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Deportaciones, riesgo para México

Estados Unidos ha actuado sin una visión transnacional ni controles suficientes para impedir que la deportación de migrantes sea un riesgo de propagación de COVID-19 en México y Centroamérica, advirtieron expertos en migración.

El gobierno del presidente Donald Trump ha continuado con las deportaciones en medio de la pandemia y al menos autoridades de México y Guatemala han detectado migrantes contagiados, entre ellos uno que causó un brote en un albergue migrante en la frontera mexicana.

«No estoy tan claro de que estén con todas las políticas preventivas y de evitar contagios», dijo el diplomático en retiro y ex cónsul mexicano en cinco ciudades estadounidenses, Bernardo Méndez Lugo.

Expuso que las autoridades estadounidenses tendrían que realizar análisis rigurosos y controles para asegurarse de que los migrantes en centros de detención no estén contagiados, aunque puso en duda que cuenten con capacidad sanitaria suficiente y voluntad para hacerlo.

Estados Unidos es actualmente el país más afectado por el coronavirus a nivel global tras acumular hasta el lunes más de 751.000 contagios y 35.800 fallecimientos, según el reporte diario de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ante la transmisión comunitaria en ese país es posible que migrantes, una población vulnerable, no presenten síntomas al momento de su detención o deportación, aumentando el riesgo de contagios en sus países, explicó el también director de la fundación promigrante América Sin Muros.

El estado de Tamaulipas, en el noreste de México, informó el lunes de un brote en un albergue con 15 migrantes de distintos países contagiados luego de que uno de ellos fue deportado y sin saber que tenía el virus se alojó en la instalación ubicada en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo.

Autoridades de la misma entidad también detectaron un mexicano contagiado en el momento en que fue deportado por la frontera de la ciudad de Reynosa desde Atlanta, agregó el gobierno de Tamaulipas en su comunicado.

Los casos en México se sumaron a contagios detectados en guatemaltecos deportados a su país desde finales de marzo, lo que llevó a Guatemala a suspender la semana pasada los vuelos con repatriados hasta que Washington garantice que los migrantes que devuelve están libres del virus.

El presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, planteó el 17 de abril que se tomaba la medida porque de 21 contagios confirmados en el país ese día 12 casos correspondieron a migrantes deportados en un vuelo que aterrizó cuatro días antes.

«Nos ha salido prácticamente contaminado gran parte de ese vuelo», refirió el presidente e hizo alusión a otro vuelo que llegó el 26 de marzo al país.

Según prensa local, Estados Unidos también ha realizado durante el brote vuelos de deportaciones hacia Honduras y El Salvador, países que han puesto en aislamiento o vigilancia a los migrantes devueltos.

Méndez Lugo apuntó que lo deseable sería que Estados Unidos detecte los contagios entre los migrantes que deportará y avise a sus países para que los aíslen a su llegada, pero consideró que los casos hechos públicos muestran que le ha faltado responsabilidad.

Destacó que, según reportes creíbles, las deportaciones a México han continuado estas semanas a un ritmo que podría calcularse en los 500 migrantes diario a través de la frontera común, como los dos casos que dieron positivo en Tamaulipas.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) estadounidense ha reportado que hasta la fecha 253 migrantes bajo su custodia han dado positivo por COVID-19, entre ellos 46 en un centro de detención de Búfalo y 29 en otra instalación en Otay Mesa, que es fronteriza con México.

La agencia ha dicho que realiza pruebas a detenidos en sus instalaciones conforme la guía de las autoridades sanitarias, que aplica medidas de salud y que desde marzo ha liberado a 700 personas que eran vulnerables, además de que se hace una evaluación visual a los que deporta por avión.

El docente investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Rodolfo García Zamora, coincidió en que Washington tendría que hacer un análisis médico exhaustivo a migrantes y acordar con los países de origen las condiciones para una deportación a través de cordones sanitarios.

Pero, por el contrario, la pandemia puede dar al gobierno de Trump un pretexto para aumentar deportaciones alegando seguridad nacional y es previsible que el número de repatriaciones crezca en las próximas semanas sin los controles sanitarios para el caso de México, advirtió.

«Esto puede ser un elemento que acelere el contagio tanto en las regiones de México de mayor intensidad de retorno como en las regiones de Guatemala, El Salvador y Honduras, si también crecen de manera significativa las deportaciones», dijo el experto.

García Zamora agregó que él no creía que Estados Unidos vaya a invertir en mejorar la atención sanitaria en centros de detención, por lo que México tenía que trabajar en medidas en la frontera para que las repatriaciones no se conviertan en un elemento de propagación en el país.

«El mundo ha sufrido en carne propia el esquema de Trump: si es más barato y menos complicado deportarlos que invertir en atención médica, aunque haya evidencia de que están contagiados, ellos no van a tentarse el corazón y van a preferir que se vayan a enfrentar la enfermedad y eventualmente el tratamiento médico o el fallecimiento a México y Centroamérica», afirmó.

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