Más allá de caer en especulaciones sobre si el asunto de la repentina, aunque para muchos quizá esperada caída de la moneda mexicana frente a la divisa del vecino país del norte, el dólar, es motivada, además de las causas globales, por una mala administración de la economía o causas internas del manejo de decisiones por parte de las autoridades federales actuales o asuntos que tienen que ver con el mercado interno, las presiones locales de los sectores productivos, hay que establecer que lo que se sabe hasta ahora es aquello que se ha difundido por fuentes confiables en voces de expertos publicadas en medios que tienen el soporte de estar especializados en temas de economía internacional y aquí podemos citar algunos, dejando para ulteriores momentos un análisis o revisión de las consecuencias más a fondo y de otras causas de orden interno.
De entrada habrá que mencionar que los efectos globales del coronavirus, la caída en la bolsas, la histórica devaluación de las monedas en la región, la baja en el precio de las materias primas, y ahora el desplome del petróleo, ha golpeado y generado caídas en no pocas de las más importantes economías del mundo.
Francisco Monaldi, experto en política energética latinoamericana y académico del Instituto Baker de la Universidad Rice, Estados Unidos, le dijo a BBC Mundo que «El pánico se está contagiando a todos los mercados», y es que los precios del crudo llegaron a caer hasta 30% -el mayor desplome en un día desde la Guerra del Golfo en 1991- luego que Arabia Saudita anunciara que aumentará su producción tras el colapso del acuerdo de recorte de bombeo de Rusia con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para estabilizar los mercados petroleros.
La desintegración de la OPEP+, el grupo compuesto por la OPEP, Rusia y otros países productores de petróleo, puso fin a más de tres años de cooperación en el mercado petrolero y marca el inicio de una «guerra de precios».
Tras el fracaso de las negociaciones, el quiebre de la alianza entre Riad y Moscú hizo que el crudo Brent cayera hasta US$31,5 por barril y el petróleo West Texas Intermediate (WTI) bajara a US$31,02.
El desplome petrolero se produce en medio de la crisis global provocada por el coronavirus, que ha hundido la demanda de crudo en el mundo y ha provocado históricas caídas en los principales mercados bursátiles.
Caídas tan gigantescas que los operadores calificaron esta jornada como un «lunes negro».
El peso mexicano no fue la excepción, hasta hace tres semanas, era la moneda estrella de los países emergentes y este lunes resultó ser “la más perdedora desde entonces”.
De acuerdo a expertos consultados por el portal de noticias Infobae, todo se debió a una venta masiva de pesos realizada por especuladores para cubrir las pérdidas de un número récord de contratos que apostaban a un alza de la divisa mexicana.
“En el argot financiero, el peso sufrió un «squeeze», explican los especialistas, que comenzó en febrero con el nerviosismo del mercado por el coronavirus, y que se vio exacerbado el domingo por la caída en los precios del petróleo.
La moneda mexicana cayó en la madrugada del lunes hasta un 14%, luego del desplome en los precios internacionales, del crudo, aunque después redujo las pérdidas a alrededor de un 4%, para cotizar alrededor de las 21 unidades por dólar.
«Ahora hay un gran squeeze en varias monedas, pero la situación en el peso se ve exacerbada por la iliquidez y el posicionamiento del mercado», dijo Sacha Tihanyi, subdirector de estrategia de mercados emergentes en TD Securities.
El peso mexicano es la moneda más líquida de Latinoamérica, lo que la vuelve altamente sensible a eventos externos, como la epidemia de coronavirus y la guerra del petróleo.
Un año atrás, Tihanyi advirtió en una nota de análisis que la gran cantidad de posiciones largas sobre el peso, es decir, los instrumentos que apostaban a una apreciación de la moneda, ponían a la moneda mexicana en una situación vulnerable.
Y es que hasta el 14 de febrero, cuando tocó su mejor nivel en 18 meses, el peso acumulaba una ganancia de poco más de 2% en 2020, a contracorriente de la mayoría las monedas emergentes.
El choque de volatilidad global provocó que inversionistas vendieran el peso y tomaran las utilidades obtenidas hasta ese momento para cubrir las pérdidas que tendrían en los instrumentos derivados.
El número de contratos largos, que incluyen futuros y opciones, alcanzaron un nivel sin precedentes a principios de este año, de poco más de 170,000, equivalentes a casi USD 5,000 millones, ante la expectativa de que las tasas de interés darían soporte al peso.
Hacia adelante, especialistas esperan que la moneda mexicana continúe débil y que las posiciones alcistas sobre el peso se reduzcan, aunque, afirman, la volatilidad continuará en las siguientes semanas.
“En las últimos quince días, el peso es la moneda (emergente) que más ha caído frente al dólar (…) Es demasiado pronto para declarar que la venta masiva de activos riesgosos ha finalizado”, dijo Jorge Gordillo, director de análisis de CI Banco.
Habrá que estar atentos ante esta nueva prueba para la economía mexicana y esperar que las autoridades federales logren contener el golpe y salir lo mejor librados posible, de este “lunes negro”.
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