Ante tan sutil y diplomática invitación hecha por Carlos Martínez Macías, mi amigo de tantas jornadas periodísticas, refrendadas en muchas ocasiones en compañía del dios Baco, no pude resistirme y, heme aquí de nuevo en la palestra.
Va pues: aquí en este infierno terrenal que es Hermosillo–conste, por el inmenso calor– donde a los puercos o marranos les llamamos «cochis», existe sobre éstos, una frase por demás popular: «se venden cochis y, se anuncian solos»; por demás explícita y, que refleja en mucho lo que está ocurriendo a nivel nacional con la nueva pandilla hambreada –algunos de sus bandidos, no tanto– que arrastrados por la ola de Morena, han arribado al poder, en lo que atinadamente hace algunos ayeres , el maestro Gastón García Cantú, llamó «la democracia del rencor», ante el arribo del entonces poderoso PRD, ahora convertido en una caricatura, gracias a los «chuchos»,
Aquí en Sonora, en un fenómeno único, con todo y el pasado de las andanzas de Plutarco Elías Calles, Alvaro Obregón, Abelardo L. Rodríguez y Adolfo de la Huerta–sin contar a Félix Zuloaga que fue presidente en tiempos de la Reforma–las huestes de Morena arrasaron y, de entrada cometieron el error de amenazar a la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano de «amarrarle las manos» y doblegarla desde el Poder Legislativo, donde son mayoría a partir de la noche del quince de septiembre.
Olvidaron los morenistas encabezados por el senador y cuasi secretario de seguridad pública en el nuevo gobierno de AMLO, Alfonso Durazo Montaño, que nunca debe informarse al rival de los pasos a seguir y, en consecuencia la titular del Ejecutivo, como todo animal acorralado, en un clásico madruguete a cargo de sus diputados priístas reformaron la constitución local y ¡zaz!, los «amarrados» fueron otros, pues con base en ésta, la señora tiene el inmenso poder del veto, para rechazar todas aquellas iniciativas que no le convengan a sus intereses y, en consecuencia a los de Manlio Fabio Beltrones, ya que la dama solo es su gerente desde que tomó posesión del gobierno estatal.
«Cochi» por ¡cinco días!
Claro, que en lo anterior, no fueron ajenos muchos diputados panistas, que a sabiendas del fin de tan jugosas becas, «se anunciaron solos», como es el caso de Luis Serrato Castell, quien con las bolsas llenas por dar su voto a favor del «veto», quizás muy agotado por tanto esfuerzo, pidió licencia –claro, se la concedieron– faltando solo ¡cinco días! para terminar su trabajo(¡?) legislativo.
Lo más grotesco es que quien fuera el suplente de éste, durante los tres años, Hiram Alcazar Lacarra, asumió la titularidad sin rubor alguno, sin importarle la carcajada en el recinto: deberá apurarse para juntar lo de la renta del traje para la ceremonia.
Lo dicho comendador: «se venden cochis y, se anuncian solos».
Hasta la próxima, siempre y cuando Carlos quiera que siga escribiendo lo que me dé «mi chingada gana».