Desde hace algunos años, en diversos espacios, he coincidido con lo que muchos expertos en la materia señalan: no es lo mismo acceso a la información que acceder a información de calidad que transparente los recursos públicos.
Primero como consejero, y después como secretario general, en el seno del Consejo Económico y Social del estado de Jalisco (CESJAL), siempre manifesté que lo importante no es publicar en un portal la información derivada del uso de los recursos públicos, sino que resulta fundamental poner a disposición de la sociedad en general la información que le permita saber si fue o no pertinente tal o cual gasto ejercido.
Lo anterior viene a cuenta porque, de modo paradójico, el pasado 28 de septiembre, fecha en que se conmemoró el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información, el Diario NTR dio a conocer que “Jalisco se posiciona en la penúltima posición, tan sólo por debajo de Colima y Veracruz, en el índice de calidad de información en el que se evalúan la gestión de proyectos, avance financiero e indicadores”.
En la nota que firma Grettel Rosales, revela que “a pesar de los múltiples premios que año con año recibe el gobierno de Jalisco en transparencia, el último reporte de Transparencia Presupuestaria del Observatorio del Gasto –que se entrega a la Cámara de Diputados- evidencia que la calidad de la información en dicho rubro es mala”.
De acuerdo al documento que se cita, ahora se sabe que el Estado tuvo una calificación de 0.59 en dicho índice, mientras que Colima tiene 0.55 y Veracruz 0.56; mientras que las entidades con mejor puntuación son Hidalgo con 0.99, seguido de Campeche con 0.98.
Así pues, Jalisco tiene por delante mucho por hacer en la materia. Y para iniciar, habrá que poner sobre la mesa algunas consideraciones.
Según algunos expertos, los esfuerzos realizados hasta ahora por el poder ejecutivo estatal se concentraron en la conquista de reconocimientos nacionales e internacionales; sin embargo, lo cierto es que hoy queda de manifiesto que las condecoraciones no sirven de nada si el ciudadano no tiene la manera de conocer los cómo y los para qué del gasto público. Dicho de otra forma, el gobierno ha ganado el aplauso de organismos que sólo evalúan el diseño de la caja, no de su contenido.
Debido a lo anterior, hay quien se cuestiona de qué sirve tener en la localidad un órgano como el ITEI, que en 13 años de existencia, en los hechos no ha garantizado a la población el acceso completo a la información, ni ha permeado en la cultura del ejercicio de este derecho constitucional.
Esto nos lleva a pensar sobre si sería más efectivo que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), tenga sedes en los estados a partir del impulso de una legislación única de transparencia y rendición de cuentas, que de paso, termine con el derroche de dinero en entidades burocratizadas que no han ofrecido resultados claros ni contundentes.
Así pues, me parece que en breve, Morena a nivel nacional y Movimiento Ciudadano en Jalisco, tendrán la gran oportunidad de revisar con objetividad este importante tema.
En nuestro país la transparencia debería estar ligada a la rendición de cuentas bajo criterios de pertinencia; en otras naciones lo importante no es que se dé a conocer cuánto y en qué se gasta el dinero, sino que atienden el cómo y el para qué del gasto.
Y más aún, los titulares de los órganos garantes en otras latitudes, no confunden su función sustantiva, por lo que se mantienen al margen de cualquier protagonismo mediático y ramplón.