A partir de que se registraron los primeros casos de enfermos a causa del virus del dengue en Jalisco, cada semana se han ido documentando nuevos casos del padecimiento al grado de convertirse en epidemia desde hace ya al menos un par de meses atrás, sin que a la fecha las autoridades de salud en la entidad hayan conseguido siquiera menguar un poco la incidencia que de acuerdo con el monitoreo de la Secretaría de Salud Federal (SSA), reporta se han alcanzado 10 mil 54 casos de dengue confirmados en tanto nuestro estado se mantiene en el primer lugar en el país con más víctimas del virus que ha cobrado la vida de 25 personas, seguido por Veracruz y Quintana Roo que acumulan nueve mil 066 confirmaciones, y Quintana Roo mil 485, de manera respectiva.
En la semana epidemiológica anterior se habían reportado 9 mil 600 casos. La Secretaría de Salud argumentó un retraso en el número de comprobaciones por parte de las instituciones de salud, a lo que atribuyen el aumento de 744 casos en una semana. En el reporte de la semana epidemiológica 47, contabilizaron 454 casos más y un fallecimiento, pero se agregaron 2 mil 106 casos probables de contagio, para alcanzar una suma de 76 mil 425 enfermos que se encuentran en análisis para determinar si fueron contagiadas por el mosquito aedes aegypti. Mientras tanto se investiga aún 115 muertes para determinar si se debieron al contagio por dengue.
Al 12 de agosto, Jalisco se ubicaba en el lugar número siete respecto al número de casos de personas registradas con dengue y un mes después ya era segundo.
Por esas fechas, escribí que “ el Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Dengue, apenas reporta 2 mil 451 pacientes afectados por dengue, pero los hospitales del servicio público y privado están a tope, las escuelas con cantidades importantes de ausencias de maestros y estudiantes, los enfermos en las familias y la alarma generalizada en redes sociales, nos dicen que si esto no es ya una epidemia está muy cerca de serlo, y que la cifras que han ofrecido las instituciones de salud que reportan un incremento de casos en 375 por ciento en relación a la misma fecha de 2018, se han quedado extremadamente cortas, pues se estima que la cantidad de casos sea infinitamente mayor y sume casi 17 mil enfermos.
Pero estos números no deberían provocarnos mayor sorpresa, si tomamos en cuenta que ha habido negligencia en la prevención; que las campañas informativas no fueron ni oportunas ni efectivas y principalmente que no se ha cumplido con la tarea de los gobiernos de fumigación en las calles, una actividad a la que nos acostumbraron los gobiernos pasados y que tan efectiva resultaba.
Fue hasta el 7 de septiembre pasado, es decir, cuando ya el estado registraba mil 546 casos de dengue y dos decesos ocurridos en Guadalajara y Zapopan, cuando en coordinación con la secretaría de Salud, el Ayuntamiento de Guadalajara inició las fumigaciones contra el dengue en las colonias El Zalate y la colonia Campesina”.
Cerré mi colaboración con el siguiente texto: “Es posible que la autoridad haya actuado de forma negligente en este caso que mantiene en vilo a los jaliscienses, y sólo esperamos tenga la capacidad de brindar la debida atención a las miles de personas afectadas que requieren de la ayuda, y logre evitar más enfermos y más muertes por esta causa”.
Del 18 de septiembre que redacté esa colaboración a este día, lastimosamente nos damos cuenta que no ocurrió ni una cosa ni la otra; las autoridades de salud no han brindado la debida atención y tampoco lograron evitar más enfermos y más muertes. Y por el contrario, sí hemos podido constatar que los responsables de la salud han actuado de manera negligente.
De tal suerte que no deja de sorprender que estos funcionarios se mantengan en sus cargos. No se puede ser complacientes ni dejar de exigir la sanción correspondiente para quienes con su negligencia e incapacidad han provocado la incontrolable epidemia de dengue que ha dejado 25 muertes confirmadas pudiendo incrementar la cifra a más de cien.
El Secretario de Salud en el Estado, Fernando Petersen Aranguren y la Directora General de Servicios de Salud Jalisco, Consuelo Robles Sierra, no pueden ser sostenidos por más tiempo en sus respectivos cargos, cuando por omisión en sus responsabilidades, decenas de miles de familias jaliscienses han tenido que sufrir la enfermedad de uno o varios de sus seres queridos, los gastos que ello implica, y algunas de ellas el dolor de padecer la muerte de un familiar por la displicencia de este par de personajes.
Su responsabilidad en el tema acumula acciones como un despido masivo de todos los trabajadores encargados de los programas de fumigaciones como “patio seguro”, entre otros.
Además, no se tomaron medidas preventivas cuando incluso la misma Organización Mundial de la Salud dirigió una alerta a México para que se tomaran previsiones.
Entraron tarde a los trabajos cuando ya el problema comenzaba a tomar dimensiones de epidemia.
Se deslindaron de su compromiso aduciendo que no había llegado la partida de la Federación mientras se conocía que el recurso destinado a los trabajos de fumigación se encontraba en sucursales bancarias.
Rechazaron declarar la alerta epidemiológica y se limitaron a decretar una alerta sanitaria.
Han mentido tanto al Gobernador como a la sociedad sobre el fumigante caduco, y maquillaron cifras.
Y principalmente no han tenido la capacidad para diseñar y llevar a cabo las estrategias que logren menguar el número de incidencias y mucho menos erradicar la enfermedad.
Los dos funcionarios han recibido el espaldarazo del Gobierno en turno que fue el que les otorgó sus respectivos nombramientos. Pero no sabemos por cuanto tiempo más consigan mantenerse al frente de sus respectivas dependencias.
Por lo pronto, el partido MORENA ha presentado en días pasados ante el Congreso del Estado un par de solicitudes para que se instauren procesos de juicio político en contra de quienes tanto daño han causado a los jaliscienses y esperamos que la mano de la justicia les alcance y procedan ambos procesos de enjuiciamiento.
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