En unos días más tendrá lugar una crucial elección en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) delegación Jalisco, ya que chocarán dos corrientes que conviven en el seno del organismo.
Por un lado el candidato Luis Méndez Jalet, impulsado por el grupo empresarial que controla la cámara desde hace por lo menos 18 años; por el otro, el proyecto de Alfredo Flores, respaldado por varios constructores que están cansados de la imposición y la falta de espacios del grupo dominante en el mundo de la construcción en la entidad.
La CMIC en Jalisco es un organismo que ha venido a la baja en los últimos años y que al menos en una década ha sufrido la deserción de más de la mitad de sus afiliados.
En los primeros años del nuevo siglo, la cámara llegó a aglutinar a unos mil 200 miembros, pero las viciadas prácticas de quienes controlan el organismo, motivaron que apenas sobreviva con 540 integrantes.
Las quejas frecuentes de los asociados, es por la cada vez menos representatividad que tiene en el mundo empresarial en el estado, rebasados por la poderosa Cámara de Comercio y el Consejo de Cámaras Industriales, quienes obtienen posiciones de privilegio en el ámbito político con los gobernantes en turno.
La CMIC al contrario, tiene cada vez menos fuerza interna y pierde el liderazgo en casa que le permitiría mantener una posición de firmeza frente a la autoridad desde el municipio, el estado y la federación.
Un buen botón de muestra de la poca o nula fuerza que la cámara ostenta ante las autoridades jaliscienses, es la obra de la línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, la más importante inversión de la historia con más de 20 mil millones de pesos, cuyos principales contratos fueron asignados a empresas fuera de la entidad.
Aunque se trata de una obra con mayoría de presupuesto federal, llama la atención que la cámara no elevara la voz para reclamar su derecho de piso, sobre todo cuando el dirigente nacional de la CMIC, Gustavo Arballo, es de Jalisco.
Pese a todo, el jugoso pastel de obra pública estatal y municipal que ronda anualmente entre los tres mil y cinco mil millones de pesos, es repartido discrecionalmente por quienes controlan la cámara y no dan oportunidad a los demás empresarios de la construcción.
Por si fuera poco, la cámara ha sido incapaz de defender los paquetes de obras en condiciones de competitividad que permitan respirar a las empresas. Por esto, admiten que los precios sean castigados y ante ello los constructores realizan obras de menor calidad para salir al paso en las utilidades, como me confió un constructor mediante un correo electrónico.
Tampoco la CMIC ha conseguido mejores condiciones de pago y aceptan financiar las obras sin anticipos y con prolongados plazos para que los gobiernos cubran los pagos, lo que mantiene a algunos constructores al borde de la quiebra.
Los empresarios inconformes con la actual dirigencia, esperarían contar con una cámara que recupere la dignidad, que realmente represente a los afiliados, que los oriente y defienda ante el Seguro Social, ante la carga de impuestos y las presiones del gobierno.
La elección de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción delegación Jalisco, se realizará el lunes 13 de febrero. Los miembros con más de diez años de antigüedad tienen derecho a cuatro votos, los de cinco años, dos votos y los de uno a cinco años, un solo voto.
En la palestra están ahora dos proyectos: el que promueven con Alfredo Flores, un grupo de constructores que aunque están hartos mantienen su actitud institucional; o el de Luis Méndez, impulsado por quienes controlan una cámara que por el momento tiene cimientos de cartón.