Ahora que el mundo se toma un respiro en la pandemia del coronavirus covid 19 y abren investigaciones desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), ordenan comparecencias de autoridades en Italia e intercambian metralla de acusaciones China y Estados Unidos, más bien las miradas debieran centrarse en las naciones que han sorteado con éxito la emergencia sanitaria.
Un ejemplo cercano es Costa Rica, que aunque se trata de un país pequeño de cinco millones de habitantes, las medidas adoptadas y el eco encontrado entre la población, son sin duda una muestra de que las cosas pueden hacerse bien cuando no interviene el factor estridente de la mala política.
Hoy la llamada joya centroamericana registra la tasa de letalidad más baja de América Latina, no hay contagios comunitarios y los casos de infectados diarios se mantienen debajo de diez.
La clave de la atención a la pandemia debe explicarse antes que nada en su andamiaje institucional del sector salud, ya que el sistema de salud universal alcanza la atención del 95 por ciento de su población y fue por ello que reaccionó inmediatamente ante la crisis que venía.
Antes del primer caso en el país y ante la amenaza real de que el virus llegara a transformarse de epidemia a pandemia, creó un centro especializado para personas con covid 19 con todos los equipos, personal capacitado y los insumos necesarios.
Crearon un centro de distribución que operó vía telefónica o por mensajería para atender desde temas de salud, nutrición y hasta entrega de medicamentos.
A los pacientes positivos se decretaba su aislamiento por 14 días con seguimiento vía telefónica o presencial de parte de un equipo médico y el gobierno habilitó una aplicación para los teléfonos celulares con el fin de monitorear casos sospechosos, medir niveles de riesgo y dar seguimiento a los contactos.
Otros aspectos relevantes lo constituyen que el secretario de salud es un reconocido epidemiólogo, que cuenta con un Sistema Nacional para la Gestión de Riesgo y que activó desde el primer día de la pandemia el Centro de Operaciones de Emergencia.
Para que no hubiera confusiones, el gobierno costarricense definió a los responsables de atender la crisis sanitaria con un solo mando para dictar las recomendaciones para evitar contagios y detener la propagación (sin que hubiera voces que provocaran confusiones).
El estado modificó la operación de la Fábrica Nacional de Licores para que elaborara gel antibacterial y la oficina de correos se encargó de entregarlo a cada hogar. Las universidades elaboraron respiradores, el Instituto Nacional de Aprendizaje confeccionó ropa hospitalaria, el Ministerio del Trabajo apoyó con un programa para los desempleados, el congreso aprobó un plan de apoyo fiscal que incluyó exención de pagos y el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas desarrolló pruebas de diagnóstico.
Cientos de empresas y fundaciones se dedicaron a entregar alimentos para los más afectados con el cierre de empresas, mientras que los taxistas decidieron llevar gratuitamente a sus casas a los trabajadores de la salud, sin que se hubiera dado ataque alguno contra ellos.
Varias líneas de acción impulsó el gobierno para hacer frente a la pandemia que incluye por supuesto protección a la salud, atención a población excluida, apoyo a la recuperación económica, desarrollo sostenible y hasta alcanzaron a incluir la promoción de la cultura y el arte en hogares y comunidades.