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El nuevo acuerdo no gusta

Sin duda alguna, los acuerdos internacionales de México con otras naciones son de vital importancia; los países no pueden permanecer encerrados en su Mercado. Los Tratados entre países permiten reducir los costos para promover el intercambio de bienes entre éstos. Por ello, es de singular trascendencia el Acuerdo al que llegaron este domingo los gobiernos de Estados Unidos de América y Canadá, ya que permitirá finalmente alcanzar un Tratado Trilateral como el que ya se tenia bajo las siglas del TLCAN (Tratado de Libre Comercio con América del Norte) signado hace 24 años por los tres países que conforman la zona. Bajo las siglas de USMCA (United States-México-Canadá) bautizaron el nuevo Tratado. Esperemos mayor equidad en el contenido que en el acomodo de los países en el nombre.

Durante su campaña electoral, el entonces candidato a presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, dedicó en no pocas ocasiones comentarios negativos al TLCAN, aduciendo que se trataba de un Acuerdo desventajoso para la Unión Americana y amagaba que en cuanto fuera presidente lo echaría abajo. Una vez en el poder, se dio paso a la renegociación de dicho acuerdo y en agosto pasado los gobiernos de México y la Unión Americana lograron coincidir en sus posicionamientos y anunciaron con bombo y platillo que estaban en condiciones de firmar un nuevo pacto. Tras muchos dimes y diretes de las ventajas o desventajas que tuvieron cada una de las partes socias, la presión del presidente del vecino país del Norte, el miedo a que hiciera lo que quisiera aún sabiendo que el tratado para poderse denunciar (que es cómo se dice comercialmente) tendría que pasar seis meses al menos para que entrara en vigor la anulación de una de las partes y suprimir la entrada en vigor de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC),  pero quizá sin darle importancia a que no era tan grave, a que no era Tratado, el Gobierno mexicano se dedicó a buscar salir bien librado, aceptó las presiones del gobierno del país vecino y al final de cuentas, con los dedos en la puerta, aceptó un tratado bilateral en inicio, con un nombre todo raro, pero que sabemos hasta ahora, muy sesgadamente, de que hubo una entrega casi absoluta en favor los Estados Unidos en el tema de la industria automotriz y en otros temas que todavía no quedan claros.

Recordemos que en ese momento solo eran dos países, se festinó mucho, no obstante que hubo reclamos de la industria automotriz. Y cuando todo parecía que Canadá no ingresaba y que podría estar integrado el tratado solamente por dos países, de última hora, casi a punto de ingresarlo el presidente norteamericano en su congreso y el mexicano al nuestro, surgió un entendimiento y se anunció un acuerdo de Canadá y el vecino país del Norte para concretar un acuerdo trilateral que ahora se llamará USMCA, cambian pues hasta el modito de andar. Desde ahí creo que empieza el problema, seguimos sin saber ni cómo sería bilateral ni cómo será trilateral hay información muy laxa en el sentido de que hay un acuerdo que prácticamente no toma en cuenta a México, únicamente el acuerdo entre Estados Unidos de América y Canadá sobre los lácteos y sobre el tema de las controversias.

Lo que sí es quizá hasta motivo de risa y broma es que le hayan cambiado el nombre, como si el cambiar el nombre fuese a modificar el sentido de un acuerdo que es fundamental para los tres países. Solo faltó que le pusieran  “ACME” como las herramientas de las caricaturas del Coyote y el Correcaminos, con siglas prácticamente impronunciables a diferencia del TLCAN en español o el NAFTA en inglés. Cuestionable es de la misma forma, la preeminencia de Estados Unidos de América en las siglas lo cual es una cuestión de forma y de poca monta pero yo creo que es “deforme” y “de forma” el sentido del acuerdo porque no hay una paridad, es América del Norte, son tres naciones que la componen y es un Acuerdo trilateral de pares y pareciera que es un acuerdo de dos impares con el par mayor, entonces desde ahí creo que es criticable, pero lo reprochable finalmente es que aunque no es malo que haya un acuerdo, lo malo es que haya oscuridad en cuanto a su contenido y lo malo es que quizá  se hayan aceptado cosas que no debían, todo por la prisa de que se firme todavía bajo la égida de el mal afamado presidente Enrique Peña Nieto y que no cargue la culpa de un mal trato de una mala negociación al régimen entrante que encabezará formalmente ya el 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador.

De entrada, el hecho de que se nos menosprecie desde el simple nombre no está bien, de entrada el que tengamos que ver en qué se arreglaron los otros dos países no refiere un trato digno a nuestro país. Se habla de un problema del gran Mercado de lácteos que tiene Canadá -sin poder olvidar que nuestro país tiene también un gran esquema de producción de lácteos y que el agropecuario es un sector que siempre ha sido muy castigado y que al parecer es el que más se ha quejado de las fallas del todavía TLCAN- yo creo que el problema es que para México sigue siendo un conflicto ser el menor de las economías de Norteamérica y ser vistos simplemente como un banquito, que seguramente es como están viendo desde afuera a México. Habrá que ver las letras pequeñas y las medianas y las grandes porque no sabemos mucho, pero de entrada son los temas que hay que revisar con mucho cuidado porque podría estar en riesgo la estabilidad económica del país.

Finalmente la ventaja o la ganancia política es obviamente más amplia para el presidente Trump, porque él llega a la Elección intermedia de su país, para la que tenía cierta fragilidad, con una presencia imponente de que es el triunfador y que sí puede como se jactaba apretar, amagar, amenazas, manotear, y todo le sale bien porque es el jefe de jefes del mundo, es el sherif del mundo y lo está logrando a costa en este caso de la imagen de un gobierno endeble como el de Peña Nieto y de un gobierno que aunque llega fuerte por lo que pasó en las urnas que es el de AMLO, está dejando que el que se va lleve la carga quizá para no ensuciarse y pretender que él no es el que entrega o cede las cosas. El asunto del muro que se empezó a construir ya, sin poder olvidar que ya está construida mucha parte de ese muro desde antes y que el quid del asunto es el pago del famoso muro no tanto el que se haga o no se haga y es un tema que ya dijo López Obrador que no se va a pelear con él, y esto viene a colación porque es la forma que Trump está avasallando y lo están dejando incluso se está metiendo en las patas de los dragones y al parecer sale bien librado, está siendo un fenómeno raro, creo que mucha gente pensaba o pensábamos que no sería un gobierno que duraría y no solo va a durar sino que va a ganar las intermedias y tenemos el riesgo de que pueda reelegirse.

La última palabra la tendrá el Congreso de los Estados Unidos de América, que será el ojo fiscalizador para decidir si valida o no lo negociado por el gobierno de la Casa Blanca. El propio Donald Trump ya expresó su desconfianza, sabe que las intermedias están en el centro de este embrollo y no será fácil que le palomeen su  renegociación y los Acuerdos alcanzados con sus pares de México y Canadá. Como buen empresario, él está vendiendo su producto como “El Acuerdo más importante de la historia estadounidense”, pero lo importante será ver si los  congresistas opinan lo mismo que él o le echan para abajo su Tratado. Al tiempo!

• Paralelo Veinte

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