Como si al otro lado de nuestra frontera norte importara la opinión injerencista del presidente mexicano en torno a lo que sucede en el caso del ex mandatario estadounidense Donald Trump, Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO) ha dado a conocer su postura en la Mañanera de este miércoles; “No estoy de acuerdo con lo que le están haciendo”, indicó. Y como él siempre tiene que ser protagonista en todos los temas, afirmó ve similitudes entre lo que le sucedió a él y lo que le está ocurriendo al polémico magnate.
Trump fue imputado el martes por 34 cargos relacionados con un pago secreto de 130.000 dólares, realizado en 2016 para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels sobre una aventura extramatrimonial con el magnate; acusaciones que ha rechazado el expresidente argumentando la tesis de la “interferencia electoral”, en referencia a sus aspiraciones de ser candidato en 2024. Y es en esta parte en la que AMLO encuentra algún parecido con lo que le ocurrió a él:
“Es que yo ya lo padecí, que me desaforaron porque no querían que yo apareciera en la boleta como candidato a la presidencia, ese era el fondo de todo”, dijo.
El presidente se remontó a un caso que tuvo lugar entre los años 2004 y 2005, cuando él era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Entonces fue sometido a un juicio de desafuero, por desacatar una resolución judicial y violar un amparo dictado por un juez en favor del predio El Encino. López Obrador siempre ha utilizado este evento para acusar la corrupción política de la que fue víctima.
“Que el pueblo decida”, defendió el presidente. “No hay que tenerle miedo al pueblo, hay que tenerle confianza. No hay que impedirle a nadie que participe”, sostuvo.
López Obrador reconoció no saber si Trump cometió algún delito, pero aseguró que eso no le corresponde y que lo que está sucediendo es una “degradación de la seriedad que deben tener las leyes, el respeto que se tiene que tener por la legalidad, no utilizar las leyes, no fabricar delitos para afectar adversarios”.
“El caso al que tanto se refiere el presidente comenzó en el año 2000, cuando la entonces jefa de Gobierno Rosario Robles, expropió algunos terrenos en Santa Fe, con el fin de crear vías de comunicación y otros servicios. Sin embargo, el propietario del terreno El Encino se amparó, alegando que se estaban vulnerando sus derechos. Las obras continuaron cuando ya estaba López Obrador, que gobernó la ciudad entre el 2000 y el 2005. En 2003, un juez ordenó la cancelación de la obra y pidió a la Procuraduría General de la República (antigua Fiscalía General) que atrajera el caso para pedir el desafuero de López Obrador.
Esto originó el escándalo que el mandatario todavía utiliza para hacer política. En aquel momento y para defenderse del ataque que el decía estar sufriendo, López Obrador convocó a una marcha el 24 de abril del 2005 en la que 1,2 millones de personas caminaron las calles de la capital del país al grito de “No al desafuero de López Obrador”. El 4 de mayo la PGR determinó no ejercer acción penal en contra del mandatario. El caso consiguió atraer mucha atención mediática que López Obrador supo utilizar a su favor. Poco después de que se zanjara el tema del desafuero, el ahora presidente emprendió un recorrido por el país en el que sería su primer intento de acceder a la Presidencia de la República”(EL PAÍS/05/04/23).
En tanto, como ya lo mencioné, Donald Trump, quien se ha declarado “no culpable”, está acusado de 34 delitos graves de falsificación de documentos comerciales en virtud del artículo 175 de la Ley Penal de Nueva York.
La falsificación de registros empresariales es un delito grave en Nueva York cuando hay “intención de defraudar”, que incluye la intención de “cometer otro delito o de ayudar a cometer u ocultar” un delito. En este caso, los fiscales tendrán que demostrar que Trump es culpable de mantener registros comerciales falsos con la intención de ocultar un pago de 130.000 dólares en los días previos a las elecciones de 2016 a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels para encubrir una supuesta aventura de 2006.
El fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, dijo en una rueda de prensa tras la vista judicial que el supuesto plan pretendía encubrir violaciones de la ley electoral de Nueva York, que tipifica como delito conspirar para promocionar ilegalmente a un candidato. Bragg también dijo que el pago de 130.000 dólares superaba el límite máximo de contribución a la campaña federal.
Según la legislación neoyorquina, la mayoría de los delitos no violentos deben imputarse en los cinco años siguientes a la presunta conducta indebida. Pero los expertos legales dicen que el reloj de la prescripción podría detenerse en determinadas circunstancias, incluso durante el período en que un acusado se muda fuera del estado.
Cabe aclarar que eso no quiere decir que Trump esté acusado de 34 delitos diferentes, es solo que la acusación enumera 34 delitos graves en virtud de la misma ley de Nueva York. Cada cargo representa una instancia separada de presunta mala conducta, pero no un tipo diferente de delito.
Por ello, el documento señala 34 veces la falsificación de documentos comerciales, pero apunta a varias fechas, siendo la primera el 14 de abril de 2017 y la última el 5 de diciembre del mismo año.
Daniels fue pagada por el entonces abogado de Trump Michael Cohen, quien fue reembolsado por Trump después de las elecciones. La acusación detalla entradas falsas en el libro mayor de la Organización Trump y cheques pagados a Cohen en 2017 que, según los fiscales, se registraron falsamente como pagos por servicios legales.
Si llegase a ser declarado culpable del cargo de delito grave de fraude contable, Trump enfrentaría hasta cuatro años de prisión por cada cargo. El juez podría imponer penas consecutivas, lo que significa que Trump tendría que cumplirlas una tras otra.
Sin embargo, el cargo no conlleva una pena de prisión obligatoria. Aunque fuera declarado culpable de todos los cargos, no tendría por qué ir necesariamente a la cárcel. Como delincuente por primera vez sin antecedentes penales, dicen los expertos legales, es incierto si el ex presidente y candidato a la Casa Blanca en 2024 sería condenado a prisión en caso de ser declarado culpable.
Está claro pues que no existe tal similitud en el caso Trump con lo sucedido a López Obrador, por más que el presidente mexicano pretenda ser “el Niño del bautizo” en todos los temas.
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