Con el desmantelamiento del sistema público de salud la gente acude a los consultorios adyacentes a las farmacias para tratarse por covid-19. El negocio ha crecido con muy poca supervisión. Sus médicos, incluso, llegan a ignorar las indicaciones de las autoridades de salud y trabajan en condiciones laborales deplorables.
La fotografía fue tomada en Veracruz, al inicio de la pandemia de covid-19 en México: Un consultorio adyacente a una Farmacia Similares (del Doctor Simi). En las bancas de espera, el cuerpo de una mujer de la tercera edad logra mantenerse sentado. Viste un camisón para dormir, lleva un tapabocas, las manos en el regazo. El cadáver está cubierto con una bolsa de plástico. Está sola. Nadie en la calle. Afuera, sólo las luces del local iluminan la banqueta. En la farmacia qu está al lado, un dispensario habla por teléfono y asoma la vista en espera de los servicios de emergencia.
La imagen tomada por Félix Márquez es desoladora. Pero hay otro trasfondo: buena parte de la población acude a los consultorios adyacentes a farmacias para recibir atención para casos de covid-19.
Hasta 2015 se tenían contabilizadas 15 mil farmacias con este tipo de clínicas, según el último informe de la Comisión Federal Para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Pero la cifra podría ser mucho mayor, sólo de 2010 a 2014 este negocio creció 340 por ciento, según la Comisión Nacional de Arbitraje Médico.
Pero en tiempos de covid-19 nadie parece supervisar este negocio en el que, según datos de Cofepris, 325 mil personas acuden a este tipo de consultorios todos los días.
La Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) arrojó en 2012 que casi 4 de cada 10 mexicanos acuden a consultorios privados y de ellos 41.5 por ciento son consultorios adyacentes a farmacias. Entre los pacientes están, incluso, aquellos que cuentan con un servicio médico en una institución pública como el IMSS o el ISSSTE.
«Son modelos de atención fragmentados, limitados, con un alcance y una visión muy pragmática de la consulta de primera o única vez, no para el cuidado integral de la salud de una persona. En cambio proliferaron enormemente, en detrimento del financiamiento que se pudiera haber hecho a otros mecanismos de provisión de servicios de salud en las instituciones públicas», dijo este domingo el subsecretario de prevención de la salud, Hugo López-Gatell, en su conferencia diaria.
Para este reportaje solicitamos varias veces una entrevista Cofepris, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta. Entre la información solicitada estaba la cantidad de clausuras a estas clínicas, pues los datos disponibles, hasta 2013, son de 60 consultorios obligados a cerrar.
Juan M. es doctor en una farmacia del Doctor Simi ubicada a unos pasos de uno de los principales hospitales que atienden casos de coronavirus en Ciudad de México. El hombre calcula que ha atendido a unos 300 pacientes con probable covid-19.
El consultorio es muy básico. Él lo explica diciendo “no tenemos con qué enfrentarnos a esta situación, se lo prometo, no, no tenemos. ¡Ni lo básico, carajo!, eso es lo que más coraje me da, me da mucha tristeza”.
Juan M. tiene más de 60 años, pero a pesar de ser población de riesgo no deja de trabajar; más que amor al arte es necesidad, explica. El hombre tiene una jornada de trabajo de 16 horas al día que divide entre dos consultorios. En su esquema de trabajo no hay salario fijo, hay días que puede llevarse 80 pesos o hasta 500. No tiene ningún tipo de seguro social.
Este doctor es dicharachero, poco ortodoxo y con mucha iniciativa. Él asegura que primero procura ganarse la confianza de sus pacientes, sobre todo en estas fechas en que la gente es muy desconfiada de ir a un hospital “por los rumores que hay”. Juan es tan querido que los propios comerciantes ambulantes que atiende lo han provisto de tapabocas y caretas sin costo.
El hombre explica que estamos en medio de una emergencia sanitaria, no teme arriesgarse un poco por intentar salvar una vida. Este doctor inventó un mecanismo de tres etapas para tratar a pacientes con probable covid-19. “En la primera fase del covid-19 a la gente le damos a veces un antibiótico y con eso salen, no hay problema”. “En la segunda fase usamos hidroxicloroquina u azitromicina”. Estos medicamentos, sin embargo, no han sido autorizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tratar a pacientes con covid-19. Incluso, la OMS advirtió que pueden ser contraproducente en pacientes con el coronavirus.
Pero el doctor Juan es más práctico. “Tal vez sin autorización de la Organización Mundial de la Salud. Pero ahorita no tenemos ese tiempo para esperar las pruebas”. En la fase tres del tratamiento el doctor utiliza un coctel de medicamentos de eficacia no probada como Ibuprofeno, Ivermectina, y Oseltamivir. Los pacientes acuden a comprar los medicamentos a la farmacia del Doctor Simi que está junto al consultorio de Juan, el verdadero negocio del lugar.
El doctor reprocha a las autoridades de salud: “Según ellos lo único que sirve es Susana Distancia o el aislamiento de una persona y lavarse las manos como chorrocientas veces, pues yo creo que tampoco. Porque no estamos acostumbrados, aún siendo médicos no estamos acostumbrados. Yo soy cirujano, si llegaba a tener 5 cirugías en un día, 5 lavadas de manos nada más. Pero no 25, ni veintitantas, ésa es una idea fuera de lugar”.
—¿Cuándo les dice usted a la gente que vaya al hospital?
—Hay una salida muy buena y muy fácil para todos los que le tienen miedo de ir al hospital, que son los corticoides. Dicen que le afecta el riñón, dicen que le afecta el hígado, dicen que se ponen gordito y tantas cosas. Aquí luego, luego ¡Palos! No hay medicamento que te pueda ayudar a desinflamar como es la hidroxicloroquina, la Ivermectina, la Azitromicina y los corticoides. Como última instancia, para que evitemos que caiga en el hospital. ¿Que no funcionaron?… usted aguántele.
Juan dice que él prefiere atender a los pacientes antes que mandarlos al hospital, explica que hay personas de 75 u 80 años que se han salvado de la covid-19 y de no ir al hospital gracias a él.
“Nosotros sabemos que nos arriesgamos, es lógico. Pero somos médicos, ni modo que nos demos la vuelta y digamos ‘sácate, tienes covid, vete al hospital o vete a tu casa’. Hay algunos médicos jóvenes que por la misma inexperiencia y falta de iniciativa no atacan, no le entran”.
El doctor explica que en esta farmacia no llevan un registro de los casos de covid-19, en su lugar se reportan como gripa, faringitis, bronquitis, entre otras.
—¿Alguno de su pacientes ha fallecido?, se le pregunta al doctor.
—Sí, varios. Pacientes míos que decidieron entrar al hospital y que desgraciadamente pues no les fue tan bien en el hospital. Son pocos, no he tenido conocimiento de gran número. Al contrario, he tenido más satisfacciones. Póngale usted que máximo unos 10 fallecimientos.
(Texto: José Ignacio de Alba. Fotos: Duilio Rodríguez. Un trabajo de la Red de Periodistas de a pie).