernamentales y los ataques militares indiscriminados “contra el ya exhausto pueblo palestino de Gaza”, que ha vivido “bajo un bloqueo ilegal durante 16 años y ha pasado ya por cinco grandes guerras brutales, por las que nadie ha rendido cuentas”.
“Esto equivale a un castigo colectivo”, enfatizaron, y aludieron a su tipificación en la ley internacional como crimen de guerra.
Infligir hambre es un crimen de lesa humanidad
Los expertos, entre los que se encuentra Francesca Albanese, relatora especial sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, subrayaron que la retención de suministros esenciales como alimentos, agua, electricidad y medicinas “precipitará una grave crisis humanitaria en Gaza, donde su población corre ahora el inevitable riesgo de morir de hambre”.
En este sentido, recalcaron que “dejar morir de hambre intencionalmente es un crimen contra la humanidad”.
Los expertos recordaron a la comunidad internacional su responsabilidad de abordar las raíces del conflicto, incluida la ocupación de 56 años y la anexión de territorios que busca Israel, y la instaron a identificar caminos viables para prevenir nuevas violaciones del derecho internacional, y mayor sufrimiento humano y derramamiento de sangre.
Los relatores finalizaron aseverando que es fundamental romper el ciclo de violencia en Israel y los territorios palestinos ocupados.
“Los ataques armados y las respuestas militares ya han demostrado ser incapaces de lograr la seguridad y el respeto de los derechos humanos de todos. Debe prevalecer el restablecimiento de la legalidad internacional, la rendición de cuentas y el respeto por la humanidad y la dignidad de todos, incluido el fin de los 56 años de ocupación militar por Israel”, concluyeron.