Es de esperar que este miércoles y jueves resulten de alto interés para elucubrar sobre el devenir en el tema político y económico de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América del Norte, en el marco de la reunión bilateral que sostendrán los presidentes Andrés Manuel López Obrador AMLO y Donald Trump, de manera respectiva, con el pretexto de celebrar la puesta en marcha el pasado 1 de julio del Tratado entre México- Estados Unidos y Canadá (T-MEC). A dicha reunión rechazó asistir el primer ministro canadiense Justin Trudeau, y solo se concretó a desear éxito al presidente mexicano en su visita a Washington, como si anticipase que López se meterá a la cueva del lobo.
Esta será para AMLO su primer visita de Estado desde que asumió como presidente de México, por lo que ha atraído los reflectores en más de un sentido, ya que es amplia la expectativa que ha despertado este encuentro con el presidente Trump, a quien no pocos consideran un enemigo de nuestro país por los constantes improperios, humillaciones y actos en que atenta contra los mexicanos.
De hecho, de ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos de América del Norte, e incluso en otras latitudes se dejaron escuchar voces que suplicaban no se llevase a cabo la reunión entre los dos mandatarios.
Del lado del vecino país del norte, fueron legisladores de la Liga de Congresistas Hispanos quienes denunciaron en Washington la «politización» de las relaciones entre Estados Unidos y México y urgieron al presidente Donald Trump a cancelar su encuentro con su homólogo mexicano.
Congresistas demócratas denunciaron en una carta para Trump que el mandatario recibiese a López Obrador en un momento en que el Congreso no está en sesión y lo señalaron como «un intento flagrante de politizar» el vínculo con México.
«Lo instamos encarecidamente a que reconsidere esta reunión y la cancele», suplicaron los firmantes de la carta entre quienes aparecían el presidente de la Liga de Congresistas Hispanos, Joaquin Castro, así como las representantes Verónica Escobar y Alexandria Ocasio-Cortez.
En tanto, de este lado de la frontera, Arturo Sarukhan, ex embajador de México en Estados Unidos, aseveró que la reactivación de la visita del mandatario mexicano a Washington era un “error colosal”, tanto política, electoral, diplomática y estratégicamente a largo plazo para la relación bilateral con el país vecino del norte y la sociedad estadounidense.
A través de su cuenta en Twitter escribió: “Sobre todo después de que ya lo había descartado y ayer Trump lo revive desde Arizona cacareándolo. A Trump solo le interesa usar al presidente mexicano como un accesorio de teatro a la luz de las elecciones’. “Para sectores muy amplios de la sociedad estadounidense, visitar a Trump en momentos en que se vive la mayor convulsión social e ideológica en la vida del país en 50 años, crisis a la que Trump solo le ha echado gasolina, se interpretará por muchos aquí como un espaldarazo al mandatario más polarizante en la vida moderna de EU”.
Por separado, en declaraciones al diario Reforma, Andrés Rozental, embajador emérito de México, advirtió: “El señor Trump utilizará esa presencia como utilizó la invitación que Peña Nieto le hizo para sus propósitos políticos. Él quiere que vaya López Obrador porque quiere decirle a los mexicanoamericanos: ‘ya ven, yo soy muy amigo del presidente de México’, y eso va a ser un tema de campaña de él”.
“Los demócratas lo van a ver mal, gane o no gane Biden, los demócratas en el Congreso y los gobernadores demócratas lo verán como un acto de apoyo político a Trump y eso sería un grave error. Afecta relaciones locales en el caso de los gobernadores, pero afecta también la relación con el Congreso, sobre todo cuando lleguen temas de interés para México a la Cámara Baja, donde los demócratas tienen la mayoría”, explicó.
El diplomático insistió en que el presidente López Obrador siempre ha hablado de la no intervención en los asuntos internos de los países como uno de los ejes de la política exterior mexicana y de su gobierno. “Esto sería una intervención porque así sería vista. Él ya lo había dicho. Había dicho que no creía ir, por lo de la pandemia”.
El experimentado político mexicano Agustín Gutiérrez Canet, quien mantiene una relación de cercanía con López Obrador con quien trata temas de política exterior, y es tío de la señora Beatriz Gutierrez Müller, también advirtió en una columna periodística que el viaje presidencial a Washington era un error político y que podría generarle un alto costo al Gobierno mexicano, opinión en la que se dijo coincidía su esposa, Martha Bárcena, embajadora de México en los Estados Unidos.
A las voces que reprocharon al mandatario azteca la visita, se sumó el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, quien por medio de un video con una duración de 5 minutos, le lanzó una fuerte crítica y le planteó actuar con dignidad frente a Donald Trump, al tiempo que le pidió considerar que su viaje a Washington podría contribuir a la reelección de “uno de los peores presidentes de la historia de los Estados Unidos”.
Los medios internacionales se expresaron en el mismo sentido. En su columna para el New York Times, el periodista Jorge Ramos, pidió al presidente López Obrador suspender la visita a su homólogo Donald Trump, quien alertó, podría usarlo como estrategia para ganarse el voto latino.
El periodista señaló que el viaje tendría una suerte de propaganda a favor de Trump, quien a diferencia de las elecciones pasadas, disminuyó su popularidad entre el voto de los latinos (en 2016 tenía el 29% y ahora solo tiene el 21 por ciento, de acuerdo a una reciente encuesta de Latino Decisions) y sin ese sector, estaría en riesgo de dejar la Casa Blanca.
Por ello, el mandatario mexicano, quien alguna vez lo llamó racista debería desistir en esta ocasión. Pues señala que tampoco favorece su imagen y en menor medida la de los mexicanos.
El semanario inglés The Economist no se quedó atrás y en su última edición impresa, publicó que “no queda claro qué es lo que AMLO pueda obtener de esta reunión excepto millas de viajero frecuente”, indicaron en un texto titulado “Los dos amigos”.
“Una reunión entre los presidentes mexicano y estadounidense normalmente impulsa una relación que es vital para los dos países, especialmente en las áreas de comercio, migración y crimen”, indicaron. “Es improbable que el encuentro entre Trump y AMLO consiga eso”, añadieron.
Pero habrá que decir que López Obrador no tuvo opción a rechazar la invitación del polémico inquilino de la Casa Blanca, a quien le debe por lo menos un par de favores, pues habrá que recordar que Donald Trump ayudó a AMLO en asuntos de gran relevancia para México; concretamente en el tema del petróleo cuando nuestro país rechazó recortar la producción de barriles que le exigía la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el presidente Trump ofreció su país haría un mayor recorte de barriles para apoyar la decisión del mandatario mexicano, en lo que fue una negociación aparte entre los dos presidentes.
También salió en respaldo de López cuando este le pidió ayuda para gestionar ventiladores para México en el marco de la emergencia causada por la pandemia de Covid-19. Trump se comprometió en abril a entregar un mil ventiladores mecánicos a México y el 5 de mayo pasado llegaron los primeros 211 aparatos.
Así las cosas, aún con todas esas voces que advirtieron del riesgo de la visita, AMLO no pudo decir “no”, y ahora solo queda esperar un milagro y que Trump lo trate con el respeto y cortesía que merece un Jefe de Estado.
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