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Por Carlos Martínez Macías
Las promesas de adelgazamiento de la nómina del Congreso del Estado de Jalisco, son una burla cruel que se repite con cada legislatura, porque al final de cuentas terminan convertidas en un barril de atole para comerse con el dedo.
La principal razón que sigan multiplicándose los empleados, tiene que ver con la estructura política con que se maneja el personal, ya que las distintas fracciones partidistas contratan cada tres años a nuevos elementos y desdeñan a los de base.
Además que ya no caben los más de mil trabajadores que abultan la nómina, hay empleados que deambulan de una oficina a otra sin tener un espacio donde “trabajar” porque no fueron tomados en cuenta, o de plano pasan a engrosar las filas de “aviadores” que ha sido otro de los males de cada legislatura.
El capítulo 1000 que es el alusivo a sueldos y salarios, es el que absorbe el 80 por ciento del presupuesto del congreso.
En 2004, en este rubro, se destinaron 215 millones 537 mil pesos; en 2005, 267 millones 973 mil pesos; en 2006, 305 millones 727 mil pesos; en 2007, 350 millones 701 mil pesos; en 2008, 340 millones 641 mil pesos; en 2009, 340 millones 641 mil pesos y en 2010, 343 millones 973 mil pesos.
Para el 2022, ya se destinaban 828 millones de pesos en la nómina, casi un 90 por ciento de su presupuesto anual; 912 millones fue el presupuesto en 2023 y para 2024, superó los 973 millones de pesos.
De acuerdo con la primera quincena de agosto de 2024, se da cuenta de mil 061 empleados, de los cuales 555 son de base y 459 supernumerarios que ahora ya reciben prestaciones de Pensiones, lo que los hace “más caros” para despedirlos.
Los supernumerarios casi igualan a los de base y son parte de las herencias que dejaron otros diputados que llegaron con sus “equipos”.
Pero al término de cada legislatura, se ha convertido en un mal añejo que después ya no pueden despedirlos e independientemente de contratos, este tipo de empleados ganan los litigios laborales por lo que terminan recontratándolos para eludir laudos millonarios.
Otro de las graves condiciones que enfrenta el poder legislativo, es un escalafón que nadie puede comprender. Hay plazas de auxiliares que son mejor pagadas que jefes de oficina, por eso ningún auxiliar quiere mejorarla porque ganarían menos.
Por ejemplo, una revisión a lo que reciben por quincena, arroja que hay un auxiliar administrativo que gana 12 mil 859 pesos (menos deducciones); mientras que otro auxiliar administrativo gana 34 mil 318 (menos deducciones); un asistente administrativo que gana 17 mil 700 pesos (menos deducciones) y otro asistente administrativo que percibe 30 mil 604 pesos.
En cambio, hay un jefe de servicios que gana 21 mil 274 (menos deducciones), un jefe A de oficina que gana 27 mil 991 pesos (menos deducciones) y un jefe A de oficina que gana 21 mil 057 pesos (menos deducciones).
Y hay casos de todo tipo. Puestos en el escalafón que son similares pero con salarios distintos, o cargos que en apariencia son menores, pero con sueldos elevados.
Un analista que gana por quincena 28 mil 227 pesos (menos deducciones), un intendente que recibe 16 mil 793 pesos (menos deducciones); ayudante de fotocopiador que obtiene 21 mil 983 (menos deducciones), chofer mensajero 21 mil 456 (menos deducciones) y un capturista 30 mil 098 pesos (menos deducciones).
También figura en esta quincena un asistente que gana 33 mil 581 pesos (menos deducciones); asesor de diputados que gana 36 mil 773 pesos (menos deducciones); abogado con 30 mil 427 (menos deducciones); analista que gana 38 mil 086 pesos (menos deducciones) y un asesor que cobra 42 mil 237 pesos (menos deducciones) a la quincena.
Todos estos casos son de empleados de base, los supernumerarios y los familiares, amigos, compadres, padrinos, ahijados que figuran en la nómina del Congreso del Estado, será motivo de una futura entrega.
