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Carlos Lomelí, el otro ganador

 

Todo indica que López Obrador triunfará también en Jalisco. Sus visitas –cada vez más continuas- dejan una estela multitudinaria de esperanza y optimismo. Como nunca en la historia de estas tierras, un abanderado del perfil de Andrés Manuel se enfila hacia la victoria electoral. Y aunque muy pocos medios tradicionales dan cuenta de los miles de votantes que se reúnen en torno al tabasqueño, es imposible ignorar  lo inevitable: en nuestra entidad, como en muchas otras partes del país, AMLO arrasará el próximo 1 de julio.

Ahora bien, seamos claros. Aunque todo apunta a que López Obrador conquistará la mayoría de los votos de la elección federal en el Estado, lo cierto es que la lucha en la arena local pinta de manera distinta.

Las pocas encuestas que hasta hoy conocemos, han sido consistentes en algunos datos. Primero, que Pedro Kumamoto se convertirá en senador de la República; segundo, que Enrique Alfaro parece caminar  cómodamente hacia Casa Jalisco; tercero, que MORENA está a punto de alcanzar el segundo lugar en las simpatías del gran elector; y cuarto, que el PRI podría sufrir una aplastante derrota en la mayoría de los municipios.

Ya han pasado dos semanas de campañas y la verdad es que en el ambiente proselitista no  se siente la emoción. Acaso, lo único que comienza a prender el ánimo de la gente, es la propuesta de Miguel Castro en el sentido de crear otra universidad pública, en abierta confrontación con la Benemérita Universidad de Guadalajara, cuyos principales líderes políticos, han consolidado una alianza coyuntural con Alfaro Ramírez. Más allá de eso, no existe nada.

Pero hay un elemento que debe incorporarse a las deliberaciones políticas de Jalisco. Si bien es cierto que el candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia, Carlos Lomelí, no figura –aún- como un serio adversario para disputarle a Movimiento Ciudadano la gubernatura, la realidad es que, de seguro, será el otro vencedor de esta contienda.

Por alguna razón que me cuesta entender, nadie ha volteado a ver el poderío político que significan de las delegaciones federales, las diputaciones en la cámara baja y el congreso estatal, así como las regidurías en los ayuntamientos.

En el supuesto de que Lomelí Bolaños no logre ascender al primer sitio para convertirse en el titular del poder ejecutivo, de cualquier modo será un factor fundamental para la gobernabilidad en Jalisco. Me atrevo a afirmar, que hasta podría poner en jaque al próximo gobernador si así se lo propusiera.

Andrés Manuel no sólo estima a Carlos Lomelí, sino que además le tiene profunda confianza. Es casi un hecho que el abanderado morenista intervendrá de forma directa en la designación de los delegados federales en la entidad; y más aún, será el eje por el que pasen las decisiones clave del  ejecutivo federal.

López Obrador ya declaró a los cuatro vientos que no quiere entenderse con Alfaro en caso de que éste se convierta en gobernador. Y por encima de lo cuestionable que resulta esto, lo importante es saber que si los pronósticos se cumplen, Carlos Lomelí es el único de los siete candidatos que aspiran gobernar Jalisco, que de perder, también ganaría. O se incorpora al gabinete federal, o se convierte en el brazo derecho de Andrés Manuel en la entidad.

Lo sé, se dice que en política como en el béisbol, “esto no se acaba hasta que se acaba.” Sin embargo, en el mundo de las estadísticas y las probabilidades, lo único que sabemos por ahora, es que Carlos Lomelí será el otro ganador en el juego del poder.

• Paralelo Veinte

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