Los vientos de cambio soplan sobre los sectores empresarial y sindical.
Y es que salvo muy contadas excepciones (UCMA, Canaco, CMIC, por citar algunos ejemplos), en la arena industrial y comercial de Jalisco tendrá que vivirse un periodo de reflexión y renovación, ello derivado de la presencia de cámaras y organismos que carecen de una representatividad real, ya que se extraviaron en el camino de la ficción y los apetitos egocéntricos.
La aparición hace días del Consejo Estatal de Empresarios de Jalisco (CEEJ), integrado por más de 200 micros, pequeños, medianos y grandes mujeres y hombres de empresa, dejó en claro que estamos ante una nueva ecuación productiva.
Al tener como premisa la creación de una amplia red de negocios que fomentará un nuevo modo de convivencia y participación entre sus socios y asociados, su membresía aumenta día con día; así, bajo el mandato de estatutos que impiden simulaciones, intervenciones o férreos controles de actores de baja ralea o de agentes del poder público, el CEEJ se blindó para evitar la incursión de advenedizos y de personajes acomplejados, a fin de dar entrada a la democracia, la equidad y la autosuficiencia financiera.
Pero si en el campo empresarial de Jalisco se vivirán interesantes momentos deliberativos y de adaptación, en el plano sindical la cosa también se pondrá bastante interesante.
Al momento en que redacto esta columna, Pedro Haces Barba, dirigente nacional de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), estará a horas de tomar protesta de los secretarios generales de cada una de las entidades federativas de México (martes 4 de diciembre).
Justo en la explanada del Senado de la República, este líder impulsará un nuevo tipo de sindicalismo en el país, en cuya plataforma se levantarán dos columnas fundamentales: transparencia y democracia.
En Jalisco, el dirigente de CATEM será un ex líder priista de amplio reconocimiento por su solvencia ética en los asuntos públicos; y en virtud de que no estoy autorizado para hacerlo del conocimiento por esta vía, lo que sí puedo adelantar es que su sola presencia garantizará la adhesión de muchas organizaciones públicas y privadas que ya no están dispuestas a aceptar un manejo discrecional de las cuotas que aportan sus colaboradores. Por lo pronto, de acuerdo a mi fuente, hay una lista de al menos 28 sindicatos que esperan, con paciencia y emoción, su desprendimiento del corporativismo para unirse a esta nueva Confederación.
En lo personal hago votos para que en nuestro Estado vivamos esta experiencia con madurez y concordia. Por lo pronto ya hay voces en ambos sectores que, con un tono modulado y sereno, admiten el reto de adaptarse a los vientos que exhalan.
Es por lo anterior que las señales de cambio son alentadoras. Sólo quien no desea abrir los ojos a esta realidad no podrá comprender que se avecina un ciclo renovador, en el que como toda nueva etapa, incluye riesgos, pero sin duda, también desafíos y victorias.