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AMLO, más cómodo entre dictadores

“Quiero informarles que estamos considerando, si así lo considera este Grupo, reincorporarnos a los debates y empeños del G77”, expresó Alicia Bárcena, la nueva canciller mexicana en su intervención en La Habana a mediados del mes pasado y enfatizó la importancia de la cooperación Sur-Sur para abordar desafíos globales.

Las reacciones no se hicieron esperar:
“Mientras #México voltea hacia atrás y reingresa al G77, el resto del mundo va hacia adelante, sin México”, escribió en Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, a través de su cuenta de la red social X.

Lo anterior viene a cuento, luego de que el gobierno mexicano ha venido tomando decisiones bastante controversiales por más que la canciller mexicana Alicia Bárcena intente argumentar sobre los motivos por los que nuestro país pidió reincorporarse al G77+China, después de haberse retirado del citado Grupo en 1994, es decir, hace 27 años.

La razón más evidente es que el presidente Andrés Manuel López Obrador prefiere codearse con sus amigos dictadores o en vías de serlo, así como de líderes de países tercermundistas y fracasados donde parece sentirse más cómodo, mientras rechaza asistir a convenciones y cumbres que reúnen a los presidentes y Jefes de Estado más encumbrados en el mundo, pues no hay que olvidar que en días pasados declinó asistir al G-20, mientras se reunía en Sudamérica con sus homólogos de Colombia y Chile, y en su representación acudía a la cita en Nueva Dheli la Secretaria de Economía, la funcionaria que se distinguió y fue nota mundial no por sus planteamientos ni alocuciones sino por calzar zapatos crocks durante la recepción de bienvenida que le preparó el país anfitrión a su arribo a la capital de la India.

Alicia Bárcena, anunció el interés de México de reincorporarse a “los debates y los empeños” del Grupo de los 77 y China al intervenir en la primera jornada de la Cumbre del G77+China.
El objetivo, dijo, es contribuir a “conformar un mundo nuevo”, promover la cooperación Sur-Sur para enfrentar retos como el cambio climático y combatir las actuales asimetrías económicas y sociales en el mundo.

La secretaria de Relaciones Exteriores de México aseguró que mecanismos como el G77+China tienen un papel fundamental para “encontrar fuentes de desarrollo y no de guerra”.
De igual manera, Bárcena pidió ampliar la colaboración internacional en el intercambio científico y entre las universidades.

El Grupo de los 77 y China aprobaron por aclamación la reincorporación plena de México a este foro.

La decisión del G77+China fue anunciada por el Gobierno cubano en la cumbre que celebró este foro en La Habana, después de que todos sus miembros suscribieran unánimemente una declaración separada del texto de conclusiones que cierra la cita.

“El G77, o Grupo de los 77, es una organización intergubernamental que agrupa a la mayoría de países en desarrollo del hemisferio sur. Fue creado al término de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) de 1964, para promover los intereses económicos colectivos de los 77 miembros fundadores. Esos países formaban parte del Movimiento de Países No Alineados, un foro que agrupaba a los países en desarrollo que no se alineaban con ninguna de las dos potencias en la Guerra Fría. Tras la entrada de Sudán del Sur, el G77 cuenta con 134 miembros, aunque mantiene su nombre por cuestiones históricas. Es actualmente el mayor grupo negociador de países dentro de la ONU y uno de los principales ejemplos de cooperación entre el Sur global.

El logro principal del G77 ha sido mantenerse unido durante cinco décadas, usando el multilateralismo para alinear los intereses económicos de sus miembros. Es una organización compleja e incluye a países muy diferentes, desde miembros de la OCDE —conocido como “el club de los ricos- como Chile y Colombia, a grandes economías, como Brasil y China. Este último es considerado miembro oficial, aunque Pekín no se considera integrante, sino que participa y colabora con el G77 de forma externa. Por ello, muchas veces se nombra a la organización como “Grupo de los 77 más China”.

El G77 también tiene una segunda función: ser un contrapeso al G7, que agrupa a Estados Unidos, Japón, Alemania, el Reino Unido, Italia, Francia y Canadá. Aunque estos países suponen el 10% de la población—frente al 80% del G77—, suman más del 46% del PIB mundial e incluyen a tres países con asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, el G77 ha logrado impulsar los intereses comerciales y económicos de los países en desarrollo frente a los de las economías desarrolladas. En buena medida porque al estar compuesto por 134 países tiene una amplia mayoría en la Asamblea General de la ONU, lo que le otorga un gran potencial negociador.

El G77: más valor simbólico que medidas concretas
A pesar de que el G77 haya impulsado asociaciones, diálogo y cooperación multilateral, muchos acuerdos acaban siendo simbólicos y no se llevan a la práctica. Un problema es la disparidad del tamaño e intereses económicos entre países, que en ocasiones diluyen su capacidad de poner en marcha medidas concretas. Otro problema es que varios países del G77 pertenecen al G20, un foro que pretende fomentar la cooperación entre las principales economías desarrolladas y emergentes del mundo. Esto debilita la idea del G77 de unificar al Sur global y fomentar sus intereses frente al Norte, ya que los países que participan en ambos grupos tienen un mayor interés en conciliar ambos intereses. Como son las economías de mayor peso dentro del G77, esto limita la capacidad de la organización de avanzar medidas que favorezcan al Sur.(EOM).

México, país fundador del G77+China, abandonó el grupo en 1994, después de acceder a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Actualmente, era el único país de América Latina que no estaba presente en el G77+China.

La cumbre del G77+China de La Habana congregó a presidentes como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro y el venezolano Nicolás Maduro, además de al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

Ahí queda pues el tema del regreso de México a este cuestionado Grupo. Las verdaderas razones de su reincorporación pueden ser muchas y con seguridad no son las que hemos escuchado de la cancillería. Ahora bien, suponiendo sin conceder que existiese una inclinación genuina, igualmente resulta extraño que López Obrador muestre un supino interés por pertenecer y acudir a estas convenciones y rechace y se niegue a estar presente en el G7, en el G-20 y por quinto año consecutivo a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La tendencia de conducir al país hacia el pasado es una característica distintiva del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en lo que va de su sexenio ha detenido el pujante avance con que tomó las riendas de México en 2018. En ello radica su Cuarta Transformación.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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