La contaminación del suelo, aire y agua, así como la deforestación, son los principales daños ambientales derivados del consumo de tabaco en el mundo, consideró la experta del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gabriela Jiménez, con motivo del Día Mundial Sin Tabaco.
«La industria tabacalera es uno de los principales motivos de la deforestación mundial, ya que lo que necesitan es tirar árboles para crear un área donde se puedan sembrar plantas de tabaco, que necesitan muchos cuidados en el control de plagas. Necesitan muchos insecticidas que terminan destruyendo el suelo», expresó a Xinhua la investigadora mexicana.
Para elaborar 300 cigarrillos, dijo, es necesario talar ocho árboles, lo cual significa «una pérdida impresionante para el medio ambiente debido a que estos producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles».
La Asamblea Mundial de la Salud instruyó el Día Mundial Sin Tabaco en 1987 para llamar la atención hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Los productores de tabaco construyen además una especie de «graneros» donde se realiza todo el proceso de seca y molienda de las hojas, además de que «para poder construir estas áreas de secado se talan decenas de árboles».
El suelo fértil, que es un micro mundo lleno de micro plantas, se destruye cuando se realizan estos procesos para obtener una cajetilla de cigarros y no se fertiliza nuevamente cuando se deja de utilizar.
«Ninguna siembra vale la pena si para ello se tienen que talar decenas de árboles en bosques y selvas», expresó la experta del Instituto de Ecología de la UNAM al referirse a la deforestación, fenómeno que también aumenta el llamado «efecto invernadero».
Se estima que los fumadores producen más de 225.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año, la misma cantidad que generan 12.000 vehículos.
La combustión de cigarrillo es uno de los principales factores que genera la contaminación del aire que respira el ser humano y emite partículas dañinas para la salud, mismas que además afectan la capa de ozono.
«Se sabe que el humo de tabaco contiene más de 7.000 sustancias que son dañinas para el ser humano, incluyendo el monóxido de carbono», dijo la experta.
Los suelos donde se cultiva tabaco también registran de manera frecuente fumigación con metilbromuro, un químico que afecta la capa de ozono.
De acuerdo con Jiménez, uno de los problemas que afecta de forma grave la flora, la fauna y el agua de los mares en el mundo, es el desecho de millones de colillas de cigarrillos, mismas que por lo general son tiradas al piso.
«Cuando llueve son arrastradas (las colillas) a las alcantarillas y de ahí pasan a contaminar fuentes de agua como ríos, lagos y mares», señaló la entrevistada.
Peces y otros animales marinos también pueden confundir las colillas con comida, lo que muchas veces provoca su muerte y altera el ciclo ecológico.
«Los fumadores bien podrían poner su granito de arena recolectando las colillas», expresó Jiménez, al comentar que debe evitarse que se tiren al suelo.
Las colillas pueden tardar en degradarse hasta 500 años porque son artificiales de forma total y los filtros de las colillas son muy complicados de degradar y terminan en los océanos, por lo que el daño que causan es «terrible».
Ante este panorama, la especialista en ecología recomendó a los gobiernos que apoyen a los cultivadores de tabaco a optar por medios de subsistencia más sostenibles, con el fin de reducir los efectos medioambientales de cultivo.
Jiménez aconsejó a la población realizar pequeñas acciones que beneficien al medio ambiente y que se repliquen en todas partes del mundo, además de invitar a los fumadores a reflexionar sobre los daños que provoca el consumo de tabaco.